AMBIENTE: Conservacionistas recuperan esturiones del Caspio

Los resultados positivos de políticas aplicadas en el mar Caspio para la conservación del esturión, con cuyas huevas se hace el caviar, han permitido aumentar este año las cuotas de captura y de exportación, indicaron expertos en ambiente.

El cupo de exportación de caviar aprobado para 2003 es 146.760 kilogramos, tras 142.237 en 2002, informó la secretaría de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés).

La población de esturiones en el mar Caspio se había reducido ”de manera dramática” durante una década, explicó el secretario general adjunto de la CITES, Jim Armstrong.

La oficina que administra ese tratado conservacionista se ha ocupado desde 1998 de regular la pesca del esturión en el mundo. La mayoría de las especies de ese pez, y las más valiosas, habitan en el Caspio. Sólo una porción inferior al 10 por ciento se encuentra en el mar Negro.

Armstrong aseguró que, luego de un largo período de declinación, las políticas puestas en práctica ayudaron a recuperar el esturión, tanto en el número de especies como en el de individuos de especies particulares.

De todos modos, el experto opinó que debe prohibirse la comercialización del esturión beluga, conocido científicamente por el nombre ”Huso huso”, la más grande y preciada de las especies del mar Caspio.

El kilogramo de beluga se vendió el año pasado a casi 5.000 dólares. Antes de que se aplicaran las medidas vigentes de protección del esturión, su comercio legal mundial sumaba unos 100 millones de dólares anuales.

En la actualidad, un grupo de presión ambientalista procura que el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos incorpore el beluga a su lista de especies amenazadas, para que venderlo quede totalmente vedado en territorio estadounidense.

Estados Unidos es en la actualidad el cuarto importador de caviar de beluga y de otros subproductos de esa especie, por lo cual la interrupción de sus compras tendría un gran efecto en las regiones productoras, dijo Armstrong este viernes a periodistas.

Los expertos de la CITES dijeron que la población de esturiones beluga se recupera porque más peces desovan, y también porque una cantidad mayor de ejemplares capturados se destina a la producción en criaderos en vez de comercializarse.

La CITES, administrada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, concertó en 2001 el Acuerdo de París para proteger a los esturiones, firmado por los gobiernos de las repúblicas ex soviéticas de Azerbaiyán, Kazajstán, Rusia y Turkmenistán, cuatro de los cinco países con costas sobre el Caspio.

El quinto es Irán, que no adhirió a ese tratado, pero adoptó políticas semejantes de conservación, que contribuyen al esfuerzo regional, aclaró la CITES.

Los cuatro firmantes del Acuerdo de París elaboraron un plan para ordenar en forma conjunta la explotación del esturión, con vistas a su recuperación.

El mercado del caviar estuvo controlado hasta 1991 por Irán y la desaparecida Unión Soviética, y eso hacía relativamente fácil controlar los embarques.

Después de ese año, el desmoronamiento de la Unión Soviética abrió las compuertas a un flujo de comercio de caviar impulsado por la aparición de numerosos empresarios.

Hacia fines de los años 70 se capturaban unas 30.000 toneladas anuales, y 20 años después ese volumen se había reducido a menos del 10 por ciento.

Los caudales de los ríos se redujeron, los lugares de desove fueron destruidos, y actividades ilícitas de organizaciones criminales que entraron en el negocio contribuyeron a disminuir la producción.

A fines de los años 90, la captura ilegal en las cuatro repúblicas ex soviéticas era más de 10 veces mayor que la legal, calculó Armstrong.

En la actualidad, como consecuencia de los esfuerzos de los países con costas sobre el Caspio para supervisar y ordenar las existencias de peces e impedir la captura furtiva, ha comenzado a revertirse la tendencia negativa, evaluó.

A la comunidad internacional también le cupo un papel, a través de CITES, para impulsar el esfuerzo conservacionista de los cinco países interesados y apoyarlos en la explotación sostenible de un valioso recurso natural, resaltaron los expertos.

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