La decisión de Israel de deshacerse del presidente palestino Yasser Arafat tuvo el efecto contrario al buscado por el gobierno de Ariel Sharon, advirtieron expertos de Medio Oriente.
En lugar de arrinconarlo, la medida aumentó la popularidad de Arafat dentro de Palestina, en el resto del mundo árabe e incluso más allá del área, dijo el periodista Khaled al-Maeena, editor del diario Arab News, de Arabia Saudita.
En India y en otros países asiáticos, la gente compra pósters de Arafat… Así que se convirtió en un héroe para todos los pueblos que luchan por la independencia, declaró Maeena a IPS.
El gabinete israelí declaró el 11 de este mes que aún consideraba la posibilidad de deportar al líder palestino de sus oficinas en la ciudad cisjordana de Ramalá a algún punto fuera de los territorios ocupados.
El viceprimer ministro Ehud Olmert fue aun más allá al afirmar que ni siquiera estaba descartado el asesinato de Arafat. Mientras, Sharon calificó de hipocresía internacional las críticas de gobiernos extranjeros a sus planes para derrocar a Arafat.
Siria propuso al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) un proyecto de resolución que exhortaba a Israel a revertir su decisión.
Pero Estados Unidos, que cuestionó la decisión del gobierno israelí, vetó la resolución en el Consejo. Fue el único país miembro del órgano que la rechazó. Alemania, Bulgaria y Gran Bretaña se abstuvieron.
Por su parte, el ex primer ministro y ex canciller israelí Shimon Peres sostuvo que la decisión del gabinete de Sharon constituía un serio error. Fuera de los territorios (ocupados), Arafat puede ser más problemático para Israel que en su oficina en Ramalá, afirmó.
El portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, sostuvo en Washington que Arafat es una influencia negativa para el proceso de paz, pero que el gobierno de George W. Bush no está de acuerdo con la decisión (israelí) de removerlo.
Las provocaciones israelíes serán discutidas la semana próxima por los cancilleres árabes en Nueva York.
Arafat recibió la semana pasada señales de apoyo incluso de grupos radicales como el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) y la Jihad Islámica, que condenaron la decisión israelí y prometieron venganza si el gabinete de Sharon cumplía con su amenaza.
Ambas organizaciones con frecuencia han chocado con el presidente palestino y con la Autoridad Nacional Palestina, que ha tratado de impedir los atentados de esos grupos contra objetivos israelíes.
Además, miles de palestinos salieron a las calles para rodear las oficinas de Arafat en Ramalá e impedir cualquier intento de deportación.
No me gusta Arafat. Sabemos que hay corruptos alrededor de él. Sabemos que está viejo y que quiere obstruir. Pero él es nuestro problema, no el de Israel. Si alguien va a removerli, debe ser el pueblo palestino, no los israelíes, dijo un palestino refugiado en Dubai que se identificó como Ahmed.
Sharon y su gobierno diseñaron la nueva técnica de anunciar su intención de asesinar o expulsar a un presidente elegido y respaldado por el pueblo, sostuvo este miércoles el diario en inglés Khaleej Times, de Emiratos Arabes Unidos.
La secuencia con que Israel emitió su amenaza también parece haber operado en favor de Arafat.
Después de cuatro meses de furstraciones, el primer ministro palestino Mahmoud Abbas, más conocido como Abu Mazen, renunció este mes. Su retirada se atribuyó, en parte, a las interferencias de Arafat con su gestión.
Arafat designó de inmediato como sucesor de Abu Mazen al presidente del parlamento palestino, Ahmed Qorei, quien anunció que se abstendría de formar gabinete hasta que cesaran las amenazas israelíes sobre Arafat. (