Con su tesoro exhausto, Estados Unidos se muestra dispuesto a ceder parte del control sobre la economía de Iraq y sobre la reconstrucción del país árabe con el fin de financiar la ocupación militar, que ha costado más caro de lo previsto.
Washington aprovechará la conferencia que se celebrará el mes próximo en Madrid para solicitar a donantes extranjeros y a inversores privados que compartan la factura de la ocupación de Iraq y de la reconstrucción de la nación ocupada.
Mientras el gobierno de George W. Bush se preparaba para solicitar al Congreso legislativo miles de millones de dólares para asegurar la ocupación militar, el subsecretario de Estado (vicecanciller) Alan Larson dijo este viernes que en la reunión de octubre se procurará recaudar nuevos recursos para la reconstrucción.
La administración de Bush intenta que el Congreso apruebe una partida adicional de entre 60.000 y 70.000 millones de dólares dirigida a mantener la presencia militar estadounidense en Iraq.
El jefe de la administración civil estadounidense de Iraq, Paul Bremer, espera que la reconstrucción de Iraq insuma durante 2004 y 2005 cientos de miles de millones de dólares, según indicó esta semana.
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Pero el gobierno se ha negado hasta ahora a establecer una cifra específica del costo total, pues, afirma, debe esperar los cálculos al respecto del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La conferencia de Madrid, que se celebrará el 23 y 24 de octubre, es de especial importancia para Washington por dos razones: la muerte de soldados estadounidenses en Iraq, a razón de una por día, y el déficit federal, que alcanza un monto sin precedentes de alrededor de 500.000 millones de dólares.
Entre los participantes figuran la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial, el FMI, Estados Unidos, Japón, Emiratos Arabes Unidos y el Consejo de Gobierno de Iraq, designado por la Autoridad Provisional de Coalición que preside Bremer.
Los donantes recibirán informes elaborados por instituciones financieras internacionales sobre las necesidades de Iraq en 14 sectores, incluidas la salud, el empleo, la educación, el transporte, la governanza y los medios de comunicación.
Al mismo tiempo, Washington procurará reflotar su iniciativa de que los países de Occidente perdonen a Iraq su deuda externa de 300.000 millones de dólares, una propuesta que ha pedido impulso desde la guerra iniciada el 20 de marzo y concluida, al menos formalmente, el 1 de mayo.
Los acreedores, al principio proclives a acceder al pedido, son ahora reticentes.
De todos modos, Larson fue cuidadoso en observar que la conferencia no se concentrará en ese asunto, sino en la obtención de donaciones y en la promoción de la inversión. En el breve plazo, el principal recurso que se buscará serán las donaciones para el nuevo gobierno, que no incrementarán la deuda, explicó.
Esto podría concretarse en el corto plazo, pero Estados Unidos teme que deba pagar solo la factura, lo cual induciría a su tesoro y al Consejo de Gobierno iraquí a asumir mayores deudas antes de honrar los créditos pendientes.
Con el tiempo, será muy importante, incluso para Iraq, que el país sea capaz de pedir prestado, pues se trata de un país con la capacidad de hacerlo responsablemente. Tiene muchos recursos, incluido el petróleo, dijo Larson.
Otro medio de obtener ayuda financiera es invitar a inversores extranjeros.
Planearemos algún tipo de foro asociado con la Conferencia de Madrid, que se concentraá en la inversión extranjera, pues creemos que cuando se analizan asuntos como las telecomunicaciones o el transporte, Iraq es un país con capacidad para atraer inversiones, indicó el funcionario.
Ese es el otro tipo de recursos que podremos buscar en el futuro, añadió.
En su intención de obtener más recursos, Estados Unidos debió mostrar voluntad de compartir el control sobre las finanzas de Iraq con otros donantes.
Washington acordó reunir los fondos para la reconstrucción de Iraq en un fondo fideicomisario, una idea que surgió en Europa, el cual sería dirigido por el Banco Mundial y que permanecería fuera del control estadounidense.
Pero los donantes, reunidos el miércoles en Burselas, no se pusieron de acuerdo en el modo en que se manejará el fondo ni cómo se tomarán las decisiones, ni cómo podrán manifestar sus preferencias en materia de proyectos y de compañías a las que se encargarían los proyectos.
Pero Larson minimizó tales preocupaciones. Creo que son problemas muy manejables y que el Banco Mundia será capaz de dominar, afirmó.