Un grupo internacional de altos ejecutivos reclamó a Estados Unidos, la Unión Europea y Japón que cedan ante algunas demandas de países en desarrollo, en especial sobre patentes medicinales y agricultura, para destrabar la negociación en la OMC.
El Consejo Internacional de Empresas (IBC, por sus siglas en inglés), que reúne a directivos de firmas transnacionales, expuso su preocupación cuando faltan sólo tres semanas para la V Conferencia Ministerial de la OMC (Organización Mundial del Comercio), que se reunirá del 10 al 14 de septiembre en la sudoccidental ciudad mexicana de Cancún.
En esa ocasión se examinará la marcha de las negociaciones sobre comercio internacional de la Ronda de Doha de la OMC, lanzada en su IV Conferencia Ministerial, realizada en noviembre de 2001.
Las discusiones entre los 146 estados miembros de la OMC atraviesan por dificultades, que separan en general a los países en desarrollo de los industrializados, sobre todo en relación con el comercio de productos agrícolas.
Esas discrepancias impidieron que el presidente del consejo general de la OMC, el negociador uruguayo Carlos Pérez del Castillo, distribuyera este viernes, como había planeado, el primer borrador de la declaración que los ministros discutirán en el balneario mexicano de Cancún.
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Por el mismo motivo se aplazará por lo menos un día el comienzo de las sesiones que el consejo general había programado sostener los días 25 y 26 de agosto para debatir el texto de Pérez del Castillo, adelantó una fuente negociadora.
Los ejecutivos de transnacionales aludieron a esos tropiezos al sostener que se necesitan avances significativos en los temas principales, si se pretende que los objetivos de la Ronda de Doha sean alcanzados a fines de 2004, como ha sido convenido.
La ronda lanzada en la capital de Qatar tiene como temas principales el comercio agrícola, el de servicios, el acceso a medicinas de bajo precio en países pobres, y otros aspectos que pueden favorecer a los países en desarrollo.
La cuestión de las medicinas se conoce en la OMC bajo el nombre técnico de Adpic y salud. Por Adpic debe entenderse acuerdos sobre los aspectos de la propiedad intelectual relacionados con el comercio, o Trips por sus siglas en inglés.
Según la declaración de los empresarios, la conferencia de Cancún debe producir resultados concretos sobre Adpic y salud para los países pobres, de manera que se fortalezca en esas naciones el acceso a los medicamentos necesarios.
Sin embargo, los hombres de negocios se hicieron eco de uno de los argumentos de los grandes laboratorios farmacéuticos, al puntualizar que esos resultados tienen que salvaguardar cierto nivel de ganancias de esos laboratorios, que conduce al desarrollo de nuevos fármacos para enfermedades nuevas o ya existentes.
El documento del IBC, entregado a la prensa en una reunión informal realizada este viernes en Ginebra, lleva la firma de Henry A. McKinell, presidente de la estadounidense Pfizer, una de las principales compañías farmacéuticas del mundo.
Los otros signatarios son Niall FitzGerald, copresidente de la angloholandesa Unilever, dedicada a la producción de alimentos, cosméticos y productos de limpieza del hogar, Peter Brabeck- Letmathe, vicepresidente de Nestlé, la primera compañía de alimentos en el mundo, y Josef Ackerman, presidente del Deutsche Bank y también del IBC.
La cuestión del acceso a los medicamentos estuvo a punto de resolverse en diciembre, cuando el presidente del comité de Adpic de la OMC, el mexicano Eduardo Pérez Motta, logró un acuerdo mayoritario a favor de una declaración que satisfacía a los países en desarrollo.
Pero la representación de Estados Unidos, bajo presión de la industria farmacéutica, bloqueó el acuerdo en la OMC, que adopta la gran mayoría de sus compromisos por la vía del consenso.
Fuentes negociadoras anticiparon que Washington discute con la industria una fórmula para acatar el mandato de Doha en la materia, que dispuso amparar a los países pobres.
La intención de Estados Unidos, dijeron las fuentes, es concertar un acuerdo y divulgarlo antes del comienzo de la conferencia de Cancún, por temor a que la falta de resolución del asunto sea un acicate a las protestas de grupos de la sociedad civil que estarán presentes en ese balneario mexicano.
La otra cuestión clave de las negociaciones es el comercio agrícola, sobre el cual los empresarios transnacionales adoptaron una posición más avanzada que la sostenida hasta ahora por las principales potencias agropecuarias, Estados Unidos y la Unión Europea.
El IBC reclama el establecimiento de un marco claro y ambicioso para eliminar las barreras que perjudican a la agricultura y también a la industria.
En el caso de la agricultura, urgieron a eliminar con rapidez todos los subsidios agrícolas de los países industrializados que distorsionan el comercio.
Según cálculos de organismos intergubernamentales, el total de los recursos que la mayoría de los países industrializados destinan a sostener formas de producción agrícola ineficaces es más de 300.000 millones de dólares anuales.
Los empresarios opinaron que la eliminación del proteccionismo debe incluir también a las subvenciones de exportaciones, que perjudican a las comunidades campesinas de los países en desarrollo.
Por último, reclamaron una reducción sustancial y progresiva de los aranceles que gravan a los productos agropecuarios, de por lo menos 50 por ciento, y con recortes más pronunciados para los aranceles mayores.
Un aspecto sugestivo del pronunciamiento de la IBC fue su propuesta de eliminar del programa de discusiones de Cancún a cuatro temas que interesan sobremanera a los países industrializados.
Esos temas son las inversiones, las políticas de competencia, la facilitación del comercio vinculada con trámites y regulaciones aduaneras, y la transparencia en las compras gubernamentales, que según los ejecutivos pueden discutirse con mejores resultados después de la conferencia de Cancún.
Son los llamados ”temas de Singapur” porque están en discusión desde la II Conferencia Ministerial de la OMC, realizada en esa ciudad en 1996, y la mayor parte de los países en desarrollo han cuestionado las intenciones de los países industrializados de establecer modalidades para negociar esos puntos.
Los empresarios opinaron que los progresos en relación con el acceso a medicinas y el comercio de productos agrícolas otorgarán impulso a las negociaciones que se pueden abrir luego de Cancún.
De esa manera se estimulará un crecimiento rápido y sostenido en los países en desarrollo, donde viven cuatro de cada cinco ciudadanos del mundo, arguyeron.
Esos objetivos se lograrán si hay un liderazgo visionario y generoso de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, afirmaron los hombres de negocios.
El IBC, integrado por más de 100 jefes de industrias de distintos países, presta asesoría y colaboración intelectual al Foro Económico Mundial, la organización que reúne cada año, en la sudoriental ciudad suiza de Davos, a economistas, empresarios, gobernantes, académicos y representantes de la sociedad civil, para discutir sobre el desarrollo social y económico.