Si el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, persiste en que el país reconozca a Israel como país independiente, los partidos musulmanes lanzarán una campaña en todo el país para obligarlo a renunciar.
La alianza de seis partidos religiosos musulmanes Muttahida Majlis I Amal (MMA), que mantuvo chocó con el gobierno en varias oportunidades al proponer severas leyes islámicas, acusó a Musharraf de tender lazos hacia Israel sólo para recibir aplausos en Occidente.
”Jerusalén no es sólo un asunto árabe, sino parte de la fe de todo musulmán”, dijo el jefe del partido Jamat I Islami, Qazi Hussain Ahmed, integrante de la MMA.
”Presentar el conflicto palestino como un asunto puramente árabe es parte de una conspiración del imperialismo y del colonialismo, que quieren acabar con la unidad de los musulmanes”, sostuvo.
”Es por la misma razón que las fuerzas colonialistas quieren presentar cada asunto musulmán como un problema bilateral o regional”, añadió Qazi, quien reiteró su apoyo a la intifada, como se denomina en árabe a la insurrección popular palestina contra la ocupación israelí.
La polémica estalló el 17 de junio, cuando Musahrraf dijo en una entrevista televisiva que los musulmanes pakistaníes deberían considerar seriamente la posibilidad de reconocer a Israel sin dejarse llevar por las emociones al tomar la decisión.
Pakistán debe considerar una revisión de su actitud hacia Israel, sobre todo ante el cambiante escenario internacional y en el marco de los intentos de poner en práctica la llamada ”hoja de ruta” hacia la paz entre israelíes y palestinos, dijo Musharraf un día antes de viajar a Estados Unidos.
”Todos conocemos a Musharraf. El sabe qué decir y cuándo para calmar a Occidente. Pero fue muy imprudente de su parte hablar con sencillez de un asunto tan sensible y cercano al corazón del pueblo”, sostuvo Afsarul Mulk, dirigente del Partido Popular, del septentrional distrito de Shangla en la provincia de la Frontera Noroccidental.
Mientras, el embajador israelí en la Unión Europea, Oded Eran, recibió con agrado las declaraciones del presidente pakistaní.
”Es una afirmación muy positiva, y esperamos que no sea sólo una declaración de conveniencia política, y que se traduzca en acciones concretas hacia el restablecimiento de las relaciones entre Israel y Pakistán”, señaló.
Las declaraciones de Musharraf inquietaron a un país donde la mayoría de la población, de 153 millones de habitantes, simpatiza con la causa palestina y condena a Israel por la ocupación de Jerusalén, la tercera ciudad más sagradas del Islam después de La Meca y Medina, en Arabia Saudita.
El Islam es la religión oficial de Pakistán, practicada por 95 por ciento de la población, la mayoría de la vertiente sunita (la prevaleciente en la mayor parte del mundo árabe).
La mayoría de los pakistaníes consideran que Israel es un ocupante ilegal de tierras árabes y el culpable de la muerte de miles de palestinos.
La oposición pakistaní al estado de Israel data de los días de la famosa Declaración Balfour, de 1917, mediante la cual el ministro de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, Arthur James Balfour, apoyó el establecimiento del ”Hogar Nacional Judío” en tierra palestina.
Ese mismo año, las fuerzas británicas dirigidas por el general Edmund Allemby, en el marco de la primera guerra mundial, vencían a las tropas del imperio otomano y tomaban posesión de Jerusalén.
La Liga Musulmana Panindia, que había nacido en 1906 con el objetivo de defender los derechos de los musulmanes en India (aún colonia británica junto al territorio que hoy es Pakistán), expresó de inmediato su preocupación por la ”seguridad y santidad de los sitios sagrados”.
La Liga pidió la anulación de la Declaración Balfour y advirtió que, ”en consonancia con el resto del mundo islámico”, los musulmanes indios tratarían a Gran Bretaña como un enemigo del Islam si no cambiaba su ”política projudía en Palestina”.
Después de su independencia en 1947, Pakistán estuvo siempre de lado de los países árabes e islámicos en oposición al llamado Plan de Partición de la Organización de las Naciones Unidas, que dividía a Palestina en una parte judía y otra árabe.
Israel se constituyó en estado independiente el 14 de mayo de 1948, y pocos días después pidió reconocimiento al gobierno de Pakistán, que nunca contesto.
Islamabad, en cambio, siempre respaldó en todos los foros internacionales el derechos de los palestinos a tener su propio estado y rechazó la ocupación israelí de tierra árabe.
Es por este telón de fondo que las afirmaciones de Musharraf provocaron un gran alboroto.
Ante el malestar popular, líderes de gobierno se esfuerzan por disipar el disgusto ocasionado por las declaraciones de Musharraf, y aseguran que no hay ninguna iniciativa oficial para reconocer a Israel.
El primer ministro, Zafarullah Khan Jamali, y el ministro de Información, jeque Rashid Ahmed, confirmaron que Islamabad va a mantener su política histórica hacia Israel.
Expertos en política exterior y seguridad sostienen que las declaraciones de Musharraf tuvieron el propósito deliberado de provocar una polémica en su país para aliviar por un momento la presión de Washington para que Islamabad reconozca a Israel.
Musharaff intentó ”estimular una discusión mientras él se reunía con líderes de Estados Unidos. Con esta reacción interna, Pakistán puede dejar el asunto de lado por un tiempo”, sostuvo un investigador del gubernamental Instituto de Estudios Estratégicos que pidió el anonimato.
El investigador subrayó además que Musharraf hizo la declaración en el momento más oportuno, cuando se producía un aumento de la cooperación en seguridad entre Israel e India, el rival de Pakistán en Asia meridional.
El experto explicó que Israel calculará mejor ahora su actitud hacia India. ”Para Israel siempre fue valioso el reconocimiento de Pakistán, en especial por su peso en la Organización de la Conferencia Islámica”, señaló. (