La ONU se comprometió a permanecer en Iraq pese al ataque contra su sede en Bagdad que costó la vida de al menos 20 personas, entre ellas el subsecretario general del foro mundial y alto comisionado para los Derechos Humanos, Sergio Vieira de Mello.
”Estamos decididos a continuar nuestro trabajo en Iraq”, dijo este martes el portavoz de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Fred Eckhard.
El Consejo de Seguridad de la ONU manifestó un compromiso en el mismo sentido, al emitir una declaración de condena al atentado ”en los más fuertes términos”. ”Estos actos terroristas no quebrarán la voluntad de la comunidad internacional de intensificar esfuerzos para ayudar al pueblo de Iraq”, agregó.
El ataque suicida con un coche bomba dejó al menos un centenar de heridos, la mayoría de ellos graves, dijo Eckhard, quien sugirió que el saldo final podría ser mucho peor.
El atentado fue atribuido por académicos árabes y estadounidenses en asuntos de Medio Oriente a la percepción de que la ONU está limitando sus funciones a cumplir con los designios de Estados Unidos.
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”Esta es otra señal de la muy baja estima que la mayoría de los iraquíes —y, de hecho, muchos árabes y musulmanes— sienten hacia la ONU”, dijo a IPS el profesor de Ciencias Políticas As'ad AbuKhalil, de la estadounidense Universidad del Estado de California.
Los iraquíes identifican al foro mundial con ”las devastadoras sanciones y las raciones de alimentos impuestas al gobierno en Bagdad por las autoridades estadounidenses”, según AbuKhalil.
El propio experto sostuvo que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, ”tuvo éxito en cambiar una gran organización en una herramienta de la política exterior estadounidense, y los trabajadores de la ONU pagaron el precio”.
El jefe de la ONU ”se mantuvo silencioso sobre el bombardeo y la ocupación de un país (islámico) atrás de otro, Afganistán y luego Iraq”, pero criticó los actos violentos de organizaciones radicales palestinas, agregó.
Por su parte, el profesor de Derecho Internacional Francis Boyle, de la estadounidense Universidad de Illinois, dijo a IPS que la ONU se ha convertido en una herramienta de la voluntad de Estados Unidos.
”Por estas razones la ONU es vista como parte del beligerante régimen de ocupación estadounidense-británico y, por lo tanto, como un blanco apropiado para la resistencia”, agregó.
Annan ”ha servido, básicamente, como el chico de los mandados para Estados Unidos”, a pesar de que la Carta de la ONU le garantiza la más amplia independencia.
El Consejo de Seguridad de la ONU virtualmente reconoció la semana pasada el Consejo de Gobierno Iraquí, cuerpo de 25 miembros designados por Estados Unidos.
”El ataque contra la ONU socavar la credibilidad de Estados Unidos, pues intenta demostrar que los ocupantes son incapaces no sólo de prestar servicios al público sino también de garantizar la ley y el orden”, dijo a IPS el profesor de Ciencias Políticas Naseer Aruri, de la estadounidense Universidad de Massachusetts.
El atentado parece dirigido también a desalentar el futuro despacho de una misión multilateral de mantenimiento de la paz, agregó Aruri.
Eckhard advirtió que la seguridad en Iraq es responsabilidad básica de las potencias ocupantes (Estados Unidos y Gran Bretaña). ”¿Cuán seguro es Iraq para los cientos de funcionarios de la ONU? Aún debe hacerse esa evaluación”, dijo.
En Iraq trabajan unos 300 funcionarios de la ONU y de sus agencias, como el Programa Mundial de Alimentación, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
A pesar de los anuncios, el Comité Permanente sobre Seguridad e Independencia del Consejo de Personal de la ONU pidió ”una investigación completa para determinar por qué no se tomaron medidas de seguridad adecuadas para impedir tan horrible acto”, dijo a IPS el integrante del panel, Guy R. Candusso.
”Hemos pedido al secretario general la suspensión de todas las operaciones en Iraq y el retiro de su personal hasta que se tomen medidas para mejorar la seguridad”, agregó Candusso.
El Comité Permanente sostuvo en una declaración que ”este atentado sirve como trágico recordatorio de los innumerables riesgos que corren día a día los empleados de la ONU en todo el mundo”.
Eckhard recordó este martes que la neutralidad política es la clave de todas las operaciones de la ONU, pero que eso también convierte al foro mundial en ”blanco” de atentados ”para algunos”.
El portavoz aseguró que el personal de la organización es apolítico y que ”la política de la ONU es determinada por el Consejo de Seguridad”.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, declaró en Europa: ”La pérdida de Sergio Vieira de Mello es un golpe amargo para la ONU, y para mí personalmente.”
El diplomático brasileño era, además de subsecretario general y alto comisionado de Derechos Humanos, representante especial de Annan en Iraq.
”A través de su carrera, fue un excepcional servidor de la humanidad, dedicado a aliviar el sufrimiento de sus semejantes hombres y mujeres, ayudándoles a resolver sus conflictos y a reconstruir las sociedades devastadas por la guerra”, agregó Annan.
El jefe de la ONU indicó que Vieira de Mello pasó los últimos meses de su vida trabajando día y noche para ayudar al pueblo iraquí a recuperar el control de su propio destino y a construir un futuro de paz, justicia e independencia plena.
Vieira de Mello fue propuesto para la tarea en Iraq por Estados Unidos, pero Annan fue reticente al nombramiento porque pensaba que le restaría al diplomático brasileño dedicación para cumplir sus funciones de alto comisionado para los Derechos Humanos, cargo al que había sido designado en septiembre.
Annan, finalmente, cedió a la presión de la Casa Blanca y cedió al funcionario por cuatro meses a partir de mayo. Se preveía que en septiembre regresaría a la oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos en Ginebra.
Vieira de Mello, de 55 años, también fue administrador de transición de la ONU en Timor Oriental y representante especial del foro mundial en Kosovo. Además, ocupó el cargo de subsecretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios.
La organización de derechos humanos Amnistía Internacional elogió las contribuciones de Vieira de Mello. También la representante de la organización Human Rights Watch ante la ONU, Joanna Weschler, quien sostuvo que el ataque en Bagdad era ”un crimen de guerra y un gran golpe a los esfuerzos de la comunidad internacional para ayudar al pueblo iraquí”.
”Ninguna causa política puede ni siquiera justificar ataques intencionales contra civiles. Lo que ocurrió hoy en Bagdad viola los principios fundamentales del derecho humanitario y socava el trabajo de la ONU para supervisar los derechos humanos en Iraq”, dijo Weschler.