MEXICO: VIH/SIDA anidó entre jóvenes de la calle

Los cerca de 20.000 niños y jóvenes que viven en las calles de la capital mexicana saben tan poco del sida que algunos se creen enfermos porque se les practicó un examen de detección del VIH, otros cambian condones por droga, y hay los que mueren infectados sin saberlo.

El VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), prolifera en esa población, de la mano de la ignorancia y de la ausencia de protección en las relaciones sexuales y en el intenso uso de drogas.

Expertos calculan que pueden estar infectados por el VIH hasta siete por ciento de esos niños y jóvenes, que en su mayoría tienen de 13 a 17 años.

”Ya con la droga estás ido y nada importa, así me contagié. Me metí (tuve relaciones sexuales) con un chavo (joven) para que nos dé más droga y así clavarnos (consumir) más”, dijo a IPS Raúl, un joven portador del VIH.

”Cada vez que muere un niño de sida se están violando los derechos humanos”, sostiene el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). En México, nadie sabe con exactitud cuántos de los que viven en la calle han muerto por esa causa, pero se calcula que ya son decenas.

Los contagios de VIH son ”un problema grave entre los chicos de la calle, pero hay que decir que a muchos de ellos ni les importa y eso es por la droga”, señaló a IPS Silvia García, directora del programa Luna, sobre el tema, en la organización no gubernamental (ONG) Casa Alianza, capítulo México.

La droga que más consumen es un producto químico para limpiar tuberías. Por menos de dos dólares pueden adquirir 250 mililitros de ese líquido, con el que empapan un paño para aspirarlo. Los efectos son alucinaciones, disminución del hambre y aplacamiento de los sentimientos de tristeza o abandono.

La segunda droga en importancia es el crack o ”piedra”, derivado muy adictivo de la cocaína, que causa aumento de la frecuencia cardíaca y excitación. Una dosis pude costar de cinco a 10 dólares. El consumo de esa sustancia se asocia con la mayor parte de los delitos y las relaciones sexuales.

”Ya hay muchos compañeros con VIH en la calle, pero no lo saben o no quieren aceptarlo, y aunque allí hasta nos regalan condones para protección, no se usan por pena (vergüenza), porque no se sabe cómo hacerlo o porque mejor se los cambia por droga”, contó Raúl, quien vivió cuatro años en la calle y hoy recibe en forma gratuita atención psicológica y médica.

Ese servicio es brindado por una ONG, y no existía en 1994, cuando se presentó el primer caso de VIH entre los menores de la calle.

Gracias a los últimos avances médicos, Raúl tiene una perspectiva de vida de al menos 10 años más, y confía en que se descubra una cura para el VIH/sida en ese periodo.

En 1996, un estudio de la ONG mexicana Caracol indicó que ninguno de los jóvenes de la calle entrevistados había usado un condón en ese año, y que muchas de sus compañeras creían que los dispositivos intrauterinos contra el embarazo las protegían de enfermedades de transmisión sexual (ETS).

Aquella investigación, financiada por la estadounidense Fundación MacArthur, registró que las relaciones sexuales entre integrantes de los grupos de calle eran poco frecuentes, y a menudo monógamas.

Siete años después, se sabe que el mayor número de relaciones sexuales de esos jóvenes no ocurre dentro de sus grupos, sino en las redes sociales cercanas, por ejemplo con taxistas, conductores de autobuses, policías y comerciantes de la zona en que viven, informó a IPS el director de Caracol, Martín Pérez.

”Circulan chicos de la calle con VIH/sida, como los de otros grupos de la sociedad, pero a ellos se los ve con más atención por la discriminación”, alegó Pérez.

No obstante, ”hay que reconocer que debido a la poca educación de los jóvenes en situación de calle, a su apego a las drogas y a la práctica de sexo a cambio de comida, drogas y protección, sí son un grupo muy vulnerables al contagio”, añadió.

Caracol realiza desde 1997 talleres sobre prácticas sexuales seguras para niños y jóvenes que viven en las calles de la capital, con la intención de contrarrestar los contagios de ETS y evitar embarazos no deseados.

Algo similar hace, mediante el programa Luna, la filial de México de Casa Alianza, una ONG internacional dedicada a atender a menores de la calle, que no sólo educa como Caracol, sino que además recibe en sus instalaciones a niños y jóvenes portadores del VIH, para brindarles atención médica y psicológica.

El gobierno también realiza actividades informativas y campañas con fines de prevención, y entrega medicamentos a los contagiados en forma gratuita, a través de ONG y hospitales especializados.

”Cuando en 1995 vino a nosotros un menor muy enfermo, de quien luego supimos que tenía sida, pudimos hacer muy poco, pero ahora hay una red médica dispuesta a ayudar, y la esperanza de vida del enfermo es mucho mayor”, dijo a IPS el director de programas de Casa Alianza, Alejandro Núñez.

”Hay chicos que mueren en la calle por infecciones o diarreas, pero sin saber que todo eso era por el virus del sida, y que sí podían ser atendidos”, indicó.

Núñez coincidió con el director de Caracol en que los programas de prevención que sus grupos llevan adelante contra el VIH/sida están acotados por los altos niveles de drogadicción entre los menores de la calle, su ignorancia y los contactos sexuales que tienen fuera del grupo, consentidos o por abuso.

Además, ambos arguyeron que la propagación de la epidemia es abonada por prácticas paternalistas de grupos religiosos y personas caritativas, que en forma periódica llevan comida caliente, ropa, peluqueros y hasta payasos a niños y jóvenes que viven en las calles de la capital.

Esa ayuda asistencial perpetúa la vida en la calle, ”pues les resuelven ciertas necesidades y así los chicos tienen más tiempo para la droga y el sexo no seguro”, sostuvo Pérez.

El director de Caracol relató que algunas ONG ofrecen a los menores exámenes para detectar la infeccción por VIH, pero que gran parte de quienes se someten a esas pruebas nunca regresan por el resultado.

”Algunos tienen miedo por hacerse la prueba, prefieren drogarse más para aplacar la ansiedad, y luego se pierden en los grupos callejeros”, comentó.

”Además, hemos visto que otros chavos se consideran ya enfermos de sida, sólo por haberse hecho la prueba”, añadió.

García señaló que en la mayoría de los casos atendidos por el programa Luna, ”el menor fue violado por algún familiar, o se trata de alguien que accedió a tener sexo con un comerciante o chofer”.

En México, el sida es la tercera causa de muerte en hombres de 25 a 44 años, y hay alrededor de 150.000 personas portadoras del VIH, sostiene el UNICEF con base en varios estudios.

Entre las personas menores de 15 años se registró 2,6 por ciento de los casos, y entre las de 45 o más, 17,6 por ciento. En relación con el género, 86 por ciento de los casos fueron de hombres.

”Yo no se cuántos mexicanos tienen la enfermedad, pero en la calle hay muchos chavos con VIH/sida y espero que hagan algo para atenderse como lo hice yo, pues si no se van a morir bien feo”, expresó Raúl. (

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