La discriminación y la violencia de género no se cambian con declaraciones y leyes, hace falta mucho más, coincidieron expertos en un seminario dirigido por el juez Baltasar Garzón y que finalizó este viernes en España.
La igualdad de derechos entre hombres y mujeres está consagrada en muchas leyes y declaraciones, pero no en la práctica, añadieron.
La discriminación y el desprecio de sexo en las diferentes culturas y religiones ha sido y es una constante que ha llevado a justificar e incluso a propiciar conductas gravemente atentatorias contra la dignidad de las personas, sentenció Garzón.
Esas conductas, en muchas culturas y sociedades se presentan como algo inevitable e incluso como 'un derecho' del hombre sobre la mujer, dijo el director del foro Violencia de Género, que la Universidad Complutense de Madrid realizó desde el lunes en San Lorenzo del Escorial, 60 kilómetros al noroeste de la capital española.
Por eso el problema debe ser tratado desde los diferentes ámbitos en los que muestra su presencia, como familia, mundo laboral, religión, cultura, sexualidad, medicina, la justicia, la policía, la política, los medios de comunicación, la sociedad, agregó.
Con Garzón coincidió José Luis Rodríguez Zapatero, el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la mayor agrupación opositora de España, quien precisó que en su país la violencia de género no se circunscribe a determinados ambientes socio- culturales, económicos o educativos.
Los ataques de ese tipo se producen por igual en todos los niveles y contextos sociales y afecta a todos los ámbitos de nuestra sociedad (individual, familiar, jurídico, legal, laboral, social, sanitario y policial), apuntó.
La escritora china Xinran Xue fue la encargada de abordar desde un enfoque general el asunto en el seminario de Violencia de Género, en el que también participó el argentino Luis Moreno Ocampo, fiscal jefe de la Corte Penal Internacional.
El acto sexual en China fue hasta hace 20 años definido como característica del comportamiento de los delincuentes y un tema del que no se hablaba entre las demás personas, comentó Xinran.
Esa situación hizo que una mayoría de hombres y mujeres no conocieran sus diferencias, y aclaró, por las dudas, que no hablaba en broma.
Además, puntualizó que las guerras que China soportó durante gran parte del siglo pasado influyeron para que se mantuviera en el país el clima de desconocimiento de la sexualidad.
Xinran subrayó que la situación comenzó a cambiar en las últimas dos décadas y será necesario todavía el paso de dos o tres generaciones para construir una conciencia más clara, ya que los jóvenes chinos reciben una educación cada vez más razonable y eficiente.
Por su parte, Janet Walsh, directora de la División de Derechos de las Mujeres de la organización no gubernamental Human Rights Watch, informó acerca de la situación de las mujeres viudas en Kenya, que es similar a la de muchos otros países de africa subsahariana.
Allí, los derechos de las mujeres a poseer, heredar y controlar propiedad son diferentes a los de los hombres y a muchas de ellas, sólo por su género, les está prohibido heredar su propiedad, son echadas de sus casas cuando sus esposos mueren o se separan y les quitan sus pertenencias, señaló.
En muchas regiones las viudas son tomadas como esposas de los parientes de su esposo y les imponen el ritual de 'purificación', en el que las viudas son obligadas a tener relaciones sexuales con hombres de baja posición social, describió la representante del grupo humanitario con sede en Nueva York.
En las zonas de Africa donde esas prácticas se registra una mayor proporción de afectados con el virus de inmunodeficiencia humano, causante del sida.
En Kenya, aproximadamente el 15 por ciento de la población entre 15 y 49 años padece sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), informó Walsh.
Mientras, Rodríguez Zapatero presentó en el foro datos de distintas organizaciones femeninas en los cuales se asegura que en España 65 mujeres fueron asesinadas por sus cónyuges en 2001.
Los contrastes entre ambos casos muestran las diferencias entre el Sur en desarrollo y el Norte industrializado, sin dejar de considerar como negativos los datos aportados por el político español, apuntaron otros especialistas.
Montserrat Comas, vocal del Consejo General del Poder Judicial de España y presidenta del Observatorio de Violencia Doméstica, expresó que ese flagelo constituye una auténtica vulneración de los derechos fundamentales a la vida, a la integridad física y a la libertad de las personas.
Una violencia que durante siglos se ejerció en el seno de las familias sin que ello provocara ningún tipo de reacción estatal, sostuvo.
Por suerte, aunque lentamente, este panorama ha ido cambiando, precisó.
Comas indicó que en estos momentos la sociedad toma conciencia de la magnitud del problema y se aprecia un imparable proceso de mentalización general acerca de la importancia de defender los derechos fundamentales de todas las personas, con independencia de su sexo.
Con ella coincidió el jefe de la policía española, José Manuel Pérez Pérez, al afirmar que la violencia contra las mujeres es una violación de los derechos humanos y es un problema que afecta a todos los países, con independencia de su grado de desarrollo, y se produce en todos los ámbitos de la sociedad.
Pero los problemas no se cambian con declaraciones, puntualizó Miguel Lorente Acosta, médico forense y profesor de medicina legal de la española Universidad de Granada.
La igualdad está recogida en todas las declaraciones internacionales y en todos los textos fundamentales de los países, pero no se la reconoce en la práctica, añadió.
A su entender, eso se debe a que la actual sociedad se centra en el hombre. Y una sociedad androcéntrica no renunciará al poder del machismo, podrá modificar las formas de manifestarlo, intentará evitar los puntos de fricción, pero el poder seguirá ahí, dijo.
Para cambiar esa situación, necesitamos un feminismo compartido por hombres y mujeres, capaz primero de conquistar el terreno de igualdad para, después, conseguir extenderlo al conjunto de la sociedad, puntualizó Lorente Acosta.