Las dilaciones de la Unión Europea (UE) en la adopción de reformas a su política de subvenciones agrícolas mantienen en vilo al sistema multilateral de comercio y amenazan con frustrar las negociaciones de la llamada Ronda de Doha.
Los ministros de Agricultura de la UE suspendieron por segunda vez en dos semanas las discusiones de un proyecto presentado por el comisario del sector de ese bloque, Franz Fischler, que propone desvincular los subsidios de la producción y orientarlos directamente como ayuda a los agricultores.
Esa reforma, que reduciría los excedentes agrícolas europeos y su colocación a precio de dumping (por debajo de los costos de producción) en el mercado mundial, constituye la carta que reclama el comisario de Comercio de la UE, Pascal Lamy.
Las modificaciones de la Política Agrícola Común (PAC), el conjunto de normas que regula entre otros aspectos las contribuciones financieras de la UE a la agricultura, aumentarán nuestra capacidad de negociación en la Organización Mundial del Comercio (OMC), dijo Lamy este viernes en Ginebra.
La ronda de negociaciones lanzada en noviembre de 2001 por la OMC en Doha, capital de Qatar, gira en torno a la liberalización del comercio agrícola, un sector atrasado en la apertura de mercados en comparación con las otras dos áreas clave del intercambio, las manufacturas industriales y los servicios.
El programa de Doha se complementa con otros temas de importancia, como el acceso a los medicamentos por los países pobres, el tratamiento especial y diferenciado para las economías de menor desarrollo y la aplicación de resoluciones pendientes que en su mayoría benefician a los países del Sur.
Pero a ninguno se concede tanto interés como a la agricultura. El ministro de Comercio de Australia, Mark Vaile, advirtió que sin progresos en la negociación agrícola no puede haber Ronda de Doha.
El mensaje claro que llega de todas partes define a la agricultura como la clave para progresar en las negociaciones, coincidió Peter Allgeier, vicerrepresentante de Comercio de Estados Unidos. El grupo que posee la combinación es la Unión Europea, insistió.
Lamy admitió que en la UE se está librando una seria disputa en torno a la reforma de la política agrícola común, y describió un clima con gente nerviosa, vehemente, que batalla por sus reclamos de precios compensatorios.
Los informes de la reunión de ministros que se extendió hasta este jueves en Luxemburgo mencionaron la intervención del presidente de Francia, Jacques Chirac, que habría vetado los cambios propuestos para la PAC porque conspiran contra los intereses nacionales de su país.
Allgeier estimó esencial que la reforma en discusión otorgue a la UE la flexibilidad necesaria para avanzar en las negociaciones agrícolas de la OMC.
La marcha de esas negociaciones será sometida a escrutinio durante la conferencia ministerial de la OMC que se realizará del 10 al 14 de septiembre en la sudoriental ciudad mexicana de Cancún.
Todos los plazos establecidos en el programa han vencido sin que se pudiera arribar a progresos concretos en tema alguno.
El grupo de unos 20 o 30 países que habitualmente tienen mayor participación en el manejo de los asuntos de la OMC discutirá el próximo fin de semana en el balneario egipcio de Sharm-Al-Sheik sobre el estancamiento del proceso.
Otra reunión ministerial reducida, y también informal, se realizará a fines de julio en la sudoriental ciudad canadiense de Montreal, con el propósito de recuperar el impulso en la Ronda de Doha.
Por su parte, los ministros de agricultura europeos reanudarán la semana venidera sus discusiones sobre la política agrícola común.
Pero además de la cuestión agrícola, el acceso a los medicamentos constituye también una encrucijada para esas negociaciones comerciales.
Lamy responsabilizó a Estados Unidos por la falta de consenso en la OMC para reconocer el derecho de los países pobres a valerse de las disposiciones de la legislación sobre patentes medicinales, que autorizan la producción o importación de copias de fármacos en casos de crisis sanitarias.
La delegación estadounidense vetó en diciembre el texto de una resolución, respaldado por todos los demás miembros de la OMC, que resolvía ese problema del acceso a los medicamentos en los países pobres.
Las dilaciones en la concertación de un acuerdo sobre agricultura y salud pueden también llevar la Ronda de Doha y a la misma conferencia de Cancún al fracaso.
Allgeier estimó que sería muy deseable que el asunto de las medicinas se resolviera para la época de la reunión de los ministros en Cancún.
Sin embargo, el funcionario dijo que su gobierno escucha las inquietudes de las compañías farmacéuticas y se propone conversar con los países afectados.
El ministro australiano admitió que el mundo industrializado tiene que mostrar su sentido de responsabilidad y la obligación moral de resolver el tema de los medicamentos.