Estados Unidos dice estar abriendo con rapidez su mercado a la producción de Africa, pero observadores independientes advierten que eso no es suficiente para sacar al continente de la pobreza.
La Ley de Crecimiento y Oportunidades para Africa (AGOA, por sus siglas en inglés) aprobada por el Congreso legislativo estadounidense en 2000 está demostrando el poder del comercio, dijo el presidente George W. Bush, quien esta semana inició su primera visita oficial a este continente.
Bush atribuyó a las preferencias comerciales establecidas por esa ley el crecimiento de 10 por cientos de las exportaciones africanas a Estados Unidos registrado desde 2001.
El régimen de preferencias de la AGOA estará en vigencia hasta 2008, pero Bush, quien visita esta semana Senegal, Sudáfrica, Botswana, Uganda y Nigeria, se comprometió a proponer al Congreso legislativo su extensión a un plazo mayor para fomentar las inversiones de largo aliento.
La AGOA está ayudando a países de todo el continente a reformar viejas economías, creando nuevos empleos, atrayendo nuevas inversiones y, lo que es más importante, ofreciendo esperanzas a millones de africanos, sostuvo.
Por su parte, el presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, quien recibió esta semana a Bush, sostuvo que la ley tuvo un impacto muy grande en el desarrollo de la economía nacional.
De todos modos, las ventas de Africa, donde viven 880 millones de personas —14 por ciento de la población mundial—, representan dos por ciento de todas las exportaciones a Estados Unidos, el principal mercado del planeta.
La mayoría de esas ventas son de textiles y vestimenta, áreas en que Africa goza de ventajas comparativas como sus recursos naturales y su bajo costo salarial.
Para acogerse a los beneficios de la ley, los países deben respetar determinados compromisos en materia de democracia política y libertad económica.
El cumplimiento de esas exigencias es recompensado con la exoneración de aranceles a unos 1.800 productos, además de los 4.600 incluidos en el sistema general de preferencias comerciales vigentes.
Diversos estudios indican que la industria de la vestimenta sudafricana evitó una debacle porque sus exportaciones aumentaron de menos de 1.000 millones de dólares anuales a 8.000 millones gracias a la ley, además de la depreciación de la moneda nacional, que mejoró la competitividad.
Sudáfrica es uno de los 36 países beneficiados por la AGOA y uno de los 22 que cuentan con la infraestructura, los recursos y la capacidad para aprovecharla. Los que mejor lo hicieron han sido, hasta ahora, Kenia, Lesotho, Madagascar, Mauricio, Swazilandia y Sudáfrica.
Pero los países pobres no pueden cifrar sus esperanzas solo en el comercio, según expertos y activistas.
Estamos convencidos de que el comercio entre socios desiguales no puede ser la única respuesta para el desarrollo de Africa, dijo ante el Congreso estadounidense el director ejecutivo de la Oficina sobre Africa en Washington, Leon Spencer.
Exportar a Estados Unidos es un proceso complejo y requiere asistencia especializada a fin de que los empresarios africanos aprovechen los beneficios de la AGOA, agregó Spencer.
La organización humanitaria católica Oxfam, de Gran Bretaña, consideró contradictoria la política comercial de Washington en relación con Africa.
La AGOA abre el mercado estadounidense, pero los subsidios que Washington paga a los productores lo cierran. Además, esos subsidios abaratan las exportaciones estadounidenses, lo cual reduce las ventas de Africa, entre otras regiones, a terceros países, según Oxfam.
Productores estadounidenses compiten injustamente con pequeños agricultores que cultivan maíz, arroz y algodón o crían pollo con destino a la exportación, sostuvieron los periodistas Irungu Houghton y Shehnila Mohamed en el diario sudafricano Mail & Guardian.
El dumping (competencia desleal de precios) que beneficia al algodón estadounidense supuso pérdidas de hasta 250 millones de dólares para Africa occidental, calcularon los periodistas. (