La falta de progreso hacia la democratización en Birmania ocupará el primer plano la semana próxima en la cumbre de líderes del sudeste asiático, tras el fracaso de las gestiones del enviado de la ONU para revivir el diálogo entre el gobierno militar y la oposición.
El enviado especial de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Razali Ismail, regresó con las manos vacías de una misión de dos días en Birmania destinada a reactivar las conversaciones entre los militares y la líder opositora Aung San Suu Kyi, que permanece bajo arresto domiciliario.
Razali guardó silencio durante su visita. ”Me reuní con todos los funcionarios clave que vine a ver y mantuve conversaciones útiles con ellos como representante de la ONU”, fue todo lo que dijo antes de partir de Birmania, el jueves.
Esta falta de progreso seguramente será uno de los temas principales de la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), a realizarse el 7 y 8 de octubre en la isla de Bali, Indonesia.
Los miembros de ASEAN esperaban alguna señal de cambio político y económico de Rangún. Ante el fracaso de Razali, aumentarán la presión sobre el primer ministro birmano Khin Nyunt para que ofrezca un cronograma de las reformas que dice tener en mente para iniciar el camino hacia la democracia.
Trascendió que el general Nyunt le pidió más tiempo a Razali para preparar el terreno para los cambios políticos.
”Precisamos tiempo”, declaró el canciller birmano Khin Maung Win. ”El gobierno ha anunciado un plan de siete etapas y ya está trabajando en él. Es el modelo para el país”, dijo.
”Nuestra posición es que el proceso (de democratización) debe ser doméstico”, manifestó el canciller, pero aclaró que Rangún tiene todas las intenciones de cooperar con la ONU.
Sin embargo, ”no hay duda de que Razali se fue con las manos vacías”, señaló un diplomático en Rangún. ”Su reticencia a hacer comentarios sobre el resultado de su misión es un claro reflejo de esto”, agregó.
Razali se reunió con los tres máximos generales, Than Shwe, el primer ministro Nyung y el jefe del ejército, Maung Aye.
El enviado se reunió una vez con Suu Kyi y se proponía visitarla de nuevo antes de partir, pero cambió de idea porque aparentemente los militares no tenían ningún mensaje para transmitirle.
Pero según Razali, la líder opositora está dispuesta a trabajar con el primer ministro en su plan de democratización, bajo determinadas condiciones. Una de ellas es la liberación de los otros líderes de su partido, la Liga Nacional por la Democracia (LND).
Suu Kyi y altos dirigentes de la LND fueron puestos bajo custodia militar el 30 de mayo luego de ser atacados en una localidad al norte de Rangún por paramilitares vinculados con la junta de gobierno.
El mes pasado, la líder debió someterse a una operación quirúrgica y tras su alta los militares decidieron trasladarla de la prisión donde se encontraba a su casa, bajo arresto domiciliario.
Suu Kyi exige también justicia para las víctimas del ataque de mayo, que dejó varios muertos, y una profunda investigación de lo ocurrido.
La LND obtuvo una arrolladora victoria en los comicios de 1990, pero el gobierno militar de entonces desconoció el resultado electoral, prohibió las actividades de la oposición y encarceló o desterró a sus líderes.
Suu Kyi, hija del héroe anticolonialista Aung San, fue condenada a prisión domiciliaria e incomunicada. Desde entonces fue liberada y detenida innumerables veces.
Su última liberación se había producido en mayo de 2002, luego de que Razali convenciera a los generales de iniciar un diálogo con la líder opositora.
Pero para el general Than Shwe, que asumió todo el poder político y militar, esa liberación fue un fin en sí mismo y no un paso hacia las negociaciones directas con la líder opositora.
Ahora, aparte de la liberación de Suu Kyi, varios gobiernos extranjeros (incluidos los de ASEAN) pretenden cierto progreso en el proceso de reconciliación.
El nuevo primer ministro, Nyunt, deberá probar la sinceridad del gobierno sobre los planes de introducción de reformas políticas y económicas a corto plazo.
Nyunt anunció su intención de volver a convocar a la Convención Nacional, que fue establecida hace más de 10 años para redactar una nueva Constitución.
La Convención no se ha vuelto a reunir desde 1996, cuando la LND se retiró acusando a las autoridades militares de impedir un diálogo libre y pretender utilizar al organismo como sello de aprobación para sus propias decisiones. (