La Comisión Interamericana de Derechos Humanos condenó “enérgicamente” la violencia en Bolivia y “recordó” al gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada su deber de respetar los derechos humanos en su accionar para restablecer el orden público. Esta comisión de la Organización de Estados Americanos se convirtió así en el primer organismo oficial en urgir al gobierno boliviano a refrenarse en el uso de la violencia para el control de las manifestaciones que reclaman su renuncia.