RELIGION-EGIPTO: 80.000 mezquitas, un único sermón

Los feligreses de las 88.000 mezquitas de Egipto escuchan desde este viernes el mismo sermón semanal, gentileza del Ministerio de Asuntos Religiosos (Awaqaf). Los clérigos musulmanes que desobedezcan serán castigados.

Una nueva campaña contra la libertad de culto impide a los clérigos pronunciar sus propios sermones: deberán leer el redactado en las oficinas del Ministerio. El viernes es en todo el mundo islámico la ocasión en que los líderes religiosos expresan su opinión sobre diversos asuntos, incluso políticos.

El régimen de Hosni Mubarak está enfrentado con las organizaciones islámicas. Las más radicales pretenden desalojarlo del poder desde el inicio de su gobierno secular y prooccidental hace 15 años.

”A los predicadores que no se apeguen al texto se les retirarán sus prerrogativas. El Departamento de Asuntos Legales de la cartera los someterá a investigación”, advirtió en su anuncio el Ministerio de Awaqaf.

El gobierno también se propone remover a los clérigos independientes y reemplazarlos por otros a quienes las autoridades designarán y les pagarán sueldo.

Cuando se abra una nueva mezquita, el gobierno exigirá a sus responsables que asistan a cursos estatales de adoctrinamiento religioso. Los clérigos serán autorizados a predicar sólo después de aprobar un examen y de ser sometidos a pruebas para determinar que no están vinculado con organizaciones radicales.

Con su plan, las autoridades pretenden ”desarrollar el contenido de los sermones en las mezquitas, en especial los pronunciados el viernes a la tarde, y mejorar la imagen de los musulmanes dentro y fuera del país”, dijo el ministro de Awaqaf, Mahmoud Hamdi Zaqzouq.

Así, será el aparato de seguridad, y no las instituciones religiosas, el que regirá las mezquitas, dijo a IPS Abdel-Moneim Abu al-Foutouh, miembro del Consejo de Guía de la centenaria Hermandad Musulmana, que, pese a ser considerada la principal organización islámica y opositora de Egipto, es ilegal.

Esta campaña responde a ”la presión de Estados Unidos sobre nuestros países (musulmanes) para limitar al movimiento islámico”, agregó Foutouh. ”El gobierno y los países extranjeros llaman a la liberalización económica, pero pretenden restringir la libertad de expresión y de culto en las mezquitas”, advirtió.

Bajo el régimen de Mubarak, los templos islámicos figuran entre los pocos lugares donde se podía hasta este viernes expresar opiniones no alineadas con las del gobierno.

Pero las autoridades, cada vez más intolerantes hacia los opositores, alertaron que los templos islámicos se han convertido en semilleros de extremistas.

Así, el intimidante aparato de seguridad oficial tomó el control de miles de mezquitas y centros islámicos antes administrados por organizaciones independientes y clérigos a los que consideraba demasiado radicales.

Mubarak gobierna Egipto con mano de hierro, al amparo de una ley de emergencia aprobada luego del asesinato en octubre de 1981 de su antecesor, Anwar Sadat, a manos de militantes islámicos. Las autoridades electorales aseguran que ganó tres comicios presidenciales con más de 95 por ciento de los votos.

Desde entonces, Mubarak remitió a miles de opositores a las cárceles, ordenó juicios militares sumarios cuestionados por organizaciones de derechos humanos y avaló la ejecución de decenas de opositores.

El mandatario ha procurado controlar todas las instituciones religiosas, incluida la Universidad al-Azhar, considerada la más prestigiosa del mundo árabe.

Mubarak tiene la facultad de designar al Gran Imán (rector) de al-Azhar, y lo hace usualmente entre los clérigos más oficialistas. Los decanos de los restantes centros de estudio islámicos son nombrados también por el gobierno, a sugerencia de los organismos de seguridad.

La radio y la televisión del Estado redujeron a menos de cinco por ciento el tiempo de sus emisiones dedicado a programas de carácter religioso, que se refieren ahora a asuntos sin vínculo con la política, como la peregrinación a La Meca, el ayuno del mes de Ramadán y consejos personales.

El gobierno también hizo puntería en la Hermandad Musulmana. El aparato de seguridad se ha dedicado a identificar a los dirigentes del movimiento, por lo general procedentes de la clase media. Decenas fueron condenados a cárcel en juicios militares, y otros están detenidos meses enteros sin ser procesados.

”La decisión de poner las mezquitas privadas en manos del gobierno se basó sobre recomendaciones de los organismos de seguridad”, afirmó el periodista Mohammed Morsi, del diario al- Gomohoria.

Pero observadores opositores advierten que restringir la libertad de expresión y de culto alentará la participación de los religiosos en organizaciones no avaladas por las autoridades, pues los egipcios han evitado, a lo largo de la historia, las mezquitas oficiales.

Los jóvenes se integran en organizaciones extremistas no por la prédica de los clérigos sino por las atrocidades del gobierno y por la mala situación social y económica, agregan.

Las autoridades, según esta percepción, debería preocuparse más por mejorar la economía que por reprimir los sermones de los viernes. (

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