Ni el gobierno ni los productores de Estados Unidos quedaron satisfechos con las últimas leyes que aprobó la Unión Europea (UE) para allanar las diferencias sobre transgénicos, pues consideran que persisten obstáculos al libre comercio.
El Parlamento Europeo, decidido a aliviar las tensiones comerciales con Estados Unidos, aprobó el miércoles dos leyes que preparan el camino para el levantamiento total de la prohibición de venta de productos genéticamente modificados dentro el bloque.
Las leyes obligan a los 15 países de la UE a tomar medidas efectivas para impedir que los cultivos europeos se contaminen con organismos genéticamente modificados y ordenar el etiquetado de productos alimenticios que los contengan, para que el cliente esté informado.
La decisión, implícitamente, permite la circulación de este tipo de productos dentro del bloque, pero bajo esas condiciones.
Las normas son la antesala para levantar por completo una moratoria adoptada en 1999 contra los transgénicos, y tienen el objetivo de aliviar las tensiones con Washington y con la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La prohibición europea había provocado enconadas protestas de Estados Unidos y de otros países productores de transgénicos, que la consideraban una medida restrictiva del comercio mundial. El gobierno estadounidense presentó el mes pasado una queja formal contra la UE en la OMC, apoyada por varios países agropecuarios.
El Parlamento Europeo tomó esta decisión menos de una semana después de una cumbre de líderes estadounidenses y europeos en Washington, el 25 de junio, destinada a mejorar las relaciones entre ambas partes, dañadas por la oposición de Alemania y Francia a la guerra en Iraq.
En esa reunión, el presidente estadounidense George W. Bush instó a los líderes europeos a levantar la moratoria, arguyendo que se trata de una barrera al comercio internacional y hace que los países africanos rechacen la ayuda alimentaria que contenga transgénicos.
Pero al parecer la iniciativa de la UE no satisfizo por completo a Washington, que parece decidido a mantener su protesta ante la ONU.
El gobierno y los productores de Estados Unidos critican el sistema de entiquetado porque consideran que es burocrático y que ahuyenta a los consumidores.
”Con estos nuevos requisitos de etiquetado y trazabilidad, la UE sólo ha hecho que una situación mala empeore”, señaló la Junta Estadounidense de Agricultura. Los productores solicitaron a Bush que continúe ”llevando agresivamente” el caso en la OMC contra la UE.
Miembros del ambientalista Partido Verde Europeo escribieron a Bush para defender las leyes.
”La idea es muy democrática, pues se trata de dejar que las personas decidan. Una vez que las leyes entren en vigencia, los europeos podrán estar bien informados para elegir. Cuando escogen un producto para comprarlo verán si contiene transgénicos o no. Lamentablemente, ésta es una opción que los estadounidenses no tienen”, señalaron.
Un portavoz del representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Zoellick, dijo que Washington está de acuerdo con ayudar al consumidor, pero que ”la información que se le brinda en la presentación del artículo no debe perjudicar a los productores”.
La Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, intenta desesperadamente demostrar avances sobre el asunto ante la gran presión estadounidense.
Un plan para estrechar aun más el umbral para la entrada de productos genéticamente modificados, fue desechado en los últimos días a cambio de otro mucho más general, que permitiría a los países de la UE ”adoptar las medidas apropiadas para evitar la presencia de transgénicos”.
Organizaciones ambientalistas internacionales como Greenpeace recibieron con agrado la votación, que calificaron de ”cachetada” a Estados Unidos, un país ”que procura alimentar al mundo con transgénicos porque es presionado por firmas multinacionales de ingeniería genética como Monsanto”.
”Estas nuevas leyes son un paso en la dirección correcta, y permitirán a los países (europeos) tomar acciones para proteger la comida y la agricultura de la contaminación genética”, afirmó Geert Ritsema, de la organización Amigos de la Tierra.
”También le dará a los consumidores y a los agricultores más información para que puedan decidir si toman parte en este gran experimento de la industria biotecnológica”, añadió.
Las nuevas leyes serán sometidas a consideración del Cosejo de Ministros de Agricultura de la UE antes de fines de este mes. Si el Consejo las aprueba, entrarán en vigencia a fines de este año.