Más de 40.000 personas permanecen desaparecidas a raíz de las guerras de desintegración de la antigua Yugoslavia de la década de 1990, informó la Comisión Internacional para la Búsqueda de Desaparecidos (ICMP).
La ICMP, establecida en Sarajevo en 1996 tras el fin de los conflictos de Bosnia-Herzegovina y Croacia, conmemorará este sábado 30 el Día Internacional de los Desaparecidos con actos simultáneos en cuatro centros urbanos de distintas repúblicas ex yugoslavas.
La costumbre de celebrar ese día tiene sus raíces en países de América Latina y fue iniciada por la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (Fedefam), explicó Aldijana Buhic, de la ICMP.
En Bosnia-Herzegovina, cientos de familiares de desaparecidos se reunirán este sábado en Kalesija, una pequeña localidad cercana a la frontera con Serbia y a Crni Vrh, un lugar donde se halló una fosa común con 700 cuerpos el mes pasado.
El Comité Internacional de la Cruz Roja estimó que 18.015 personas permanecen desaparecidas en Bosnia-Herzegovina, escenario de una guerra étnica que dejó cerca de 200.000 muertos entre 1992 y 1995.
El conflicto estalló en medio de una ola nacionalista serbia iniciada en Belgrado por el entonces presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, hoy sometido a juicio ante el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia por genocidio, crímenes de guerra y de lesa humanidad.
La fiscalía del Tribunal acusó a Milosevic de presidir un plan maestro para crear una ”Gran Serbia”, proyecto que, según la parte acusadora, habría tenido como resultado la muerte de un cuarto de millón de no serbios en Croacia, Bosnia-Herzegovina y la provincia serbia de Kosovo.
Muchos de los restos humanos encontrados no han podido ser identificados.
Entre los desaparecidos figuran la mayoría de unos 7.500 hombres masacrados por el ejército serbo-bosnio en la localidad de Srebrenica, en julio de 1995. En los últimos años se encontraron cerca de 5.000 cadáveres en fosas comunes cerca de Srebrenica, pero no se sabe el paradero de los demás.
Los restos sólo pueden identificarse mediante análisis de ADN. Hasta ahora, laboratorios de la ICMP en Bosnia y en la capital de Serbia, Belgrado, determinaron la identidad de cerca de mil cuerpos.
En Croacia, familiares de desaparecidos se reunirán frente a una tienda de departamentos en Vukovar, una localidad de 50.000 habitantes que quedó en escombros tras su invasión en noviembre de 1991 por el entonces Ejército Popular Yugoslavo.
La Cruz Roja estima que hay 3.000 desaparecidos en Croacia.
En la meridional provincia serbia de Kosovo, de mayoría albanesa y administrada en los últimos cuatro años por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), parientes de desaparecidos se reunirán en la localidad de Fushe Kosovo.
Unos 10.000 kosovares de origen albanés desaparecieron en 1998 y 1999, en el marco de una campaña de ”limpieza étnica” perpetrada por policías y paramilitares serbios.
Ante esta situación, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) decidió actuar sin autorización de la ONU y realizó una intensa campaña de bombardeos aéreos sobre Serbia, que dejó además de víctimas humanas un saldo de 120.000 edificios destruidos y más de medio millón de personas sin techo.
Después de la guerra, más de 100.000 serbios debieron huir de sus hogares por miedo a represalias de los albaneses. Dos años antes, más de 800.000 de éstos habían tenido que escapar de los serbios.
En Belgrado, los familiares de los desaparecidos realizarán en un centro de prensa local una mesa redonda dedicada a la memoria de más de 2.000 serbios desaparecidos, en su mayoría de Kosovo.
”Saber el destino de las personas desaparecidas… ayudará a la reconciliación entre las naciones antes enfrentadas: croatas, bosnios, serbios, albaneses”, expresó Nebojsa Covic, viceprimer ministro de Serbia.
Por ahora, las diferentes etnias están lejos de la reconciliación.
”No podrá lograrse un ambiente multiétnico en los Balcanes, ni siquiera el Estado de derecho, a menos que se aclare la dolorosa verdad sobre los desaparecidos”, advirtió Natasa Kandic, directora ejecutiva del Centro para el Derecho Humanitario, con sede en Belgrado.
”La verdad también permitirá llevar ante la justicia a los autores de los crímenes, en un ambiente político que tiende a minimizarlos, especialmente en Serbia”, dijo a IPS.
Las guerras de desintegración de la antigua Yugoslavia dejaron cerca de 250.000 muertos en una población de 23,5 millones. La mayoría eran civiles.
El conflicto estalló en 1991, con una campaña de independencia de Eslovenia y Croacia, dos de las seis repúblicas que entonces constituían Yugoslavia. Ambas pretendían la liberación de la órbita de Belgrado, capital de la mayor de las repúblicas, Serbia. Bosnia-Herzegovina les siguió en 1992.
La guerra en Eslovenia duró apenas seis días y dejó pocas víctimas, pero las de Croacia y Bosnia duraron hasta 1995 y fueron las más sangrientas. Terminaron con los acuerdos de paz de Dayton, impulsados por la comunidad internacional.
Belgrado, con Milosevic a la cabeza, se opuso a los reclamos de independencia y convocó a todas las fuerzas partidarias de la unidad, entre ellas el Ejército Popular Yugoslavo, a ”mantener a Yugoslavia unida”. Esta campaña se convirtió en una guerra contra los no serbios.
El problema para los independentistas era que un gran número de los 8,5 millones de serbios vivían fuera de Serbia. Más de dos millones residían en Croacia y Bosnia.
Milosevic describió su campaña de limpieza étnica como ”defensa de los serbios en Croacia y Bosnia”.
Tanto Milosevic como los líderes independentistas se ocupaban de resaltar las diferencias entre los diferentes grupos étnicos de la antigua Yugoslavia.
Los serbios son cristianos ortodoxos, mientras los eslovenos y croatas son católicos, y los bosnios, musulmanes, al igual que los albaneses de Kosovo.
Pero las fosas comunes no saben de nacionalidad ni religión, observó Kandic. ”Simplemente claman por justicia”, concluyó.
Yugoslavia se desintegró por completo y hasta perdió el nombre este año. Lo que quedó de la antigua federación después de las guerras se llama ahora ”Serbia y Montenegro”.