Las lluvias y huracanes que golpean a México desde junio ya dejaron unas 100 personas muertas, más de 30.000 damnificados y millones de dólares en pérdidas. Pero aún estaría por llegar lo peor, advierten expertos.
A la cadena de desastres iniciada hace cuatro meses se sumó esta semana el huracán Marty, que tras arrasar el lunes las costas del estado de Baja California Sur, se internó en los estados de Sonora y Sinaloa, los tres en el noroeste mexicano.
El paso de Marty, al que según meteorólogos podrían seguir otros nueve huracanes en lo que resta del año tanto en las costas mexicanas del océano Pacífico como en las del Atlántico, dejó al menos seis muertos, daños materiales por 100 millones de dólares y 6.000 personas evacuadas.
"Los problemas actuales están relacionados con el cambio climático global, originado en las actividades productivas del hombre", dijo a IPS Ricardo Sánchez, director para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Sin embargo, también tiene responsabilidad el gobierno, por la falta de políticas de prevención, señaló Carlos Campoverde, experto en protección civil y catedrático del tema en varias universidades.
México es uno de los países más vulnerables del planeta a los desastres naturales, pues 60 por ciento de sus 100 millones de habitantes residen en zonas de alto riesgo a inundaciones, derrumbes y sismos, indica un estudio de la secretaría (ministerio) de Desarrollo Social.
El estatal Servicio Meteorológico Nacional indicó que los promedios históricos de lluvias en México fueron superados este año, un hecho que se repite en otros países para el caso de las sequías y las temperaturas extremas.
Estudios del Pnuma indican que en la década del 90 murieron casi 270.000 personas en América Latina y el Caribe a causa de los desastres naturales.
Esa cantidad es menor a la registrada en los años 80, pero en la década del 90 hubo más afectados por lo desastres, lo cual el Pnuma atribuye a la ineficacia de los gobiernos para adoptar medidas preventivas.
"Aquí no nos quedó nada, sólo un montón de lodo y mucha rabia porque no nos ayudan", dijo Arturo Hernández, un anciano de la ciudad de Querétaro, capital del central estado del mismo nombre, que por las lluvias perdió su casa en una zona periférica de esa localidad.
La temporada de lluvias en México golpeó con dureza a los estados centrales de Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit y Querétaro, para dejar hasta el momento cerca de 100 muertos, más de 30.000 damnificados y pérdidas materiales aún no cuantificadas.
México fue afectado en lo que va del año por cuatro huracanes y 365 tormentas severas. Se calcula que hasta diciembre se presenten nueve huracanes más, 108 tormentas y de tres a cinco ondas tropicales, informó el Servicio Meteorológico Nacional.
En caso de continuar esa tendencia, este 2003 finalizará con unas 500 tormentas severas sobre el territorio mexicano, superando en alrededor de 100 a las registradas en 2002.
"Los riesgos por las lluvias pueden brotar o pueden seguir brotando en cualquier momento", y provocar mayores daños, expresó Raúl Rivera Palacios, director de Administración de Emergencias del Sistema Nacional de Protección Civil de la Secretaría (Ministerio) de Gobernación (Interior).
Los desastres naturales se agravan por los patrones de uso de suelo, como la deforestación y urbanización en áreas vulnerables, apuntó el director del Pnuma.
En México se deforestan cada año 1,1 millones de hectáreas, según un estudio del gobierno de Vicente Fox divulgado en diciembre de 2001.
Las áreas boscosas, que en la actualidad cubren casi 55 millones de hectáreas, una cuarta parte del territorio mexicano, desaparecerán dentro de 58 años si el ritmo de destrucción continúa como hasta hoy, advirtió esa investigación.
En cuanto a la urbanización, 75 por ciento de los mexicanos viven hoy en ciudades y gran parte de ellos en zonas urbanas de alto riesgo frente a los desastres naturales, recordó Sánchez.
También influyen en los desastres la falta de políticas de prevención, lo cual amplifica el impacto de los desastres, añadió la investigación del Pnuma.
En tanto, la Organización Meteorológica Mundial informó que 2002 y 2001 fueron el segundo y tercer año más cálidos desde 1860, cuando se empezó a llevar el registro de las temperaturas, superados sólo por el año 1998.
Existe evidencia incontrovertible de que el cambio climático mundial se debe a la actividad humana, señaló Homero Aridjis, presidente del grupo ambientalista mexicano Grupo de los Cien.
Durante millones de años plantas y animales muertos fueron convirtiéndose en depósitos inmensos de petróleo, gas y carbón. Pero en poco más de 300 años el ser humano ha quemado gran parte de estos combustibles para producir energía, precisó.
La quema de los desechos de combustibles fósiles envolvió el planeta en un manto de gases como son el bióxido de carbono y el metano, hasta crear un especie de invernadero donde suben las temperaturas y se trastorna el clima año tras año, provocando problemas como los desastres naturales que afectan hoy a México, explicó Aridjis.
Sin embargo, no todos los expertos atribuyen los desastres al cambio climático provocado por las actividades humanas.
Michel Rosengaus, coordinador del Servicio Meteorológico Nacional, de México, declaró que la presencia de lluvias extremas no necesariamente obedece a los trastornos del clima en el mundo, pues "eventos similares han ocurrido" en la Tierra durante toda su existencia.
"Para confirmar si México está enfrentando o no al cambio climático global tendrían que presentarse situaciones más recurrentes de lluvias atípicas, lo cual se verá con el paso de los años", manifestó el experto.
"Es muy difícil asignarle la responsabilidad o la culpa de esto al cambio climático global, pero tampoco quiero decir que para comprobar que existe tendríamos que aguardar 100 años y después ver si es cierto o no", acotó.
Para Rosengaus, la mayor parte de los fenómenos meteorológicos que enfrenta México "son oscilaciones normales".
"Cada año se rompen marcas en algún lugar. No hay ningún año en donde no se rompan marcas en algún lugar", insistió.
Sin embargo, para los miles de damnificados por las lluvias y huracanes no tiene mayor relevancia el origen de los problemas que enfrentan. "Lo único que quiero es que me permitan regresar a mi casa (ahora cubierta por lodo)", declaró Hernández desde Querétaro.