Es necesario adaptarse al cambio climático, que es veloz por causas no naturales, y reorganizar desde la producción hasta nuestra forma de vida, advierte Vincenzo Ferrara, responsable en Italia del Panel Intergubernamental Sobre Cambio Climático, (IPCC, por sus siglas en inglés).
La novena conferencia de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático se realizará en diciembre en la septentrional ciudad italiana de Milán.
Allí, se buscarán alternativas ante el inminente fracaso del proceso de ratificación del Protocolo de Kyoto, aprobado en 1997 para controlar la emisión de gases invernadero.
Hay una gran discusión internacional sobre cómo superar el cambio climático y en cuánto tiempo. Pero no ha dado resultados. Se requieren soluciones a largo plazo con la participación de la ciudadanía, dijo el especialista.
Ferrara, autor de más de 50 libros científicos sobre el tema, es también director del Instituto para las Nuevas Tecnologías, Energía y Ambiente de Italia (Enea), donde dirige la división Ambiente Global y Mediterráneo.
—Algunos científicos aún dudan de la existencia de cambio climático causado por actividades humanas.
—Hay evidencias de que el sistema climático ha registrado en los últimos 150 años, y especialmente en los últimos 25, cambios provocados por actividades humanas. La temperatura media del planeta aumentó 0,6 grados desde 1860, mientras los glaciares se redujeron, las precipitaciones aumentaron y las sequías empeoraron. Al mismo tiempo, creció 32 por ciento la concentración en la atmósfera de dióxido de carbono, uno de los principales gases invernadero (que retienen calor en la atmósfera). Cada año se vierten 6.600 millones de toneladas de carbono a la atmósfera. La mitad es absorbida por el mar y las plantas, pero el resto queda en el aire y se acumula, y la vida del carbono puede llegar hasta 200 años.
—El último verano dejó miles de muertos en Francia e Italia. ¿Estaba previsto?
—Sí, desde hace una década. Lo que sucedió es exactamente coherente con lo previsto por el IPCC.
—¿Qué efectos tendrán estos cambios?
—Algunos serán beneficiosos, otros negativos e irreversibles. Los dañinos se sentirán más en los sistemas ecológicos, sociales y económicos de los países en desarrollo, que no tienen tecnología, preparación ni organización para enfrentarlos. En el Norte, un desastre puede causar daños económicos, en el Sur causa muertes. En los próximos 20 o 40 años, el crecimiento de la vegetación podría frenarse, especialmente en latitudes bajas. El invierno se acortará, aumentarán las temperaturas mínimas y los veranos serán muy secos. Son previsibles más aluviones en América Central y del Sur, temperaturas devastadoras en el Sudeste Asiático y sequías más prolongadas en parte de Africa. El alza del nivel de los océanos y la mayor frecuencia de mareas fuertes crearán riesgos para poblaciones costeras.
—¿Se modificará la geografía de los países?
—En Italia, por ejemplo, unos 4.500 kilómetros cuadrados pueden estar bajo el agua en 2050 si, como se pronostica, el nivel de mar aumenta 25 o 30 centímetros.
—¿Influirá el cambio climático en la vida diaria?
—Sí. Modificará, por ejemplo, el uso del tiempo libre. En el norte de Europa, tenderá a estimular la actividad turística y recreativa al aire libre, pero en el sur, frecuentes olas de calor y sequía, más la falta de agua, podrían transformar los actuales hábitos turísticos veraniegos. La disminución de la nieve y la progresiva retirada de los glaciares también podrían afectar el turismo alpino.
—¿Cómo podemos afrontar el cambio climático?
—Lo único sensato es disminuir la vulnerabilidad ambiental y territorial a ese cambio. Es prioritario aprender a adecuarse a las nuevas condiciones, y eso incluye prevenir o minimizar daños extremos por aluviones, sequía, alza del nivel del mar o erosión.
—Debemos administrar mejor los recursos hídricos y cambiar la agricultura. Por ejemplo, en la Padania (al norte de Italia), dejar de cultivar arroz y maíz, y en el sur, plantar frutas tropicales. También crear nuevas tecnologías que desincentiven el uso de combustibles fósiles, grandes responsables de la emisión de gases invernadero.
—¿Se requiere también un cambio cultural?
—Sí. Es indispensable uno radical, para proteger la vida de la gente. Ante la velocidad de estos cambios, urge planificar el uso de recursos, el desarrollo y la tutela de la salud y el ambiente, sobre la base de que existe un cambio climático que empeorará en el futuro. Y hay que propiciar la participación de la ciudadanía en la elección de las soluciones.
* La autora es colaboradora de Tierramérica. Publicado originalmente el 25 de octubre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (