La versión de las autoridades de Estados Unidos sobre la muerte en Iraq de al menos 20 personas, participantes en protestas contra la ocupación militar de su país, fue puesta en tela de juicio por la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
La organización exigió este martes una investigación independiente e imparcial de los incidentes ocurridos en la central ciudad iraquí de Al Faluja el 28 y el 30 de abril. Expertos de HRW no lograron corroborar la versión según la cual manifestantes dispararon contra soldados estadounidenses.
En un informe de 18 páginas, la organización con sede en Nueva York también puso en duda que los soldados hubieran respondido a supuestas balas iraquíes con "fuego de precisión".
En las seis semanas ocurridas desde las manifestaciones, Al Faluja, unos 60 kilómetros al oeste de Bagdad, se convirtió en un gran centro de resistencia contra las fuerzas estadounidenses. Al menos cuatro soldados ocupantes murieron en ataques guerrilleros y muchos otros resultaron heridos.
El informe de HRW, titulado "Respuesta violenta: el ejército estadounidense en Al Falluja", se basa sobre entrevistas a soldados, oficiales, pobladores y otros testigos, así como sobre una investigación de evidencia balística recogida en la escena de los dos incidentes.
Al Falluja no fue atacado por tierra pero sí bombardeado por aire en marzo y las primeras tres semanas de abril. El 23 de ese mes, soldados de la 82 división aerotransportada estadounidense llegó al lugar y ocuparon una escuela.
Cinco días después, una manifestación en protesta por la presencia militar extranjera en la ciudad se tornó violenta. Los soldados estadounidenses respondieron con "fuego de precisión" a los pistoleros que les dispararon al amparo de la multitud.
Manifestantes aseguraron luego al equipo de HRW que las fuerzas ocupantes les dispararon sin que mediara provocación alguna. Como consecuencia, 17 personas murieron y más de 70 resultaron heridas, en el peor enfrentamiento entre fuerzas ocupantes y civiles iraquíes ocurrido hasta ahora.
Dos días después, una caravana militar estadounidense mató a tres personas e hirió al menos a 16 más al abrir fuego contra otra manifestación. Los soldados afirman que hubo disparos contra ellos desde la manifestación.
Los pobladores de Al Falluja lo niegan, aunque admiten haber arrojado piedras, una de las cuales rompió la ventana de un carro militar, hiriendo a un soldado.
El equipo de HRW dijo no haber encontrado señales de balazos en las paredes de la escuela donde se instalaron los soldados. Eso "cuestiona seriamente la afirmación de que se vieron bajo fuego por individuos desde la multitud", agrega el informe.
En cambio, el grupo encontró gran cantidad de evidencia de impactos de balas de múltiples calibres en los edificios del otro lado de la calle y disparados desde la escuela. Estas señales no son consistentes con un "fuego de precisión".
La respuesta de los militares estadounidenses a la supuesta agresión fue, si no indiscriminada, claramente excesiva, concluyó HRW. El uso de "fuerza desproporcionada" también fue claro en el caso del segundo incidente, según el informe.
"La presencia militar estadounidense en Al Falluja comenzó con estos trágicos acontecimientos a fines de abril y ha sido problemática desde entonces", dijo el director de la división de HRW para Medio Oriente y Africa Septentrional, Hanny Megally.
"Se requiere una exhaustiva investigación sobre posibles violaciones de la ley internacional humanitaria por parte de los soldados estadounidenses", agregó Megally. La ley internacional humanitaria se refiere al respeto de la población civil y de los prisioneros de guerra en tiempos de conflicto.
El informe de HRW también indica que las fuerzas ocupantes actuaron con fuerza desproporcionada en otros casos, como el bombardeo contra el Hotel Palestina, donde se albergaban la mayoría de los periodistas extranjeros.
Dos periodistas murieron en el incidente y otros tres sufrieron heridas. Los soldados aseguraron haber replicado disparos en su contra desde el edificio del hotel, una versión desvirtuada por distintas investigaciones.
Al Falluja, en el corazón de la zona donde es hegemónica la mayoritaria vertiente sunnita del Islam, es objeto de persistente preocupación para las autoridades ocupantes.
La semana pasada se lanzaron registros casa por casa en busca de armas prohibidas y de supuestos guerrilleros, en la denominada Operación Escorpión del Desierto.
Las fuerzas estadounidenses afirman que la ciudad continúa siendo un bastión del Partido Baath, al que pertenece el hoy desaparecido presidente iraquí Saddam Hussein.
Los seguidores de ese partido laico se unieron con islámicos de la corriente sahabita, a la que pertenece el líder radical Osama bin Laden, para luchar contra la ocupación, según la revista estadounidense conservadora The Weekly Standard.
HRW sostiene que, según su investigación, los abusos de derechos humanos ocurren porque se asignó la tarea de garantizar la ley y el orden a una fuerza de combate que venía de participar en duras batallas, lo cual constituye "una receta para el desastre".
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+ Iraq en transición – Cobertura especial de IPS (http://www.ipsenespanol.net/iraq/index.shtml)
+ Human Rights Watch http://www.ipsenespanol.net/iraq/index.shtml)
(FIN/IPS/tra-eng/jl/mj/ip hd ik/03)