COMUNICACIONES: Infocentros populares para reducir brecha digital

Varios gobiernos de América Latina instalan centros populares de conexión a Internet para achicar la llamada brecha digital (en el acceso a tecnologías de la información) dentro de sus sociedades, quizá mayor que la que las separa de los países industrializados.

En Venezuela, el gobierno ha establecido 243 ”infocentros” para el acceso gratuito a Internet, la red mundial de computadoras, en bibliotecas, museos, alcaldías y sedes de organizaciones no gubernamentales de los 23 estados del país, y espera agregar otros 100 en los próximos seis meses.

El gobierno mexicano lanzó el año pasado el programa E-México para instalar, antes de 2007, 3.200 ”centros comunidades digitales” (CCD) en escuelas, centros comunales, ayuntamientos, bibliotecas y centros de salud de pueblos y áreas campesinas que cuenten con acceso a electricidad y telefonía.

En los CCD, el uso del sistema es gratis pero hay que pagar por algunos servicios.

Chile ya instaló 294 ”telecentros”, con tarifas rebajadas, en igual número de comunas rurales aisladas o urbanas pobres, así como en 368 bibliotecas públicas.

Ese tipo de iniciativa no es exclusivo de gobiernos centrales, pues las autoridades de la ciudad de Sao Paulo, al sur de Brasil, han habilitado 100 puntos de acceso gratuito a Internet en esa gran urbe de casi 18 millones de habitantes.

En Cuba, el acceso a Internet es regulado por el Estado y aún relativamente escaso. El ministro de la Informática y las Comunicaciones, Ignacio González Planas, afirma que el gobierno está dispuesto a ”masificarlo”, en la medida en que sea posible superar grandes limitaciones económicas.

Por ahora, la prioridad para las conexiones se otorga a instituciones de investigación, enseñanza, salud y comunicación social, entre ellos los 300 grupos Joven Club de computación y electrónica que funcionan en la isla.

”Nuestra política de priorizar el acceso desde instituciones se basa en limitaciones técnicas. No contamos con infraestructura suficiente de transmisión de datos, incluida la red de acceso, hay limitaciones técnicas relacionadas con el hecho de que disponemos de pocos canales, direcciones IP (identificaciones para la conexión a Internet), etcétera”, alegó González Planas.

Argentina tiene un alto índice de conexión a Internet (cuatro millones de usuarios, o sea 11 por ciento de la población), pero su crisis económica de los últimos años frustró una iniciativa gubernamental para financiar acceso masivo a computadoras y a la red.

Tampoco tuvo éxito el proyecto del empresario y filántropo argentino Martín Varsavsky, radicado en España, para conectar 40.000 escuelas de Argentina a un portal educativo en Internet llamado Educ.ar.

Setenta y nueve por ciento de los usuarios de Internet en el mundo viven en los países industrializados, pero la brecha entre América Latina y el mundo industrializado se ha reducido. El promedio regional de acceso a Internet es ocho por ciento de la población, y el mundial nueve por ciento, indicó en un estudio la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

América Latina y el Caribe tienen cerca de 500 millones de habitantes. Según la firma eMarketer, con sede en Nueva York y especializada en estadísticas relacionadas con Internet, la región tendrá a fines de este año 43 millones de usuarios de la red, y quizá 60 millones en 2004.

Sin embargo, ”la brecha digital interna se ha ido ahondando. Setenta por ciento de la población latinoamericana y caribeña de más altos ingresos, que representa 15 por ciento del total, tendrá acceso a Internet en el año 2004, por contraste con 10 por ciento de conectividad regional estimada”, apuntó el titular de la CEPAL, José Antonio Ocampo.

Esa brecha interna ”se caracteriza por la ausencia de acceso efectivo a Internet por parte de la población de menores recursos y con asiento geográfico remoto, pero también está asociada a la creciente imposibilidad de gozar de otros servicios provistos por las tecnologías de información”, explicó a IPS el experto venezolano Víctor Suárez.

En México, menos de 10 por ciento de la población sabe usar una computadora. En el otro extremo, hay 10 por ciento de analfabetos y un porcentaje similar de la población sin acceso a un teléfono, aunque el plan del gobierno es llevar los internautas de seis a 30 millones.

Los críticos del plan Comunidades Digitales destacan que en las zonas pobres hay prioridades más urgentes, y el especialista mexicano en mercado de tecnología Javier Matuk se preguntó: ”¿Qué va a hacer una comunidad pobre con las computadoras?, ¿consultar su saldo en el banco, leer su correo?”

