Científicos, ecologistas, agricultores, pescadores y políticos de Argentina crearon una forma inédita de manejo conjunto de los tres millones de hectáreas de humedales de la cuenca del río Paraná, parte de una de las reservas de agua dulce y biodiversidad más grande del mundo.
La extensión de los espejos de aguas fluviales se desparraman por zonas de seis provincias del nordeste de Argentina en torno al Paraná, desde la desembocadura del río Paraguay y hasta el nacimiento del Río de la Plata.
Esta área forma parte indisociable del corredor de humedales más grande del planeta, que nace en el sudoeste de Brasil, toca el este de Bolivia y baja por el río Paraguay, y que según expertos cuenta con un valor ecológico y económico similar al que ofrece el río Amazonas.
Los argentinos no tenemos idea del potencial que alberga esa cuenca. Es la principal fuente de agua dulce del país y contiene su mayor pesquería continental y, sin embargo, ni siquiera tenemos todavía un nombre para identificarlo, dijo a IPS el director de la Fundación Proteger, Jorge Capatto.
Precisamente, la Fundación Proteger es responsable de un ambicioso proyecto de manejo sustentable conjunto y de pedir que el corredor sea declarado un sitio bajo la protección de la Convención de Ramsar, llamada así por el nombre de la ciudad iraní donde se firmó en 1971.
De esa manera se lograría destacar el interés internacional en la región y se podrían conseguir recursos financieros y técnicos para llevar adelante el amplio programa de manejo sustentable del sistema, con la participación de la población.
Proteger lanzó la iniciativa en febrero, apoyada por las no gubernamentales Federación Amigos de la Tierra, Wetlands International y Foro Mundial para la Naturaleza, universidades, gobiernos provinciales y otras organizaciones de la sociedad civil locales y del exterior.
Pero la idea tiene como antecedentes otras reuniones exploratorias y en especial una ley de pesca para la región elaborada conjuntamente por ecologistas y dirigentes políticos de varias provincias orientales que comparten la cuenca.
A través de la Convención Ramsar se protege en la actualidad a unos 1.308 humedales en 138 países. Se trata de 110 millones de hectáreas repartidos en zonas de un kilómetro cuadrado de superficie hasta otras de seis millones de hectáreas.
El corredor de humedales del nordeste argentino permitiría sumar tres millones de hectáreas, un objetivo acorde con el mandato de la octava Conferencia de las Partes de Ramsar, realizada en 2002 en la ciudad española de Valencia, donde se propuso incrementar de 110 a 250 millones el número de hectáreas protegidas para 2010.
Pero por tratarse de un programa de manejo con amplia participación ciudadana podría contribuir también a frenar las amenazas que penden sobre la región, entre las que se cuentan la expansión incontrolada de la frontera agrícola, la deforestación, el pastoreo excesivo o la construcción de enormes represas.
En Argentina no existen corredores de humedales protegidos por la Convención de Ramsar, y en el resto del mundo hay muy pocos antecedentes de sistemas de este tipo, por eso decimos que se trata de una iniciativa muy innovadora, explicó Capatto.
Para ganar el consenso de los productores y pescadores que viven en torno al Paraná, de los gobiernos, los ambientalistas y científicos, Proteger y las demás organizaciones a cargo de la iniciativa realizaron una docena de talleres y encuentros para discutir y diseñar un plan de manejo sustentable del corredor.
Necesitamos proteger y manejar el corredor como un todo, porque los procesos que se dan en la cuenca no sólo se dan en el sentido del río Paraná que es el principal eje de escurrimiento, sino también en otras direcciones cuando el río inunda o baja, explicó a IPS Juan Neiff, director del Centro de Ecología Aplicada.
Fijar bordes restringidos para delimitar un sitio tiene el riesgo de que no se logre el objetivo que es el de proteger y usar racionalmente un sistema ecológico integral, muy elástico en sus límites y rico en biodiversidad, añadió Neiff, que también participa activamente en el proyecto.
