La economía, la sociedad y la política del Sur en desarrollo se refleja en muchas obras expuestas en la 50 Bienal de Venecia, la muestra de arte contemporáneo más prestigiosa de Europa y en la que participan 230 creadores de 63 países.
Esta edición, que se desarrolla desde el 14 de junio y hasta el 2 de noviembre bajo el lema ”Sueños y conflictos: la dictadura del observador”, tiene el objetivo de presentar ”la situación del arte contemporáneo en su multiplicidad de lenguajes”, explicó su director, Francesco Bonami.
El director dijo que la exposición no es un intento de olvidar los problemas del mundo, sino el ”resultado de un choque entre un sueño estético y la realidad”.
La Bienal de Venecia nació en 1895, inaugurada por el entonces rey de Italia, Humberto I, y su esposa, Margarita de Saboya. Desde entonces ha sido la ocasión preferida por los pintores y escultores más prestigiosos del mundo para presentar sus obras.
Muchos trabajos de la actual Bienal tienen relación con los conflictos y crisis políticas en Africa, América Latina y Asia. Quienes visiten la exposición apreciarán el mundo real a través de la lente de los artistas, dijo Bonami.
Este es el caso, por ejemplo, de la sección ”Líneas defectuosas: arte contemporáneo y paisajes cambiantes”, que dirige Gilane Tawadros y es auspiciada por el Foro Africano de Bellas Artes. En esta sección se exploran los principales problemas que azotan al continente.
Las líneas deformes y las grietas en la superficie de la tierra, que pueden significar cambios o desastres inminentes, son las metáforas más usadas por 15 artistas en esta sección, que se refiere a las consecuencias del colonialismo, las migraciones y la globalización.
Los artistas no sólo cubren una amplia gama de temas, sino también de medios de expresión, como la escultura, la fotografía, la cinematografía e incluso la arquitectura.
Mientras la documentalista Salem Mekuria usa películas para evocar la historia reciente de Etiopía, llena de guerras, hambre y éxodos, el fotógrafo Kader Attia presenta a transexuales y travestis argelinos que emigran a París.
Otra sección titulada ”Zona de urgencia”, a cargo de Hou Hanru, atiende otro problema que afecta en particular al área de Asia- Pacífico: el caótico y explosivo crecimiento demográfico en las ciudades.
”Zona de urgencia” presenta el trabajo de 40 artistas, la mayoría de China, Corea del Sur y Japón, que intentan comprender la interacción entre la explosiva urbanización mundial y los esfuerzos por encontrar una forma de desarrollo sustentable.
La sección ”La estructura de la supervivencia”, dirigida por el argentino Carlos Basualdo, es una exploración de temas vinculados a las consecuencias de las crisis económicas, políticas y sociales en el mundo en desarrollo.
Las obras de los artistas latinoamericanos reflejan de manera cruda los contradictorios resultados de la globalización y del capitalismo, a los que se atribuye el deterioro de la calidad de vida en la región.
La poderosa imagen de barrios pobres surge una y otra vez en esta sección, como un símbolo de la reacción de los pueblos, que se unen en la pobreza para resistir la opresión económica.
Otras dos secciones procedentes del Sur en desarrollo son ”El alterado cotidiano”, del artista mexicano Gabriel Orozco, y ”Presentaciones árabes contemporáneas”, que procura aventar la idea tradicional del mundo árabe como una región de conflictos.
Pero una de las grandes sorpresas de la Bienal fue el regreso de la pintura. En pasadas ediciones, la pintura había sido eclipsada por el vídeo y la fotografía. En esta ocasión, los pintores confirmaron que su arte sigue viva.
Justamente, la sección titulada ”Pintando” repasa la historia de la Bienal de Venecia desde 1964 hasta el presente a través de 50 obras de pintores célebres.
La edición 50 de la Bienal es, al decir de Bonami, ”la exposición de las exposiciones”, donde el espectador puede intervenir, navegando por varias experiencias y diferentes identidades.
”Los diferentes proyectos trabajan sobre temas comunes y no sobre una definición geográfica del arte. La exposición es, por lo tanto, un viaje por el arte que refleja el mundo real. Comienza con arte contemporáneo y termina en una interpretación de la realidad, de la sociedad y la política”, explicó.