En una barriada pobre de Buenos Aires, la organización no gubernamental La Lechería consiguió dos computadoras para un programa de ayuda a niños y adolescentes. Se las robaron habitantes del mismo barrio hace año y medio. Consiguieron otra, y también se la robaron.

”La brecha digital es, en esencia, un subproducto de brechas socioeconómicas preexistentes”, advirtió la CEPAL en un informe analizado en enero en la Conferencia Ministerial de América Latina y el Caribe para la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, que se llevó a cabo en Bávaro, al este de República Dominicana.

La Cumbre Mundial se realizará en diciembre en Ginebra.

En Chile, una encuesta mostró que 88 por ciento de los hogares en los estratos de ingresos altos y medios altos tenían por lo menos una computadora, en 70 por ciento de ellos con acceso a Internet, contra 34 por ciento en el resto del estrato medio, y apenas 10 por ciento en hogares pobres.

La brecha digital se relaciona también con la educación, pues dentro de un mismo grupo de ingreso, acceden más a Internet las personas con más formación. En Trinidad y Tobago, un estudio mostró que más de la mitad de los usuarios de Internet habían completado la educación secundaria.

En Cuba, ”una apertura mayor del acceso a Internet será producto de la voluntad política, y quizá las limitaciones tienen que ver también con una cuestión de equidad. Al fin y al cabo, los que pueden tener en sus casas un equipo son muy pocos”, dijo a IPS el profesor uruguayo radicado en la isla Daniel de Bittencourt.

La pertenencia a una etnia es otro factor de la brecha digital. En México y Panamá, la probabilidad de que tener una computadora en el hogar es cinco veces menor para la población indígena, y la de poseer un televisor es sólo dos veces menor.

La Declaración de Bávaro proclamó que ”la sociedad de la información debe estar orientada a eliminar las diferencias económicas existentes en nuestras sociedades, evitar la aparición de nuevas formas de exclusión y transformarse en una fuerza positiva para todos los pueblos del mundo”.

Los firmantes de ese documento consideraron prioritaria ”la creación y provisión de equipos de acceso a bajo costo y de puntos de acceso comunitarios multifuncionales”.

En esa línea ”en Venezuela activamos una red de facilitadores que ayuden a las comunidades, asociaciones, cooperativas, grupos de productores rurales y urbanos, y organizaciones no gubernamentales, a sacar el mayor provecho posible de los infocentros”, dijo a IPS Jorge Berrizbeitia, presidente del Centro Nacional de Tecnología de la Información.

La CEPAL destacó en su estudio la abundancia del uso ”blando” de Internet, para diversión, correspondencia privada o búsqueda de información general, y abogó por impulsar el uso ”duro”, en negociaciones económicas, resolución de problemas colectivos y trámites oficiales.

Además de los esfuerzos estatales por facilitar y abaratar la conexión, está el aporte de los miniempresarios que han sembrado el continente de los llamados ”cybercafés”, donde se brinda acceso a Internet, y que pese a sus fines de lucro, son menos costosos que el servicio contratado a domicilio.

Los cybercafés están en cada esquina en el Distrito Federal de México, y se los calcula en un millar en Venezuela. El 46 por ciento de los cuatro millones de usuarios argentinos se conecta a la red en esos pequeños locutorios.

”Personas de toda condición social, desde trabajadoras de limpieza y camareras muy humildes, hasta turistas de clase media, acuden al cybercafé para cosas tan variadas como transferencias bancarias u ofertas de sus servicios”, relató a IPS Daisy Barroeta, quien administra uno de estos centros en la caribeña Isla de Margarita.

Mujeres de avanzada edad van ”simplemente para conversar y vencer su drama de soledad”, apuntó.

”Las estadísticas muestran que, si bien en el pasado la mayoría de los usuarios eran hombres, el número de usuarias crece con rapidez”, indicó la CEPAL. Ellas son 45,4 por ciento en Argentina, 43,1 por ciento en Brasil y 40,1 por ciento en México, informó.

”La web en América Latina seguirá siendo una cuestión de élite, pese a que se ha abierto el campo a amas de casa y estudiantes. Aún es un tema de grandes ciudades y todavía no puede considerarse como un medio universal”, advirtió, desde México, la experta Roxanne Blanford.

* Con aportes de Diego Cevallos (México), Patricia Grogg (Cuba) y Marcela Valente (Argentina).

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