La muerte de un adolescente israelí esta semana por disparos del grupo radical islámico Hizbolá desde el sur de Líbano aumentó la tensión entre ese país e Israel luego de meses de relativa calma.
El ataque fatal fue el primero desde que Israel se retiró del sur de Líbano, en mayo de 2000, luego de 18 años de ocupación.
Israel reforzó su artillería en su frontera septentrional, pero tanto el gobierno israelí como Hizbolá parecen interesados, por motivos muy diferentes, en asegurar que la situación no se salga de control.
Los últimos choques comenzaron el pasado viernes, cuando Hizbolá, una organización chiita con respaldo de Irán y Siria, bombardeó posiciones israelíes en la disputada área de las granjas Shebaa, conocidas en Israel como Monte Dov. Fue el primer bombardeo desde enero de este año.
Israel respondió atacando posiciones del grupo guerrillero con fuego de artillería y cohetes lanzados desde aviones de combate.
La guerra de Hizbolá contra la ocupación israelí en el sur de Líbano fue uno de los factores que determinaron la retirada de las tropas de Israel del área.
Hizbolá declaró que su bombardeo respondió a un ataque israelí el 2 de agosto, que mató a un miembro del grupo guerrillero en su automóvil. Israel no respondió a la acusación.
La tensión aumentó el domingo, cuando Hizbolá disparó proyectiles antiaéreos que aterrizaron en un barrio de trabajadores del norte israelí. Uno de ellos mató a Haviv Dadon, de 16 años, mientras volvía a su casa desde su trabajo de verano.
En represalia, Israel destruyó la posición de Hizbolá desde donde se realizaron los disparos.
Además, el gobierno de Ariel Sharon advirtió a Damasco que atacaría objetivos sirios si no reprime al grupo chiita, que figura en la lista de grupos terroristas del Departamento de Estado de Estados Unidos. Siria posee cerca de 20.000 efectivos militares en Líbano.
Hace más de tres años, el entonces primer ministro israelí Ehud Barak hizo retirar a su ejército de Líbano hasta las líneas demarcadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Barak pretendía un rápido reconocimiento de la frontera por la comunidad internacional, en la creencia de que esto detendría los ataques de Hizbolá.
Pero el grupo islámico sostiene que las granjas de Shebaa, emplazadas en las laderas del monte Hermon, que Israel arrebató a Siria en la guerra de los Seis Días (1967), son territorio libanés, y por eso siguió atacando posiciones israelíes aun luego de la retirada.
La ONU determinó que el área en cuestión es territorio sirio, y por lo tanto el asunto debe resolverse entre el gobierno israelí y Damasco.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, criticó los ataques de Hizbolá, y dijo que ”todos los gobiernos con influencia” sobre ese grupo deberían contenerlo.
Sin embargo, el foro mundial también se pronunció contra los ”vuelos de reconocimiento” de aviones israelíes sobre territorio libanés, destinados a recabar información sobre posiciones de Hizbolá.
Hizbolá insiste en que esos vuelos violan la soberanía libanesa, e Israel sostiene que el grupo islámico los usa como excusa para disparar contra objetivos israelíes.
”Ni siquiera apuntan contra los aviones, sino que apuntan bajo, contra localidades israelíes al otro lado de la frontera”, dijo a IPS Moshe Marzuk, ex oficial del ejército israelí y actualmente investigador del Centro Internacional de Políticas Antiterroristas, con sede en las afueras de Tel Aviv.
Tras la retirada del ejército israelí del sur de Líbano, el vacío no fue llenado por el ejército libanés, sino por Hizbolá, que desplegó miles de cohetes de largo alcance cerca de la frontera, todos apuntando hacia Israel.
Por eso, ”Israel debe saber lo que ocurre allí mediante vuelos de reconocimiento”, justificó Marzuk.
Aviones israelíes volvieron a surcar el cielo libanés el miércoles, pero esta vez Hizbolá no respondió con ataques transfronterizos.
El grupo chiita parece haber adoptado una estrategia de ataques controlados. En vista de la presión de Estados Unidos sobre Siria e Irán tras la guerra contra Iraq, los líderes de Hizbolá entienden que una guerra transfronteriza no es lo que desean sus patrocinadores.
”Hizbolá comprendió que este no es el momento para poner en aprietos a Irán y Siria”, a los que Estados Unidos acusa de respaldar a grupos terroristas, señaló Marzuk.
Mientras, Israel es consciente de que las hostilidades en la frontera norte perjudicarían el turismo interno de verano, que había comenzado a recuperarse luego del repliegue de 2000. Además, el gobierno de Sharon no desea abrir otro frente de lucha mientras debe hacer frente a la resistencia palestina. (