Los países miembros de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual se muestran divididos sobre un acuerdo para elaborar un convenio que proteja los conocimientos tradicionales y recursos biológicos. Como solución de compromiso, decidieron en Ginebra, en la Asamblea General de dicha organización, únicamente extender por dos años más las labores de un grupo de trabajo intergubernamental que examina estas cuestiones, que han suscitado discrepancias entre grupos de países con intereses divergentes