El patrimonio de los recursos naturales de Argentina pertenece a cada una de las provincias, y por eso para obtener la acreditación de Ramsar es necesario que cada uno de los distritos complete los requisitos para la incorporación de sus bañados, esteros, turberas o anegadizos al proyecto de corredor.
El gran desafío comenzará luego, una vez que el corredor sea declarado sitio Ramsar y haya que coordinar las actividades de todos los actores, opinó ante IPS Bety Kufner, investigadora de la estatal Universidad de Córdoba y partícipe del proyecto.
Es una tarea muy compleja que requiere del compromiso de varias provincias, apuntó.
Los humedales en general son considerados riñones del planeta. Además de proveer agua potable, tienen como función natural mitigar las inundaciones —actuando como esponjas para almacenar excedentes de agua— y recargar los acuíferos. Son además vías de transporte y destinos turísticos de gran interés.
Asimismo, estos sistemas albergan variados recursos. Aves, peces, anfibios, reptiles, mamíferos, madera, resaca, turba, frutos, juncos y resinas. También aportan recursos forrajeros al bajar las aguas para que los animales pueden pastar, y acumulan nutrientes que exportan a tierras que inundan en las crecidas.
Un estudio de valoración económica del humedal del Paraná- Paraguay intenta medir ese potencial.
El economista del Consejo de Investigación en Ciencia y Técnica Vicente Constanza reveló a IPS los resultados de un informe inédito que estima en 5.302 pesos (unos 1.830 dólares) el valor económico de cada hectárea del humedal.
El informe realizado por Constanza incluye los usos directos del corredor, como pescado, pieles y cueros, carne, leña o turismo, y los indirectos, tal el control de inundaciones, la calidad del agua, la pesca deportiva y la caza de aves, entre otros.
Pero además, los impulsores del proyecto confían en que la declaración Ramsar atraerá proyectos de cooperación económica y técnica por un monto de entre 11 y 23 millones de dólares, que a su vez serían un impulso para poner en marcha otras iniciativas de turismo, pesca y comercio.
En este sentido, uno de los programas en los que trabaja la Fundación Proteger es un plan de puesta en valor y certificación de los productos provenientes del corredor de humedales elaborados por comunidades costeras. Esto requiere un fuerte apoyo del sistema científico y tecnológico, admitió Capatto.
También se prevé construir con apoyo de Wetlands International el primer Centro de Referencia en Humedales, un edificio flotante sobre el río Paraná que será energéticamente autosustentable y desde donde se brindarán talleres y cursos de capacitación para los habitantes de las zonas ribereñas y de las islas.
La incorporación de un sitio o corredor a la convención no siempre implica que el área será entonces invulnerable. Prueba de ello es la guerra estadounidense contra Irak, que destruyó buena parte de la región de humedales Ramsar de la Mesopotamia por donde se extienden los ríos Eufrates y Tigris.
Sin embargo, los expertos creen que es un reaseguro. La declaración no soluciona el problema del avasallamiento de los recursos naturales ni puede ir contra lo iracional de una guerra, pero abre un paraguas para realizar una cantidad de acciones en favor de la conservación, aseguró Neiff.
En este sentido, el secretario de Recursos Naturales y Pesca de la provincia de Entre Ríos, Esteban Puntín, aseguró a IPS que, aun cuando la declaración no solucione por ejemplo el problema del abuso del recurso pesquero, permite sí generar discusiones que refuerzan las políticas públicas.
Kufner reconoció que la declaración no es garantía de protección. Lo importante aquí es proponer una alternativa de manejo sustentable, un trabajo conjunto e integrado en el que todos los sectores se vean comprometidos, definió.
En tanto Capatto admitió que el eventual corredor Ramsar en el Paraná-Paraguay sería apenas un pasaporte. No incluye el pasaje ni las vacunas ni el equipaje. Todo eso dependerá de los que trabajemos en esto, desafió.
