ISRAEL-PALESTINA: Un muro en la hoja de ruta

Un jeep militar israelí levanta polvo por una ruta serpenteante, a lo largo de un muro parecido a una cicatriz marrón que parte los olivares en dos. Es la cerca que construye Israel para separar su territorio del de la Cisjordania palestina.

Para los pobladores de Kafin, la valla es una gran molestia que pone en peligro su modo de vida. La construcción los ha separado de la mitad de los olivos que cultivan, los cuales han quedado del lado israelí.

Para llegar a sus propios árboles, deben recorrer tres kilómetros a lo largo del muro hasta una de los ”portones agrícolas” que Israel abrirá con ese fin. Y los soldados a cargo de darles paso deberán estar allí cuando lleguen. De lo contrario, habrá que esperar.

Una vez del otro lado, tendrán que recorrer otros tres kilómetros en la dirección contraria. Los seis kilómetros desde su casa eran, hace pocos meses, unos pocos metros.

Un palestino de la ciudad cisjordana de Tulkarem irrumpió el año pasado en el cercano kibbutz (granja agrícola israelí) de Metzer con un revólver y mató a cinco personas, incluida una madre que puso su cuerpo entre las balas y sus dos hijos en el dormitorio de su casa. Los niños también murieron.
[related_articles]
Para muchos israelíes, el ataque a un kibbutz cuyos integrantes figuran entre los más celosos defensores de la coexistencia pacífica árabe-israelí fue la confirmación de que la paz era inalcanzable.

Y muchos creen que, de haber existido entonces el muro a lo largo de los 365 kilómetros de división entre Israel y Cisjordania, el atacante no habría podido llegar a Metzer.

”La cerca es un medio muy eficiente para bloquear a los atacantes suicidas. Hay una valla mucho más primitiva alrededor de Gaza y ningún atacante salió desde allí durante la intifada”, dijo un alto oficial militar israelí que guía a un grupo de periodistas y diplomáticos en una recorrida por el lugar.

El militar, que solicitó no ser identificado, se refería a la segunda intifada, la insurgencia popular palestina contra la ocupación israelí iniciada el 20 de septiembre de 2000.

Hasta ahora se levantaron 120 kilómetros de cerco a lo largo de la frontera norte de Cisjordania, a un costo de 2,25 millones de dólares por kilómetro. Muchos asentamientos judíos construidos desde que Israel ocupó en 1967 Cisjordania, hasta entonces territorio jordano, seguirán del lado palestino.

Por eso, el ejército israelí continuará patrullando ambos lados del muro. El tramo construido ya frenó atentados, pues los atacantes palestinos debieron trasladarse al sur, donde aún no hay valla, en sus intentos por ingresar en Israel, agregó el oficial.

La barrera tiene 50 metros de ancho. De cada lado tiene dos hileras de alambre de púas, y sólo del lado cisjordano, un foso para detener a los palestinos que pretendan inmolarse a bordo de coches-bomba dirigidos contra la muralla.

También hay a lo largo de la valla un sendero de patrullaje militar y una franja de tierra blanda para registrar huellas de calzado. El muro principal cuenta con sensores electrónicos conectados con cuartos de control. También se están construyendo atalayas e instalando cámaras de vídeo en áreas delicadas.

El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, se ha embretado en múltiples conflictos al llevar adelante el proyecto. En primer lugar, con los palestinos.

En lugar de trazar el muro en la frontera de 1967, Sharon lo hizo recostado sobre el este, más y más dentro de territorio palestino, pues los colonos judíos en Cisjordania pretendían quedar del lado israelí.

Pero luego de atender las críticas palestinas, el más poderoso aliado de Israel, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, advirtió que el muro era ”un problema”. Los palestinos le advirtieron al mandatario que del lado israelí ha quedado territorio que les pertenece y en el que planean crear su estado.

Bush es el principal patrocinante de la ”hoja de ruta”, plan de paz de la comunidad internacional que establece concesiones sucesivas de israelíes y palestinos hacia la creación de un estado árabe en Cisjordania y Gaza en 2005.

Así, el muro afronta cuestionamientos de colonos judíos, de Washington, de palestinos e incluso de israelíes que lo consideran un obstáculo para la paz y de otros según quienes la construcción constituye el reconocimiento de una frontera y, por ende, de un estado palestino independiente.

Atrapado en medio de las demandas contradictorias, Sharon parece haber congelado la construcción mientras cavila sobre su trazado. Para militares anónimos citados por la prensa israelí, eso equivale a haber construido apenas parte de un dique destinado a impedir inundaciones.

Pero, ¿es realmente el muro una garantía de seguridad? ¿O acaso una vez que esté construido los terroristas de Cisjordania seguirán la misma estrategia que los combatientes de Gaza y abandonarán los atentados suicidas para disparar cohetes sobre territorio israelí?

El militar que sirvió de guía a los periodistas y diplomáticos sostuvo que 600 de los 800 israelíes muertos en la actual intifada fueron víctimas ”de atentados suicidas”, y ninguno ”por las docenas de cohetes disparados desde Gaza”.

Por eso, aseguró, la muralla ayudará al proceso de paz, al reducir los ataques y mejorar el clima.

Muchos creen que el muro, en sí mismo, empeora la situación, pero, según el oficial israelí, ”una bomba es suficiente para destruir un acuerdo. El público israelí pide mano dura, los militares responden y hay una escalada”.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe