ECONOMIA-CHILE: Dólar en baja, optimismo en alza

Las sucesivas caídas en la cotización del dólar generan optimismo en Chile, pese al descontento de exportadores tradicionales y a algunas advertencias de que este fenómeno puede ser ”pan para hoy y hambre para mañana”.

La cotización de la divisa estadounidense llegó el día 25 en el mercado libre a 655 pesos chilenos, por debajo del promedio de 688 pesos al que el dólar se transó en el año 2002, aunque por encima del promedio de 635 pesos en 2001.

Mientras el comportamiento del mercado cambiario estuvo influido en los dos años anteriores por nubarrones de crisis, ahora se inserta en aires de reactivación que muestran, como contrapartida a la caída del dólar, un vigoroso repunte bursátil.

Así, el día 26 el IPSA (índice de precios selectivos de acciones) cerró en la Bolsa de Comercio de Santiago con 1.415,21 puntos, con lo cual acumuló en lo que va de este año un alza de 41,5 por ciento. Un récord histórico.

Los expertos pronostican que este año se cerrará con un aumento de las operaciones bursátiles de 50 por ciento, mientras los especialistas en macroeconomía destacan la consolidación de la meta de crecimiento del producto de 3,5 por ciento trazada por el Banco Central, y que si ésta se revisa en los próximos meses, será hacia arriba.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, con sede en Santiago de Chile, estima que el producto interno bruto (PIB) regional crecerá este año 1,5 por ciento, luego de la recesión que marcó una caída de 0,6 por ciento en 2002, año en que el PIB chileno se expandió 2,1 por ciento.

”La causa principal de la disminución del precio del dólar es la reactivación de la economía. El mercado está internalizando que el crecimiento del PIB va a ser mayor durante los próximos meses y en el próximo año y el siguiente”, dijo a IPS Juan Luis Correa, encargado del Area Económica y Social del derechista Instituto Libertad.

Estas expectativas de crecimiento aumentan el ingreso de capitales con inversiones externas en proyectos productivos o a través del mayor crédito al exterior que piden las empresas locales. ”De esa forma, el 'stock' de dólares en Chile tiende a aumentar”, explicó Correa.

”Ha vuelto la tranquilidad al espíritu de los que mueven capitales”, sentenció en conversación con IPS el economista Jacobo Schatan, del izquierdista Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda), quien coincidió con su colega del Instituto Libertad en advertir el mayor ingreso de dólares a la economía chilena.

La suscripción de tratados comerciales en los dos últimos años con la Unión Europea, Corea del Sur y, fundamentalmente, con Estados Unidos, contribuyó a reflotar el optimismo sobre el crecimiento del PIB, ”así como a una mayor tranquilidad con respecto a lo que pasa en Argentina o Brasil”, añadió Schatan.

La honda recesión de Argentina entre los años 2000 y 2002, así como la alarma desatada en los mercados internacionales a fines del año pasado por el inminente triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva en los comicios presidenciales de Brasil, repercutieron negativamente en Chile y provocaron apreciaciones del dólar.

Ahora, la depreciación de la divisa es motivo de preocupación para los exportadores, con una visión negativa del sector agrícola tradicional y algunos rubros manufactureros, mientras los productores mineros, forestales y pesqueros, que hacen el mayor aporte a la balanza comercial, se muestran optimistas.

La Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) advirtió el día 26 que si la paridad cambiaria se estabiliza en torno a los 650 pesos por dólar, el sector silvoagropecuario tendrá pérdidas en sus operaciones del orden de los 30 millones de dólares cada mes.

Luis Schmidt, presidente de la Federación de Exportadores de Frutas, señaló a la prensa que una prolongación de la caída del dólar podría significar ”la muerte del sector”.

En tanto, la Asociación de Exportadores de Manufacturas sostuvo en un informe que la competitividad cambiaria de sus empresas cayó en los últimos tres meses 5,7 por ciento. Es decir, que quien exportaba con un margen de ganancia de 10 por ciento, lo hace ahora con una utilidad de solo 4,3 por ciento.

Esas apreciaciones son sesgadas, según José De Gregorio, consejero del Banco Central, quien dijo al diario La Segunda que los menores ingresos por exportaciones en dólares son compensados por apreciaciones en otras divisas.

Respecto de diciembre de 2002, el peso chileno se apreció siete por ciento, mientras el yen lo hizo en ocho por ciento, el euro en 10, el dólar australiano en 17 por ciento y el real brasileño en 20 por ciento, explicó De Gregorio.

”Para que el dólar mantenga un valor equilibrado (entre 680 y 720 pesos) el Banco Central debería bajar la actual tasa de interés, de tal manera que ésta quede alineada con la tasa internacional”, planteó la SNA, pero el instituto emisor no parece dispuesto a acoger esta sugerencia.

Las tasas de interés internacionales para instrumentos a 90 días se situaron en 1,14 por ciento al 15 de septiembre, mientras en Chile, con una tasa referencial de 2,5 por ciento, tuvieron a la misma fecha un promedio real de 2,9 por ciento.

De esta manera, el diferencial entre la tasa local y la internacional opera simultáneamente para atraer inversiones externas y al mismo tiempo hacer que los empresarios locales contraten créditos foráneos. Lo uno y lo otro redundan en mayor ingreso de dólares.

Correa apuntó asimismo que si bien los exportadores reciben menos pesos por cada dólar que liquidan, están siendo favorecidos porque los precios de sus productos mejoraron en los mercados internacionales, como ocurre ostensiblemente con el cobre y la celulosa.

La baja del dólar es también valorada como positiva por el Banco Central, en la medida de que disminuyen los precios de los productos e insumos importadores, aunque hay que mantener bajo vigilancia un aumento excesivo del gasto por la vía del consumo que pueda provocar presiones inflacionarias, apuntó De Gregorio.

La tasa anualizada de inflación llegó en agosto a 2,9 por ciento, con lo cual el índice de precios al consumidor se mantiene óptimamente en los rangos previstos por el instituto emisor, de un ”techo” de cuatro por ciento y un ”piso” de dos por ciento.

Para Schatan, los beneficios de la baja del dólar son aparentes. Los productos importados, ya favorecidos con bajas de aranceles, van a competir todavía en mejor pie con la producción chilena.

”Es una situación muy absurda. Por un lado, se quiere aumentar la tasa de crecimiento con base en las exportaciones, y por otro se permite que especuladores que llegan aquí con capitales a buscar tasas de interés ligeramente mayores a las de otras partes del mundo, hagan bajar artificialmente el dólar”, dijo el economista del Cenda.

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