El juicio en Zimbabwe contra el líder opositor Morgan Tsvangirai aleja la posibilidad de un acuerdo entre el gobierno de Robert Mugabe y su mayor rival, justo cuando se abría un camino de gestos recíprocos de acercamiento.
La justicia de Zimbabwe mantuvo el 8 de este mes los cargos de traición contra Tsvangirai por un supuesto complot para asesinar a Mugabe, pero los levantó en el caso del secretario general del Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), Welshman Ncube, y el portavoz de Agricultura de ese partido opositor, Renson Gasela.
La acusación se basa sobre una grabación en vídeo en que Tsvangirai, Ncube y Gasela deliberan sobre la posibilidad de asesinar a Mugabe antes de las elecciones presidenciales de 2002, consideradas fraudulentas por la oposición y observadores internacionales.
El MDC aseguró que se trata de un montaje de los servicios de inteligencia del gobierno. Tsvangirai, hoy libre bajo fianza, podría ser condenado a muerte.
El levantamiento de los cargos hubiera creado una atmósfera muy conducente para las conversaciones, sostuvo el portavoz del MDC, Paul Themba Nyati. La confirmación de la acusación por parte de la Corte Suprema no es particularmente útil a los efectos del diálogo, agregó.
Pero Nyathi negó que la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF) pueda utilizar la acusación como moneda de cambio para obligar al MDC a abandonar sus denuncias judiciales por la anulación de las elecciones de 2002. No hay relación entre los dos casos, dijo.
Sería un error no cuestionar el resultado de esas elecciones, pues la democracia recibió entonces un golpe mortal, agregó el dirigente.
El campo político está todavía demasiado embarrado como para ofrecer perspectivas reales de solución a la profunda crisis económica y política de Zimbabwe. Pero en los días anteriores al procesamiento de Tsvangirai se había registrado una suerte de tregua.
El primer signo real de deshielo fue la aceptación por parte del líder del MDC a la sesión inaugural del parlamento el 22 de julio, presidida por Mugabe. Ese día, además, los legisladores del MDC concurrieron al plenario, dejando de lado el boicot por el que permanecen fuera de sala.
Para algunos observadores, el gesto implicaba el reconocimiento por parte del MDC de Mugabe como legítimo presidente.
La anterior ronda de negociaciones entre el gobierno y la oposición se cerró el año pasado cuando el MDC descalificó ante la justicia el triunfo electoral de Mugabe, arrancado, según los opositores, a través de la intimidación, la violencia y el desconocimiento del derecho al voto de gran cantidad de ciudadanos.
Pero, desde la apertura del parlamento, las negociaciones se reanudaron, ahora con la mediación de líderes religiosos protestantes y católicos que se reunieron por separado con Mugabe y con Tsvangirai.
El presidente de la coalición de organizaciones civiles Asamblea Nacional Constitucional, Lovemore Madhuku, atribuyó los renovados bríos del diálogo al alivio de la ZANU-PF cuando el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, no mostrara en su gira por Africa en julio tanta dureza con Mugabe como se preveía.
Al entablar negociaciones con el MDC, la ZANU-PF procuraba devolverle el favor al presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, cuya influencia habría sido clave para ablandar a Bush, según Madhuku.
Por el otro lado, el MDC se dio cuenta de que no contaba con gente en las calles que peleara de su lado y se adaptara a un programa de acción de enfrentamiento, agregó el activista.
La última protesta masiva convocada por la oposición concluyó en julio con cientos de arrestados, entre ellos Tsvangirai.
Mientras, la paciencia del público parece agotarse. La inflación de 365 por ciento originó una caída de la liquidez y agudizó la quiebra de empresas y la pobreza. La escasez de productos básicos se alivió, pero éstos aún están fuera del alcance de muchos.
El MDC no está ofreciendo liderazgo en estos tiempos de dificultades. A medida que las cosas empeoran, el MDC se torna menos combativo y da a la ZANU-PF espacio para sobrevivir, afirmó Madhuku.
El MDC demanda la restauración del estado de derecho, el restablecimiento de las libertades públicas, estabilidad económica, el cese de las persecuciones políticas, una reforma constitucional, normas electorales justas y la despolitización de la asistencia alimentaria y de los servicios estatales.
Madhuku pronosticó que Mugabe permanecerá en el poder hasta 2005. El sueña con que tengamos buenas lluvias y con que caiga el precio de los productos básicos después de la cosecha, que no haya escasez el año próximo, concluyó. (