Un nuevo grupo de presión llamado Origin apareció esta semana en el escenario del comercio internacional, impulsado notoriamente por la Unión Europea (UE), para actuar en cruciales negociaciones por la liberalización del área de productos agrícolas.
Origin toma su nombre de las iniciales en inglés de la Organización para una Red Internacional de Indicaciones Geográficas, y su intención declarada es promover y proteger el reconocimiento que el sistema multilateral de comercio otorga a productos asociados con sus regiones de origen.
Esas indicaciones son, según la Organización Mundial del Comercio (OMC), las que identifican un producto como originario del territorio de un Estado miembro, o de una región o localidad de ese territorio, cuando determinada calidad, reputación u otra característica del producto sean imputables fundamentalmente a su origen geográfico.
La OMC se ocupa de las indicaciones geográficas en el anexo de sus normas dedicado al acuerdo sobre Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (ADPIC, o TRIPS por sus siglas en inglés).
En esa categoría figuran, por ejemplo, quesos y otros lácteos europeos, así como jamones producidos en regiones de Italia y España, pero también productos del mundo en desarrollo, como el arroz basmati de India, el té darjeeling de India y Sri Lanka, el café antigua de Guatemala y el banano guineo, según Origin.
Pero entre los productos de ese tipo, la OMC sólo concede protección adicional a las indicaciones geográficas de vinos y bebidas espirituosas, como en los casos del whisky escocés o de las identificadas con nombres de lugares, como el cognac, el champagne, el jerez o el vino de Borgoña, entre otros.
La IV conferencia ministerial de la OMC, realizada en Doha en diciembre de 2001, resolvió que los países miembros negociaran la creación de un sistema de registro para vinos y bebidas espirituosas, que fortalecerá la protección.
Esas negociaciones deben definirse en la V conferencia ministerial, que se llevará a cabo en la sudoriental ciudad mexicana de Cancún del 10 al 14 de septiembre. Hasta ahora están estancadas, como muchas otras de la OMC, en este caso porque no hay acuerdo sobre el alcance geográfico que tendría la obligatoriedad de ese registro.
El tema de las indicaciones geográficas se utiliza en cierto modo para bloquear las negociaciones sobre agricultura, afirmó el jefe de los negociadores de Argentina, Alfredo Chiaradía.
Pero los europeos saben que no lo vamos a aceptar, añadió.
Los creadores de Origin, fundada en Ginebra y presidida por Pedro Echeverría, un productor de café en Guatemala, se presentan como productores de alimentos y bebidas regionales, y pretenden que la conferencia de Cancún les asegure la misma protección que a quienes producen vinos y espirituosas.
El objetivo es extender a quesos, arroces y tes la protección asegurada a vinos y espirituosas, para prevenir su imitación por productores de otros países mediante simples indicaciones como estilo Roquefort, precisó el negociador de la UE ante la OMC, Carlo Trojan.
Pascal Lamy, máxima autoridad de la UE para el comercio, dijo esta semana, con motivo de la creación de Origin, que ese bloque de 15 países concede suma importancia a la protección total de las indicaciones geográficas en el marco de las actuales negociaciones comerciales.
Las negociaciones sobre comercio agrícola, que deben concluir el 1 de enero de 2005, forman parte de la Ronda de Doha, que también abarca, entre otras áreas del comercio las de servicios, patentes de medicamentos y salud pública.
La cuestión de la agricultura, una actividad subvencionada por la mayoría de los Estados del Norte industrializado, se ha convertido en el factor determinante del resultado de la Ronda de Doha.
Los puntos básicos de la negociación giran en torno a la eliminación de subvenciones a las exportaciones que aplican la UE y, en menor medida, Estados Unidos, la disminución del apoyo interno a la agricultura y la reducción de aranceles a importaciones agrícolas procedentes del mundo en desarrollo.
Pero la UE pretende, con la promoción de las indicaciones geográficas, negar a los productores de las naciones en desarrollo el derecho que tienen a tomar beneficios surgidos de las diferencias de precios, alegó Chiaradía.
En cereales, carnes, lácteos, bebidas y productos tropicales, así como en otros rubros agrícolas, esas naciones del Sur en desarrollo cuentan con ventajas comparativas que les permiten producir a precios inferiores respecto a los países industrializados, explicó.
El régimen actual del comercio ignora esa posición de los países en desarrollo, pues mantiene a la agricultura como el sector más protegido, adujo el diplomático argentino.
Con las indicaciones geográficas, los europeos pretenden cobrar un sobreprecio por algunos productos, en tanto los países en desarrollo todavía no pueden cobrar el precio mínimo por sus productos, lamentó.
Cuando todavía es incierta la suerte de la negociación agrícola, los europeos quieren avanzar sobre el precio para ciertos productos finos, mientras nosotros ni siquiera tenemos el derecho a capturar el precio básico de los productos primarios, explicó.