El principal partido opositor de Zimbabwe lanzó una protesta nacional de cinco días para pedir la renuncia del presidente Robert Mugabe, mientras la posibilidad de hallar una solución a la crisis política mediante el diálogo parece cada vez más remota.
La gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF, por sus siglas en inglés), en el poder desde la independencia de esta ex colonia británica en 1980, usa la policía y el ejército para reprimir las protestas, que comenzaron el lunes.
Por ahora, el presidente Mugabe no ha mostrado ningún interés en dialogar con los dirigentes del opositor Movimiento por el Cambio Democrático (MDC), a quienes varios funcionarios han calificado de conspiradores.
El MDC señala que las protestas tienen el propósito de presionar al gobierno para negociar una transición que asegure una solución definitiva a la crisis política del país y dé paso a nuevas elecciones generales.
Pero la Asamblea Constitucional Nacional (NCA), conglomerado de organizaciones civiles que también apoyan las protestas, tiene algunas dudas sobre la actitud del MDC y sostiene que va a ser muy difícil dialogar con el ZANU-PF luego de una semana de manifestaciones.
Hay una seria contradicción en lo que está haciendo el MDC. Por una parte, dicen que creen en el diálogo, pero el diálogo y la acción callejera no van de la mano. El diálogo requiere cierto respeto, señaló el presidente de la NCA, Lovemore Madhuku.
La NCA apoya el llamado de Mugabe a acordar reformas democráticas y no está de acuerdo con el empujón final que quiere dar el MDC para que caiga el presidente, dijo Madhuku.
El MDC no ayudó al no aclarar cuál es su verdadero objetivo cuando habla del 'empujón final', añadió.
Pero el líder del MDC, Morgan Tsvangirai, rechazó las declaraciones de Madhuku. ¿Cómo podemos negarnos a negociar? La solución de la crisis no se puede postergar. Los partidos tienen que comenzar a negociar lo antes posible. Estamos listos para negociar cuando sea, dijo a IPS.
Pero si Mugabe opta por ignorarnos no tendremos otra opción que continuar presionando. Habrá más acciones hasta que vea que no podrá manejarla, advirtió.
Brian Kagoro, de la organización no gubernamental Coalición de Crisis en Zimbabwe, dijo que sólo las dificultades económicas del país podrían obligar a Mugabe a negociar con la oposición.
Mugabe y sus seguidores no viven en Marte. Sufren las mismas carencias que nosotros. Esto sin duda los obligará a actuar, añadió.
Unos ocho millones de personas, más de la mitad de la población de Zimbabwe, necesitan ayuda alimentaria. El país también sufre escasez de combustible, pan y azúcar. La inflación es de casi 200 por ciento.
Hasta ahora, el gobierno respondió a las protestas de esta semana con mano dura y desplegó a los militares y a la policía en las zonas residenciales el domingo. Los efectivos detuvieron a 115 personas, entre ellos a Tsvangirai, liberado el lunes.
Muchas localidades de Zimbabwe parecen pueblos fantasma, pues muchos prefieren quedarse en sus casas para no tener problemas.
Los negocios se paralizaron en la mayoría de las ciudades del país. Los bancos y los supermercados permanecían cerrados este martes. Los restaurantes de comida rápida también estuvieron cerrados.
Los hospitales de Harare trabajaban con un número muy reducido de funcionarios, debido a que muchos no pudieron trasladarse por falta de transporte. La compañía estatal de ómnibus ZUPCO sacó a la calle más unidades.
El hospital privado Avenues Clinic no admitía nuevos pacientes este martes. Me dijeron que volviera dentro de seis meses, dijo Simba Maposa, que había llevado a su madre diabética para que fuera atendida.
El ejército y la policía se tuvpo que enfrentar en algunos casos con manifestantes.
En la Universidad de Zimbabwe, la policía tuvo que pedir refuerzos para dispersar a unos 5.000 estudiantes que marchaban hacia el centro de Harare el lunes. Unos 50 estudiantes heridos en choques con la policía fueron internados en el Hospital Parirenyatwa.
También hubo choques el lunes en los barrios pobres de Highfield, Kuwadzana y Glen Norah. Este martes se registraron enfrentamientos en distintas ciudades del país.
Mientras, cientos de miembros de Green Bombers, el ala paramilitar de ZANU-PF, se desplegaron en las ciudades.
Además, el secretario (ministro) de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Jack Straw, pidió el lunes al gobierno de Mugabe que permitiera al pueblo expresarse con libertad. Muchos en Zimbabwe eligieron esta semana para expresar sus preocupaciones sobre la crisis nacional, observó, en un comunicado.
La crisis en Zimbabwe se agravó luego de que Mugabe, de 79 años, se incautó de las tierras de 4.500 agricultores blancos para distribuirlos entre integrantes de la mayoría negra. La medida llevó a la destrucción de la economía, según técnicos y opositores.
La Unión Europea, la Mancomunidad Británica de Naciones y Estados Unidos impusieron sanciones a Zimbabwe por supuesto fraude en las elecciones presidenciales del año pasado. (