EEUU-IRAN: Al Qaeda ya no es lo que importa

Cuando el presidente estadounidense George W. Bush lanzó hace casi dos años su ”guerra contra el terrorismo”, su principal objetivo declarado era la organización extremista islámica Al Qaeda (La Red), pero está en duda que aún lo sea.

Esa duda surge porque, según filtraciones de funcionarios de Washington, Irán ofreció a Estados Unidos entregar a tres altos miembros de ese grupo, a los que podrían agregarse otros tres, pero Bush y su equipo vacilan en aceptar porque se les pide, a cambio, que priven de apoyo a un grupo insurgente iraní.

El grupo, llamado Mujahedin El Khalq (MEK), está en la lista mundial de organizaciones terroristas del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense.

Sin embargo, los llamados halcones (el ala más conservadora de Washington), alineados tras el vicepresidente Dick Cheney y el Departamento de Defensa, consideran que la organización rebelde puede ser útil contra Teherán.

Irán fue definido por Bush a comienzos de 2002 como uno de los tres integrantes del ”eje del mal”, junto con Corea del Norte e Iraq, y los halcones insisten en que ha acelerado en los últimos meses el desarrollo de su programa nuclear.

MEK tiene sus bases en Iraq, toleradas por las fuerzas estadounidenses que ocupan ese país, y según los informes filtrados, el gobierno iraní pide a Washington que ponga fin a las actividades de esos insurgentes.

A cambio, Irán estaría dispuesto a entregar a las seis personas mencionadas, pero no directamente a Estados Unidos —ya que las relaciones entre ambos países se interrumpieron hace más de 20 años— sino a alguna nación aliada de Washington.

De acuerdo con esas versiones, la oferta iraní fue discutida la semana pasada en sucesivas visitas a la hacienda de Bush en el meridional estado de Texas realizadas por el secretario de Estado, Colin Powell, Cheney y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.

Irán ha admitido que alberga a tres altos dirigentes de Al Qaeda: Seif al-Adel, considerado el tercero en jerarquía y jefe de operaciones militares de ese grupo —por cuya captura Washington ofrece 25 millones de dólares—, Suleiman Abu Gheith, portavoz de la organización, y Saad bin Laden, tercer hijo del líder máximo, Osama bin Laden.

El gobierno estadounidense piensa que Teherán da asilo a otros tres importantes miembros de Al Qaeda: Abu Hafs, llamado ”El Mauritano”, Abu Musab Zarqawi, considerado un enlace clave del grupo con el derrocado presidente iraquí Saddam Hussein, y quizá Mohammed al Masri, un agente que actuó en Africa oriental, según un informe de la red estadounidense de periódicos Knight Ridder.

”Si Washington pudiera ponerle la mano encima a la mitad de esos individuos, lograría su mayor avance en la guerra contra Al Qaeda desde la caída de Afganistán. Si los atrapáramos a todos, el adelanto sería enorme”, afirmó un funcionario que no quiso ser identificado.

El gobierno estadounidense considera a Al Qaeda responsable de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington. La primera fase de la respuesta de Bush a esos atentados fue la exitosa ofensiva ese mismo año contra el movimiento radical islámico Talibán, que controlaba la mayor parte de Afganistán, por negarse a entregar a Osama bin Laden.

Funcionarios del Departamento de Estado presionan a la Casa Blanca para que negocie el mejor acuerdo posible, y según algunas versiones habrían obtenido permiso para reunirse con iraníes hace dos semanas.

Representantes de Estados Unidos e Irán mantuvieron una serie de reuniones secretas en 2002, pero fueron suspendidas a mediados de mayo cuando los halcones acusaron a Teherán de estar involucrado en los atentados terroristas del 12 de ese mes en Riyad.

Los halcones rechazan por completo la idea de un acuerdo con Irán, y no sólo porque, a su juicio, el gobierno iraní patrocina el terrorismo y quiere obtener armas nuclares.

También la rechazan porque consideran que Irán está gobernado por una deteriorada dictadura al borde del colapso y que puede ser derrocada fácilmente por una insurrección popular, con una pequeña ayuda de agentes estadounidenses encubiertos.

Los halcones reciben el apoyo del gobierno derechista de Israel, que presiona a Washington para que continúe en Irán su campaña antiterrorista.

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, dijo al periódico estadounidense The New York Post en noviembre que, tan pronto como se controle la situación en Iraq, pedirá que ”Irán esté al tope de la lista” de Washington.

Los halcones del Pentágono (sede del Departamento de Defensa), que controlan la ocupación en Iraq, autorizaron el mes pasado la reanudación de las actividades del Mujabarat, el servicio de inteligencia del régimen de Saddam Hussein, que tenía a su cargo una serie de operaciones en Irán y trabajaba codo a codo con el MEK.

El grupo insurgente nació a fines de los 60 como un movimiento islámico de izquierda, pero rompió con los líderes de la república islámica luego de la revolución de 1979.

El MEK recibió armas pesadas y tanques de Saddam Hussein durante la guerra entre Irán e Iraq en los años 80. Esas armas fueron usadas para realizar ataques contra Teherán, pero también para colaborar con el gobierno iraquí, en especial luego de la primera guerra del Golfo en 1991.

Las fuerzas de Estados Unidos bombardearon las bases del grupo al principio de la guerra contra Iraq, lanzada en marzo de este año, pero negociaron un cese del fuego y el MEK suspendió sus operaciones mientras Washington expandía su control en todo el territorio iraquí.

Estados Unidos le permitió al MEK quedarse con la mayoría de sus armas, seguir unido y, a pesar de estar en su propia lista de organizaciones terroristas, mantener sus operaciones en Irán. El MEK fue el primero en alertar a Washington sobre la existencia de una central nuclear iraní a comienzos de este año.

Sin embargo, funcionarios de Teherán consideran que el grupo no cuenta con apoyo popular y, por el contrario, es despreciado por haberse aliado con Saddam Hussein.

”Es difícil que alguna vez sea visto como una ventaja política en Irán para Estados Unidos. Es enemigo común de los reformistas y de los conservadores”, dijo a IPS un funcionario de Washington que está a favor de un acuerdo con Teherán.

Un acuerdo entre Estados Unidos e Irán podría convencer a un mundo islámico cada vez más escéptico de que Al Qaeda es en realidad el primer objetivo de la campaña antiterrorista de Bush, y no sólo un pretexto para asegurar el dominio de Estados Unidos e Israel en Medio Oriente, opinaron analistas.

”Nuestra prioridad tiene que ser Al Qaeda, y si podemos convencer a los iraníes para que entreguen a jefes de alto rango de esa red terrorista, debemos hacerlo”, dijo a The New York Times el analista Fynt Leverett, asesor sobre asuntos de Medio Oriente para el Consejo de Seguridad Nacional.

Otros observadores señalan que el desbaratamiento del MEK serviría para demostrar que Washington no tiene una doble postura frente a los diferentes grupos terroristas.

Pero los halcones del Pentágono se resisten a realizar una acción firme contra el grupo.

”Todavía no los hemos desmantelado. Hay un debate entre la oficina del secretario de Defensa y el Departamento de Estado”, dijo al diario USA Today el ex director de lucha contra el terrorismo de la Agencia Central de Inteligencia, Vince Cannistraro.

Al parecer, todavía muchos funcionarios de Washington creen que el MEK puede servir para sus intereses. (

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