El papel de la peruana Eleana Benador, agente de prensa de numerosas mentes célebres de la derecha estadounidense, ha sido decisivo para que 80 por ciento de los ciudadanos de este país apoyaran la guerra contra Iraq.
Cuando los historiadores analicen cómo se gestó la invasión, se sorprenderán de que un pequeño grupo de analistas y activistas sin cargos ejecutivos en el gobierno de George W. Bush fueran capaces de allanar el camino a la guerra mediante el dominio del debate en la radio, la televisión y la prensa.
Parte del éxito se atribuye a la credibilidad que les confirió su estrecho vínculo con el gobierno, pues ante la ciudadanía aparecen como poseedores de información de primera mano. Eso les permite participar como voceros en programas de debate en radio y televisión y acceder a páginas de opinión en la prensa.
Pero los historiadores serían negligentes si ignoraran el trabajo diario de una persona que, como nadie fuera de la administración de Bush, permitió a esas personas ser tan ubicuas como fue posible.
Benador es agente de los miembros de la gubernamental Junta de Políticas de Defensa Richad Perle y James Woolsey —ex jefe de la Agencia Central de Inteligencia—, así como de Michael Ledeen, Frank Gaffney y decenas de otros connotados adherentes del ala del gobierno denominada neoconservadora.
La voz de estos académicos, activistas y ex funcionarios fue difícil de evitar para cualquiera que mirara la televisión o leyera los diarios en los últimos 20 meses.
También figuran entre sus representados el ex editor del diario The New York Times A. M. Rosenthal, hoy columnista de The New York Daily News, el columnista de The Washington Post Charles Krauthammer y el miembro del Consejo de Relaciones Exteriores Max Boot.
Trabajando 18 horas diarias dando una atención personal a cada uno de sus clientes y a sus contactos en los medios, Benador logró la aparición de sus representados en todo el espectro radial, televisivo y de prensa en los meses anteriores a la invasión a Iraq, iniciada el 20 de marzo.
También es destacable la convicción con que defiende el ideario de sus clientes.
En general, sí, comparto sus opiniones. Así, cuando los represento, puedo, realmente, convencer a otra persona, dijo a IPS en una entrevista que concedió en el vestíbulo del hotel Willard de Washington.
Benador Associates, firma radicada en Nueva York, se instaló hace menos de dos años, pero ya cuenta con una clientela de 38 celebridades, la mayoría expertos en Medio Oriente.
La agente calculó que, cada semana, concierta para sus clientes entre 15 y 30 entrevistas para la televisión de Estados Unidos y del extranjero, y la publicación de cinco columnas en diarios influyentes, como The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal y Los Angeles Times.
Pero Benador minimiza sus logros. Según ella, la demanda de columnas y entrevistas a neconservadores aumentó en los medios de comunicación no por Eleana Benador, sino por la necesidad que existe hace tiempo de abordar la amenaza del terrorismo.
Benador nació en Lima, donde sufrió poliomielitis cuando era niña. A los siete años, se mudó con su familia a París, donde permaneció hasta los 16, cuando volvió a Perú.
Regresó a Francia para estudiar en la Universidad de la Sorbona y en la Universidad Católica en Lille. Luego, continuó con sus estudios y trabajó en Viena y en Ginebra, donde conoció a su esposo, un marchand suizo.
Luego de nueve años de dedicarse a criar a su hijo, hoy de 14 años, Benador regresó al trabajo, dividiendo su jornada entre el antiterrorismo y la historia del arte.
Entonces, se unió al Foro Medio Oriente, centro académico con sede en Filadelfia dirigido por el neoconservador Daniel Pipes, con frecuencia acusado de incitar al odio contra los musulmanes por dirigentes de la comunidad árabe estadounidense y organizaciones de derechos civiles.
En octubre de 2001, Benador dejó el Foro Medio Oriente para fundar Benador Associates. Sus primeros clientes fueron Woolsey y Rosenthal. Woolsey realmente abrió la puerta para que entraran sus otros amigos, dijo la agente.
Woolsey colabora hace mucho tiempo con Perle, quien tiene su propia red de neoconservadores en el centro académico American Enterprise Institute, en el que revistan Ledeen, Hillel Fradkin, Michael Rubin, Meyrav Wurmser y Laurie Mylroie, todos ellos extravertidos e influyentes promotores de la guerra en Iraq.
Y todos ellos son clientes de Benador.
También figuran en la lista de representados por Benador Associates varios musulmanes como Amir Taheri, Ismail Cem, Fereydoun Hoveyda, Tashbih Sayyed y Mansoor Ijaz. Todos ellos apoyaron la invasión y pidieron extender la guerra contra el terrorismo a otros países de Medio Oriente.
Otro musulmán representado por Benador, Shaykh Kabbani, causó conmoción en la comunidad islámica en 1999, cuando acusó a la mayoría de las mezquitas estadounidenses de predicar ideas extremistas.
Benador también es agente de dos iraquíes, Kanan Makiya y Khidhir Hamza, miembros del Congreso Nacional Iraquí que lidera el banquero Ahmad Chalabi y que cuenta con fuerte apoyo de los neconservadores de Washington. Ambos son mis voces más poderosas ahora, afirmó la representante.
Hamza, un científico nuclear, fue uno de los principales acusadores del supuesto programa armamentista del depuesto régimen de Saddam Hussein.
Benador afirmó que ve su trabajo más como una misión que como un negocio. Y sus clientes musulmanes juegan un papel clave.
Estoy totalmente convencida de que nuestro mundo, para tener paz, debe hacer la paz con los musulmanes moderados. Si no son nuestros aliados, nunca tendremos paz. Ellos son los que pueden derrotar a sus propios extremistas, y ellos son las primeras víctimas de los extremistas musulmanes. Esto es algo por lo que lucho con mucha firmeza, dijo.
No todos los clientes de Benador son neoconservadores. También represemnta al columnista Arnaud de Borchgrave, un derechista que se ha opuesto a la política neoconservadora hacia Medio Oriente por su sesgo favorable a los intereses israelíes.