POBLACION-CUBA: Camino a la jubilación

La vida de Cuba ha tenido que adaptarse década tras década al impacto de la generación que hoy ronda los 40 años y que para 2015 protagonizará lo que fuentes especializadas definen como ”el boom de las jubilaciones”.

Entre 1961 y 1968, nacieron alrededor de 250.000 personas cada año. Pero tras una nueva alza en 1971 y 1972, la fecundidad comenzó a descender y ya en la década del 90 el promedio anual rondó los 140.000 nacimientos.

En los próximos 10 años, los protagonistas de la mayor explosión demográfica de la historia de Cuba habrán empezado a envejecer.

”Primero el país tuvo que enfrentarse a la carencia de círculos infantiles y después hubo que preparar maestros de primaria en masa. Cuando llegaron a la Universidad las aulas no alcanzaban”, cuenta Silvia Alvarez, una historiadora retirada.

La solución para poder garantizar el derecho al estudio de todas las personas que así lo desearan fue ampliar las capacidades en los centros de educación superior y enviar miles de jóvenes a estudiar en los países que entonces formaban el desaparecido en 1991 bloque socialista europeo y la Unión Soviética.

A mediados de los años 80, empezó a hablarse del exceso de profesionales, la escasez de mano de obra en puestos directamente vinculados a la producción y, por ende, la necesidad de hacer más selectiva la entrada a las universidades.

Sin embargo, especialistas aseguran que nada de lo que ha venido pasando hasta ahora se equipara con el impacto que tendrá el envejecimiento y los lentos ritmos de crecimiento poblacional para el desarrollo de esta isla caribeña de régimen socialista.

”La llegada de los nacidos en los años 60 a la edad de jubilación deberá jugar un rol fundamental para determinar el comienzo del decrecimiento en términos absolutos de la población económicamente activa”, explicó Otilia Barros, directora del Centro de Estudios Demográficos (Cedem) de la Universidad de La Habana.

Conocido como transición demográfica, el proceso está marcado por el paso de altas a bajas tasas de fecundidad y mortalidad en una población determinada. En el caso de Cuba, incide también la presencia de un saldo migratorio negativo durante décadas.

Un estudio de Barros publicado por el Cedem asegura que entre 2000 y 2050 la población anciana podría incrementarse en más de un millón y medio y el peso de las personas mayores de 75 años crecerá de forma acelerada.

Con más de 14 por ciento de sus 11,2 millones de habitantes en edades superiores a 60 años al finalizar 2002, Cuba se encuentra entre los países más envejecidos de América Latina y el Caribe. En la región, sólo Uruguay presenta un envejecimiento más acentuado.

La cifra de personas de 60 años y más representará en 2010 el 18 por ciento de los cubanos y este país tendrá por primera vez en su historia más población de la tercera edad que infantil.

Proyecciones del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) indican que Cuba será para 2025 el país latinoamericano y caribeño más envejecido, con 25,9 por ciento de su población de 60 años o más, seguido de Barbados con 25,4 por ciento, Trinidad y Tobago con 20,5, Uruguay con 20 y Chile con 18,4 por ciento.

Para el UNFPA, las personas entre 40 y 59 años son ”adultos mayores en proceso de envejecimiento”, de los 60 a los 75 se encuentran en la tercera edad, y a partir de los 75 años en la cuarta.

Autoridades y especialistas cubanos coinciden en que el proceso impone una reestructuración profunda del actual sistema de salud, una ampliación importante de la seguridad social y una revisión de las actuales políticas y legislaciones vinculadas a los recursos humanos.

La edad de retiro, sin lugar a dudas, es uno de los temas más contradictorios. La legislación cubana establece, como una conquista social, la jubilación de las mujeres a los 55 años y de los hombres a los 60.

Si hace unos 10 años, en cualquier centro laboral se hablaba de la necesidad de la jubilación temprana para ”dar paso a las nuevas generaciones”, en poco tiempo el país necesitará aprovechar la capacidad de trabajo de las personas mayores.

Los pronósticos incluyen modificaciones en la edad de actividad económica de la población, particularmente femenina, una mayor incorporación al empleo de las personas de más de 55 años, y un cambio en las edades límites para cursar estudios universitarios.

Para Juan Carlos Albizu-Campos, especialista de la institución académica, lo ”más notable” del proceso de transición demográfica en Cuba es que ”se ha producido y culminado en ausencia de desarrollo”.

Cuba ”muestra que la ausencia de desarrollo no es un obstáculo infranqueable para la evolución demográfica”, pero, al mismo tiempo, ”que la persistencia del subdesarrollo impone límites para el avance ulterior”.

Sin embargo, añadió que ”no se concibe una población en la que la proporción de personas de 60 años y más crezca cada vez más rápido y tenga una elevada esperanza de vida y que todo ello no se haga acompañar igualmente de una elevada calidad de la supervivencia”.

Expertos calculan que sólo el desarrollo socio-económico y el pleno aprovechamiento de las capacidades creativas en recursos humanos altamente calificados en las últimas décadas permitirá a Cuba enfrentar el reto del envejecimiento poblacional.

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