El canto de las ballenas jorobadas en su tránsito de la Antártida a la costa colombiana del océano Pacífico se fundió con el de la mezzosoprano Martha Senn en la cantata de siete movimientos Pacificanto, estrenada a 35 metros bajo tierra.
Pacificanto, compuesta por el venezolano Huáscar Barradas, e interpretada al piano por el colombiano Pablo Arévalo, incorpora efectos videográficos del director teatral también colombiano Rolf Abderhalden, y está concebida como una metáfora vital del ser humano.
Para lograrlo, los creadores integraron diferentes ritmos afrolatinoamercianos con textos del premio Nobel de Literatura el chileno Pablo Neruda y del dramaturgo colombiano Nicolás Buenaventura.
Además se entrelazaron fragmentos en embera, waunana, awapict, y cuna, lenguas indígenas de la cuenca del Pacífico, conjugados con el sonido de caracolas y ocarinas, instrumento de viento de los habitantes precolombinos del Cuzco.
Todo, aunado a la percusión viva de las palpitaciones del corazón de las ballenas.
Este espectáculo congregó a más de 4.000 personas en cuatro sesiones realizadas entre el 27 y el 28 de septiembre en la Catedral de Sal de Zipaquirá, construida en cavernas que hace millones de años fueron lecho marino localizadas a unos 40 kilómetros al noroeste de Bogotá.
El resultado fue un episodio electroacústico en el que convergen los lenguajes del arte, la ciencia, la naturaleza y la tecnología, dijo Senn, cuyos latidos del corazón se amplificaron a la par con los de las ballenas, captados en vivo vía satélite desde el océano Pacífico.
La intención fue reproducir el ciclo de la creación musical y del canto que imita los sonidos de la naturaleza, al tiempo que los instrumentos pretenden cantar la voz humana, explicó la mezzosoprano nacida en suiza y colombiana por adopción.
Según Senn, el espectáculo hizo realidad un retorno virtual de las ballenas a su hábitat de hace millones de años, cuando lo que hoy es la cadena montañosa de los Andes estaba cubierta por el océano.
Yo quería mostrar que la ciencia y arte se pueden reunir para obtener productos armónicos, dijo a IPS Jorge Reynols, un ingeniero dedicado a la cardiología a quien hace tres años la idea del montaje colectivo le empezó a rondar la cabeza.
Reynols, pionero en investigaciones sobre el corazón de las ballenas como base para aplicaciones en humanos, inventó hace 45 años el marcapasos, estimulador eléctrico que regula las contracciones cardíacas, aplicado mundialmente a pacientes con arritmia.
La cantata Pacificanto, que en la etapa final empeñó la labor de más de 400 personas y el auspicio de 35 empresas estatales y privadas, tiene significados que trascienden lo artístico, apuntó el destacado investigador colombiano.
Creo que la ciencia, la tecnología y el arte muchas veces pueden lo que la política no: unir los países, sobre todo los limítrofes como Venezuela, comentó Reynols, quien además, expresó una satisfacción nacionalista: podemos mostrar que en Colombia no todo son malas noticias.
La sincronía de arte y ciencia y el despliegue tecnológico mostrado desde la Catedral de Sal de Zipaquirá, son prueba de que en este país podemos desarrollar tecnología de punta, en aparatos como electrocardiógrafos, ecocardiógrafos y fonocardiógrafos para el estudio de éstos animales maravillosos que viven hasta 120 años, añadió.
Cada año, por los meses de julio y agosto, las ballenas jorobadas recorren unos 8.000 kilómetros desde la Antártida hasta llegar a las aguas templadas de la costa colombiana del océno Pacífico, donde se aparean y dan sus crías. El retorno se produce entre septiembre y octubre.
Se calcula que en la actual temporada hay unos 250 ejemplares.
La temperatura del agua, de 14 a 16 grados, les resulta benéfica a los ballenatos nacidos en esta zona, pues, al no haber desarrollado todavía una capa de grasa protectora, no pueden soportar el frío de los mares del sur.
Para Reynols, la importancia del estudio de las ballenas está dada por el hecho de que es el mamífero más grande que ha existido y su evolución da muchas pistas sobre el comportamiento del corazón humano. Hace 19 años que este científico rastrea y registra el sonido de las ballenas jorobadas.
Existen alrededor de 450 especies de ballenas y las jorobadas son las cuartas en tamaño en una escala de arriba hacia abajo, siendo la mayor la ballena azul, que alcanza hasta 35 metros de largo y 200 toneladas de peso.
Reynols relata que el origen de las ballenas está en el misoniquis, el más grande de todos los dinosaurios de la prehistoria, que por efecto de los cataclismos en el proceso de conformación del planeta retornó al mar en busca de alimento.
En su evolución fue perdiendo el tren delantero de patas, y el tren trasero se convirtió en aletas hasta que, finalmente, sufrió gigantismo, conservando su corazón de mamífero.
Nuestro interés radica en que, al conocerlo y aprender de él, podemos aplicar esos conocimientos genéticos en beneficio del corazón del hombre, afirmó Reynols, quien orienta un equipo interdisciplinario de investigadores agrupados en el proyecto Seguimiento Corazón Vía Satélite.
El desarrollo de la tecnología de boyas marinas, que se emplea para detectar los cantos de las ballenas —sólo los machos emiten sonidos armónicos— durante el proceso de cortejo y apareamiento, se puede utilizar también para estudios de la química del mar, en aspectos como salinidad, corrientes y temperatura, explicó el científico a IPS.
El caso es que para comunicarse las ballenas buscan los canales permeables al sonido que se forman en el océano por temperatura, densidad y salinidad del agua, comentó.
La corriente fría de Humbold se vuelve como un río dentro del océano por el que se desplazan las manadas de ballenas, añadió.
Con el propósito de integrar arte y ciencia, los realizadores de Pacificanto, que no cobraron por su trabajo, añadieron uno más de carácter social.
El dinero recaudado por las entradas a los conciertos, cuyo precio osciló de 17 a 53 dólares, la transmisión por televisión, la venta de un libro memoria, y comercialización de versiones en disco y vídeo se destinará a fundaciones para niños y niñas con problemas del corazón y menores desplazados por la guerra.
Se estima que anualmente en Colombia nacen 5.000 niños con problemas cardíacos y que el conflicto armado interno ha obligado a 200.000 familias campesinas a abandonar sus tierras.