Nuevos filmes tibetanos realizados por exiliados muestran imágenes alejadas de los estereotipos sobre Tíbet, así como el conflicto de las nuevas generaciones con sus mayores.
Un ejemplo es Melong (Luz clara, en tibetano), de una hora de duración, cuyo director y actor principal es Seshi, un tibetano- nepalés de poco más de 20 años, alumno del fotógrafo y documentalista Eric Valli, quien filmó en vídeo para reducir los costos, de sólo unos 650 dólares en total.
Esa película fue exhibida a beneficio del grupo Estudiantes por un Tíbet Libre en la septentrional ciudad india de Dharamsala, cuartel general del Dalai Lama, líder espiritual del budismo tibetano, exiliado tras liderar en 1959 una fallida insurrección contra la ocupación de su país por China.
Melong tiene características propias de una filmación casera de aficionados, y su argumento es a la vez inverosímil y predecible, pero los jóvenes espectadores se identificaron con las tribulaciones de su personaje principal, un tibetano que trata de conseguir empleo en Katmandú, entre malas compañías, borracheras y peleas en discotecas.
Casi todos los espectadores lloraron cuando ese personaje se lamentaba por no hallar trabajo luego de que sus padres habían realizado grandes sacrificios para educarlo durante 20 años.
Un amigo del personaje central es un devoto pintor de thangka, las tradicionales escrituras religiosas en rollos, que al final de la película decide dejar el corrompido ambiente urbano de Katmandú y volver a India, donde nació, con su novia de la escuela.
La firma Producciones Espejo Claro, de Dharamsala, prepara otros dos filmes que muestran los conflictos entre quienes se exiliaron y sus hijos, que nunca vieron Tíbet y que se preguntan qué significa ser tibetano.
Uno de ellos se llamará Los cuatro armoniosos amigos, y será dirigida por Pema Dhondup, de 38 años y graduado en la estadounidense universidad de California del Sur, donde se formó como cineasta gracias a una beca.
Dhondup dice que fue a Estados Unidos para aprender a contar nuestra historia, la de nuestra comunidad y nuestra generación perdida, una historia contemporánea de la juventud tibetana.
El director se define como integrante de la generación que creció sin ver su propio país, del cual le llegaban imágenes de tortura, ocupación y ultraje, y quiere contar en su filme esa historia que no es ficción, sino nuestra experiencia vital.
La película se realiza con presupuesto cero, mediante donaciones y trabajo voluntario, y se dirige en primera instancia al público de festivales internacionales de cine.
El título alude a una fábula budista sobre la amistad entre un elefante, un mono, un conejo y un pájaro, que se ayudan con sus distintos talentos.
Hace pocos meses, las carteleras de la ciudad e incluso los árboles y las piedras estaban llenos de carteles con llamados a quienes desearan actuar o desempeñar otras tareas en la filmación de Los cuatro armoniosos amigos, y ahora ocurre lo mismo con Encanto venenoso, del tibetano Tenzing Sonam y su esposa india Ritu Sarin, ambos de 44 años.
Tenzing y Ritu también aprendieron a dirigir cine en el sudoccidental estado estadounidense de California, pero aseguran que desean contrarrestar las descripciones rosas y excesivamente espirituales de Tibet en el cine de masas occidental.
La pareja realizó un exitoso documental para televisión llamado El Circo de las Sombras sobre el papel desempeñado por la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (conocida por sus siglas en inglés, CIA), en la fallida rebelión contra la ocupación china de Tíbet, y el documental La reencarnación de Kensur Rinpoche, elogiado por la crítica internacional.
Los avisos para pedir actores destacan que Encanto venenoso cuenta con las graciosas bendiciones de su santidad el Dalai Lama, y ha sido apoyada por el actor Richard Gere y por el productor cinemátográfico Jeremy Thomas, que participó en las películas El último emperador (1987) y El pequeño Buda (1994), del italiano Bernardo Bertolucci.
Gere, activista por la libertad de Tíbet, donó dinero para Encanto venenoso al igual que Thomas. El presupuesto del filme es menos de medio millón de dólares.
Encanto venenoso comenzará a ser filmada en vídeo digital en noviembre o diciembre, en Nueva Delhi y Dharamsala, y luego se transferirá a filme de 35 milímetros (digital video), informó Tenzing.
Tras el exitosa divulgación del budismo tibetano por parte de Bertolucci, Khyentse Norbu Rinpoche, un lama que asesoró al director italiano, hizo en 1999 su propia película, llamada La Copa, sobre monjes de Tibet exiliados que intentan ver el campeonato mundial de fútbol en un televisor alquilado, sin que lo sepan las autoridades de su aislado monasterio.
Nuestro tiempo ha llegado. Queremos que nuestra comunidad esté a la par de cualquier otra, así que ¿por qué no hacer películas?, comentó Dhondup. (
