Varios dirigentes de Somalia ya se disputan la presidencia del país, aunque aún no se firmó un acuerdo de paz que permita la restauración del aparato estatal, disuelto de hecho desde 1991.
Uno de ellos es el señor de la guerra Huseen Aideed, ex infante de la Marina de Estados Unidos e hijo del fallecido general Mohamed Aideed.
Deseo convertirme en el primer presidente de la república reunificada de Somalia. Una vez elegido, prometo conducir a nuestro amado país hacia la reconciliación y construir una sociedad basada en los ideales de democracia, prosperidad económica y justicia social para todos, afirmó en Nairobi el líder del Consejo de Reconciliación y Restauración Somalí, que controla la mayor parte de sur del país.
Prometo construir una sociedad que respete y consolide la cultura y las tradiciones somalíes, añadió.
Somalia carece de gobierno central desde el derrocamiento del presidente Mohammed Said Barre en 1991. Desde entonces, ha sido gobernada por varios señores de la guerra cuyas rivalidades recíprocas llevaron al país a la hambruna, la inseguridad y la extrema pobreza.
En 1992, Estados Unidos envió tropas a Somalia bajo la bandera de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero después de sufrir pérdidas elevadas, debió retirarse en 1994. Las fuerzas restantes del foro mundial siguieron el mismo camino un año después.
Husseen Aideed fue presidente nominal de Somalia en 1996 y 1998, pero sólo logró controlar una pequeña parte del territorio del país.
No es el único que aspira a gobernar este país de Africa oriental. La lista incluye a Abdulrahman Jama Barre, un ex canciller, familiar cercano de Said Barre, el líder del estado de Puntland Abdullahi Yussuf, y el presidente del Gobierno de Transición Nacional (GTN), Abdudulla Derow Issack.
El GTN fue elegido en agosto de 2000, en una conferencia en la localidad de Arta, en la vecina Djibouti, pero no ha sido capaz de consolidar su autoridad más allá de Mogadiscio, la capital, y ahora es, en los hechos, una facción más en la lucha por el poder.
Aideed se ha comprometido a derrocar al GTN, pero esto puede ser innecesario, porque el mandato del gobierno provisional vence el próximo agosto.
Por ahora, las esperanzas de paz descansan en la Conferencia Somalí por la Paz y la Reconciliación, en curso en Nairobi, bajo el patrocinio de los países vecinos, reunidos en la Autoridad Intergubernamental sobre Desarrollo (IGAD).
Luego de siete meses de conversaciones, con frecuencia sumergidas en la confusión y la controversia, la conferencia entró en su tercera y última fase.
El 27 de octubre de 2002, 20 líderes de facciones firmaron una declaración de cese del fuego que fue considerada histórica, aunque fue objeto de reiteradas violaciones.
En la segunda fase se redactaron seis informes sobre una Constitución interina, la devolución de tierras y bienes adquiridos ilegalmente, el desarme de las milicias y su reemplazo por fuerzas policiales y militares sujetas a la ley, la reconstrucción económica, las relaciones internacionales, la resolución del conflicto y la reconciliación.
La semana próxima, un plenario discutirá los informes, cláusula por cláusula, e intentará armonizarlos.
Después, los delegados somalíes (cerca de 400) elegirán un gobierno provisional de unidad nacional, que conducirán a las primeras elecciones democráticas del país desde 1969.
La mayoría de los delegados quieren un estado federal, al igual que Aideed.
Apoyo al sistema federal, pero debería decidirse a través de un referendo. El pueblo somalí, no los políticos, deben decidir qué tipo de federalismo debemos tener, declaró Aideed.
La forma de elección del presidente y los legisladores todavía no han sido decididos, como tampoco el cronograma de elecciones.
Eso será decidido por los delegados, dijo un portavoz de la conferencia.
Pese al optimismo, algunos analistas advierten que el proceso de paz podría quedar estancado debido a la ausencia de figuras claves.
Además, los países vecinos rivalizan entre sí y respaldan las facciones somalíes que consideran más favorables a sus intereses.
Trascendió que el presidente del GTN, Abdulqassim Salad Hassan, organizó conversaciones de paz paralelas en Mogadiscio con la financiación y el apoyo de Arabia Saudita, según el diario Daily Nation, de Kenia.
Algunos observadores no creen que entre quienes se disputan el poder haya interesados en el beneficio del pueblo somalí.
La organización de derechos humanos Amnistía Internacional, con sede en Londres, expresó preocupación por la falta de activistas de la sociedad civil en medio de los militares que se postulan para gobernar el país.
Persisten muchas dudas sobre si estos líderes están comprometidos y son capaces de ejercer un gobierno responsable, señaló la organización.
Amnistía exhortó al nuevo gobierno interino a defender la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Carta Africana sobre los Derechos de las Personas y los Pueblos, para poner fin a la década de violencia que los somalíes sufrieron a manos de varias milicias.
Somalia tenía en 1991 cerca de 14 millones de habitantes. De ellos, 2,5 millones huyeron del país. Se espera que la mayoría regresen una vez restaurada la paz. (