IRAQ: Los muertos no cuentan

Estados Unidos debería investigar la muerte de decenas de civiles iraquíes a manos de sus soldados, pero ni siquiera lleva registro del número de muertos, denunció este martes la organización Human Rights Watch (HRW).

El grupo de defensa de los derechos humanos con sede en Nueva York y Washington recabó lo que considera informes creíbles sobre 94 civiles muertos en Iraq por las fuerzas de ocupación estadounidenses, entre el 1 de mayo (fecha en que Estados Unidos dio por finalizada la guerra) y el 1 de octubre.

Todos los casos ameritan una investigación oficial, dice el informe de HRW, titulado ”Mentes y corazones: Víctimas civiles de posguerra en Bagdad a manos de las fuerzas de Estados Unidos”.

El informe deplora que el ejército estadounidense ni siquiera lleve estadísticas de las muertes de civiles. ”Tal actitud sugiere que las víctimas civiles no son motivo de preocupación”, señaló el grupo.

Hasta la fecha, los militares investigaron sólo cinco muertes de civiles. En cuatro de ellas, concluyeron que los soldados actuaron ”de acuerdo con las normas”.
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Una sexta investigación sobre la muerte de ocho policías iraquíes y un guardia jordano en la ciudad de Al-Faluja, el mes pasado, todavía está en curso.

”Es una tragedia que soldados estadounidenses hayan matado tantos civiles en Bagdad, pero es increíble que ni siquiera cuenten los muertos”, opinó Joe Stork, director interino de HRW en Medio Oriente y el norte de Africa.

”Siempre que las fuerzas estadounidenses maten a un civil iraquí en circunstancias dudosas, deben investigar el incidente”, exhortó.

El informe de 56 páginas está basado en más de 60 entrevistas a testigos, familiares de víctimas, observadores locales e internacionales y militares estadounidenses, además de registros policiales y artículos de prensa.

La presentación del informe este martes en Washington se realizó en momentos de creciente preocupación pública por la muerte casi diaria de soldados desde que el presidente George W. Bush dio por finalizados los combates, el 1 de mayo.

El número de soldados estadounidenses muertos en Iraq desde esa fecha asciende a 103. Fuentes militares dijeron que los ataques contra las fuerzas estadounidenses y británicas son cada vez más y mejor planificados.

Las fuerzas de ocupación están especialmente preocupadas por la propagación de la resistencia iraquí desde el llamado ”triángulo sunita”, en el centro de Iraq hasta áreas de mayoría chiita en el sur.

También les preocupa que la oposición se deba cada vez más al enojo por los abusos cometidos por los invasores y no a una supuesta lealtad al derrocado régimen de Saddam Hussein.

HRW concluyó que los militares estadounidenses responsables de la seguridad en Bagdad no atacan a civiles en forma deliberada, pero ”tampoco se esfuerzan por minimizar el daño a la población civil, como lo exige el derecho internacional”.

”Iraq es claramente un ambiente hostil para las tropas estadounidenses, que son blanco de ataques diarios”, pero esto ”no absuelve a los militares de su obligación de usar la fuerza de manera moderada, proporcionada y discriminada, y sólo cuando es estrictamente necesario”, subrayó la organización.

En cambio, la investigación reveló ”un modelo de tácticas demasiado agresivas, disparos indiscriminados en zonas residenciales y un rápido recurso a la fuerza letal”.

Las muertes de civiles tuvieron lugar en tres tipos de incidentes, según HRW.

Muchos civiles murieron en registros domiciliarios en busca de armas o miembros de la oposición. En casos de resistencia de los ocupantes de la casa, los soldados recurrieron a un uso excesivo de la fuerza y mataron a miembros de la familia, vecinos o simples peatones.

Los militares también mataron a numerosos civiles que se negaron a detenerse en puestos de control. Estos son cambiados de lugar constantemente y en algunos casos no están bien identificados, señaló HRW.

”La escasez de intérpretes árabes y la escasa comprensión de los gestos de los iraquíes causan confusión, con resultados a veces fatales”, dice el informe, y agrega que a veces los soldados gritan órdenes en inglés que los iraquíes no entienden, con sus armas en alto.

Asimismo, luego de ataques contra las fuerzas de ocupación o la explosión de bombas en algún camino, los soldados han disparado armas de grueso calibre en múltiples direcciones, provocando la muerte o heridas a civiles que pasaban cerca.

En cualquiera de las tres situaciones, muchos soldados se han comportado de manera arrogante y abusiva. Los iraquíes consideran especialmente insultante que los soldados cacheen a las mujeres y que pongan sus pies sobre la cabeza de los detenidos, acostados en el suelo.

Por otra parte, destacó HRW, muchos militares estadounidenses tratan con respeto a la población y se esfuerzan por entrenar a la policía iraquí, custodiar instalaciones y perseguir a los criminales.

Algunos expresaron frustración por el comportamiento arrogante de sus colegas. ”Lleva tiempo erradicar la cultura de Rambo”, dijo un oficial a HRW.

Los investigadores también concluyeron que la policía militar está mucho mejor entrenada para tareas de vigilancia y seguridad que unidades de combate como la 82 División Aerotransportada y la primera División Blindada.

”Los soldados deben sentir que deberán rendir cuentas si hacen un el uso indebido de la fuerza. Ahora, creen que pueden jalar el gatillo impunemente”, dijo Stork. (FIN/2003)

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