SALUD-CHINA: El SRAS ya es parte de la vida

Los residentes de la capital de China parecen acostumbrados a la epidemia de SRAS. Los restaurantes vuelven a recibir clientes, menos personas usan mascarillas y los embotellamientos de tránsito reaparecieron, porque cada vez más habitantes se atreven a salir de casa.

”Cuando la alarma de los ciudadanos alcanza su pico, sienten deseo de relajarse de distintas formas, como yendo de compras o a una fiesta”, comentó Zhi Rhan, director de una línea telefónica de asesoramiento sobre el SRAS (síndrome respiratorio agudo severo) en Beijing.

En tales circunstancias, la población puede no prestar la debida atención a las medidas preventivas, como el lavado de manos. ”Esto es muy peligroso”, advirtió.

China continental reportó hasta el pasado viernes 5.329 infecciones y 338 muertes por SRAS, en un total mundial de 8.404 casos y 779 fallecimientos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Hong Kong, una región administrativa especial china, registró 1.750 casos y 286 muertes, y Taiwan, considerada por Beijing una ”provincia renegada”, reportó 676 infecciones y 81 fallecimientos.

Desde que el gobierno decidió tomar medidas extremas para detener la epidemia, a fines de abril, el número de casos informado por Beijing cayó de más de 100 por día a menos de 10 en las últimas semanas.

En medio de esta tendencia, los médicos se preocupan por la complacencia. Los nuevos casos informados desde el día 3 demuestran que el SRAS está muy lejos de desaparecer en el país más poblado del mundo, el más afectado por la epidemia.

Pero cualquiera sea el número de casos de SRAS, la enfermedad por cierto ha cambiado la vida de los pekineses y continuará en su mente hasta que la epidemia se detenga o se encuentre una vacuna.

El miedo y la soledad afectan a muchas de las casi 30.000 personas que han estado en cuarentena en esta capital de 16 millones de habitantes, si bien los expertos consideran que el sistema del aislamiento ha sido clave para cortar cadenas locales de contagio.

La vida se transformó de repente para el periodista chino Bai Weitao cuando fue puesto en cuarentena por haber hablado con un matrimonio a cuya hija de seis años se le diagnosticó el SRAS, también llamado neumonía atípica.

”Me llevaron a una sala pequeña que sólo tenía una cama. Mi único vínculo con el mundo exterior era un teléfono móvil, que debía ser recargado a diario. Todos tenían miedo de verme, como si yo mismo fuera la epidemia”, recordó el periodista, que permaneció en cuarentena durante tres semanas en abril y mayo.

Wang Jiangang y su esposa, los padres de la niña con SRAS que estuvieron en contacto con Bai, nunca olvidarán su reciente experiencia, cuando permanecieron aislados en una habitación de un hotel del oeste de Beijing, sin poder dormir adecuadamente mientras su hija estaba hospitalizada.

”Un mechón de pelos se me encaneció de la noche a la mañana, y perdí casi cuatro kilos. No pasaba un día sin tener pesadillas”, contó la esposa de Wang.

Se han establecido varias líneas telefónicas para consultas de personas sorprendidas por el SRAS o con temor a contraerlo. Sólo 20 días después de haber inaugurado dos líneas a fines de abril, el Centro Huayu para la Intervención en Crisis había recibido más de 1.000 llamadas.

”Por las llamadas, uno percibe que el efecto psicológico de la epidemia en el público supera a su impacto real”, comentó Fan Lihua, director del centro.

Los médicos y enfermeros no están exentos del miedo, dado que 400 trabajadores de la salud contrajeron SRAS en su trabajo, es decir, uno de cada seis pacientes de neumonía atípica.

En el pico de la epidemia, a fines de abril, en muchos hospitales faltaban limpiadores que, como no eran empleados formales, abandonaban su trabajo.

Según estimaciones, 60 por ciento de los residentes de Beijing evitan los lugares cerrados con aglomeración de personas por temor al contagio, y muchos buscan actividades al aire libre porque las consideran menos riesgosas.

Los parques, antes frecuentados mayormente por personas ancianas, se llenan ahora con gente de toda edad, desesperada por respirar aire fresco y hacer ejercicio, para aumentar su inmunidad contra el SRAS.

”No nos animamos a ir a lugares con alta concurrencia de público. Aquí es seguro, hay un lago y la entrada es barata”, dijo Chang Jie, que lleva a su hijo de siete años al parque Lianhuachi, cerca de la estación de trenes de Beijing occidental.

Como los cines, las salas de conciertos y los cibercafés están cerrados desde el 26 de abril para evitar concentraciones de personas, muchos residentes se vuelcan al mundo virtual dentro de sus hogares.

Una encuesta realizada por el sitio web de noticias Qianlong entre 437 estudiantes usuarios reveló que más de la mitad miraron películas por Internet durante sus ”vacaciones especiales”, cuando las escuelas fueron cerradas por el SRAS.

Cerca de 40 por ciento de los encuestados dijeron que trabajar en el hogar aumentó su eficiencia.

Las inesperadas vacaciones desde el 24 de abril no fueron un desperdicio para los 1,7 millones de estudiantes de educación primaria y secundaria de la capital.

Antes de que las escuelas se reabran el 14 de julio, las autoridades municipales de educación decidieron reunir los recursos de siete escuelas virtuales para ofrecer cursos gratuitos por Internet.

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