Cincuenta y ocho años después de que la bomba atómica redujera Hiroshima a escombros, el alcalde de esa ciudad japonesa, Tadatoshi Akiba, teme que el mundo está otra vez, y más que nunca, bajo la amenaza cierta de las armas nucleares.
La humanidad está tan acostumbrada al horror de las armas nucleares que los argumentos predominantes para su desarrollo y mantenimiento cambiaron de la clásica ”disuasión” al uso y hasta las ”opciones preventivas”, se lamentó Akiba.
Estados Unidos considera ahora su arsenal nuclear como ”algo que será usado”, dijo a IPS el alcalde de Hiroshima, que realiza una gira internacional que incluye India y Pakistán, los países de Asia meridional que poseen este tipo de armas.
El gobierno de Estados Unidos planea diseñar y fabricar un nuevo tipo de arma nuclear de bajo poder, pero capaz de atravesar la superficie de la Tierra, con el objetivo de destruir depósitos acorazados subterráneos en guerras.
Pero esos planes violan, según activistas y gobiernos, el Tratado de No Proliferación Nuclear de 1968, del que son parte otros países poseedores de estas armas, como China, Francia, Gran Bretaña y Rusia. Según organizaciones pacifistas, Estados Unidos posee 33.000 armas nucleares.
India y Pakistán, los países más poderosos de Asia meridional y rivales históricos entre sí, son las únicas potencias nucleares que no figuran entre los 190 firmantes de ese convenio ni del Tratado para la Prohibición Total de Pruebas Nucleares, a los que consideran discriminatorios.
Pakistán es un estrecho aliado de Estados Unidos en su ”guerra contra el terrorismo”, mientras India ha tratado en los últimos cinco años de gobierno, encabezado por el partido hinduista de derecha Bharatiya Janata, vincularse militarmente con Washington, e incluso con Israel.
”Estados Unidos y otras potencias nucleares no tomaron acciones claras para abolir las armas nucleares en India y en Pakistán, y ahora la posesión de esos artefactos se hace intolerable por la tensión crónica entre los dos países”, dijo Akiba.
El alcalde de Hiroshima encabeza la denominada Campaña Mundial por la Prohibición de las Armas Nucleares.
Akiba no pudo reunirse con el primer ministro de India, Atal Bihari Vajpayee, pero le urgió a él y al presidente pakistaní Pervez Musharraf a visitar Hiroshima y Nagasaki, las dos ciudades arrasadas por la bomba atómica en 1945, para que ”vean con sus propios ojos que las armas nucleares deparan a la humanidad”.
El lunes 6 de agosto de 1945, una bomba atómica apodada ”Little Boy” fue arrojada desde el avión bombardero B-29 ”Enola Gay” sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Tres días después, otra bomba aun mayor, llamada ”Fat Man”, explotó sobre la ciudad de Nagasaki.
Unas 215.000 personas murieron a causa de las bombas en el año transcurrido desde su lanzamiento, y miles más fallecerían como consecuencia de la radiación en los años siguientes, según la organización A-Bomb WWW Proyect, con sede en Hiroshima.
Japón se apresuró a rendirse, lo cual marcó el fin de la segunda guerra mundial (1939-1945).
”Urjo al presidente (pakistaní) Pervez Musharraf y al primer ministro (indio) Atal Bihari Vajpayee, en los términos más enérgicos, a eliminar de sus países estas armas ilegales, inhumanas y perversas”, agregó.
Akiba no logró entrevistarse con miembros del gobierno de India. Una reunión con el habitualmente accesible ministro de Defensa George Fernandes se canceló a último momento. Los contactos del alcalde japonés se limitaron a miembros de la comunidad académica en la Universidad Jawaharlal Nehru.
Akiba espera poder entrevistarse en Pakistán a fines de mes con el primer ministro Zafarullah Khan Jamali, y tal vez con el propio Musharraf.
Cuando India y Pakistán declararon abierta su su carrera armamentista nuclear en 1998, cuando realizaron sucesivas pruebas con bombas atómicas, hubo muestras populares de júbilo en ambos países.
Lejos de actuar como disuasivos, la posesión de arsenales nucleares pareció alimentar la guerra no declarada en Kargil en 1999, así como la crisis de 2002, cuando Musharraf y Vajpayee se declararon dispuestos a echar mano a sus armas más peligrosas.
Akiba dijo no poder comprender cómo los líderes de India y de Pakistán pueden referirse a las armas nucleares como garantías de paz.
”Una vez que se deja caer la bomba, no tiene sentido hablar de conceptos académicos como 'disuasión' o 'sombrilla nuclear'. Si quieren saber la verdad sobre las armas nucleares, vengan a Hiroshima y hablen con los sobrevivientes, con los 'hibakusha', mientras quede tiempo”, indicó Akiba en su mensaje a Vajpayee y Musharraf.