SALUD: La violencia como problema sanitario

– Los 192 Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) comenzarán a aplicar recomendaciones de esa agencia para prevenir la violencia, que causa cada año más de 1,6 millones de muertes en el mundo.

Los ministros de Salud que concluyen esta semana la sesión anual de la Asamblea Mundial de la Salud, máximo organismo de la OMS, otorgaron un apoyo sólido a un área de la salud pública que ha sido desatendida, según el director ejecutivo de la organización, Derek Yach.

Hasta ahora, la atención a la cuestión de la violencia careció de recursos financieros, de respaldo institucional y de la visibilidad necesaria, aunque se trata de un problema de salud pública evitable, se explayó el funcionario.

La OMS define a la violencia como el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad.

La definición agrega que ese uso de fuerza o poder debe ser capaz o tener muchas posibilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.

Según estudios, la violencia es una de las principales causas de muerte en la población de 15 a 44 años, y en términos generales es responsable de 14 por ciento de las defunciones masculinas, y de siete por ciento de las femeninas, explicó Etienne Krug, director de prevención de heridas y violencia de la OMS.

En el continente americano, donde la violencia ha sido siempre reconocida como un problema crítico, una de sus facetas se refleja en las cifras de 150.000 homicidios y 50.000 suicidios anuales, destacó Mirta Roses, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Otras manifestaciones aparecen en la violencia doméstica, en la violencia interfamiliar y en la violencia contra mujeres y niños.

En América Latina, la violencia se vincula además con conflictos armados, como en Colombia, con las poblaciones marginalizadas y con la pobreza.

Un aspecto significativo del fenómeno se registra en algunos países americanos donde pandillas juveniles, en especial de grupos de adolescentes radicados en áreas urbanas o suburbanas, se involucran en prácticas de extrema violencia, explicó Roses.

La OMS desarrolla desde hace por lo menos siete años programas de sensibilización sobre la violencia y de prevención del fenómeno.

Con ese objetivo, las conclusiones adoptadas por la Asamblea representan una espaldarazo al reconocimiento de la violencia como un problema de salud pública, resaltó Yach.

Para mucha gente esa interpretación resulta obvia, pero para grandes grupos de población todavía requiere largas discusiones, acompañadas de tareas de aprendizaje y enseñanza, dijo.

América fue pionera en el mundo al reconocer formalmente el carácter sanitario de la violencia por lo menos desde 1993, cuando se convocó a un congreso regional para examinar la cuestión.

Pero los progresos americanos en materia de investigación y organización de campañas no han impedido que el problema de la violencia ”se encuentre en escalada”, aceptó la directora de la OPS.

El panorama de los años 60 y 70 se caracterizó por la violencia institucionalizada, sobre todo política. Luego, y mientras crecían en el hemisferio la pobreza y la desigualdad, en especial en los años 90, aumentó también la violencia social, sobre todo urbana y suburbana, sostuvo.

El efecto de los conflictos internos se puede apreciar en la evolución de la expectativa de vida en El Salvador, sacudido por una guerra civil desde avanzados los años 70 hasta comienzos de los 80.

De 1980 a 1990, la expectativa de vida de los salvadoreños aumentó 12 años para los hombres y 8,5 para las mujeres, un increíble dividendo de la paz según Roses.

Las últimas investigaciones realizadas en el continente americano mostraron la gran magnitud del problema de la violencia contra mujeres y niños, que ha llevado a muchos países a crear comisarias de policía y tribunales especiales para esos casos.

Sondeos realizados en ciudades de América Latinas registraron que alrededor de 40 por ciento de las mujeres encuestadas decían haber sufrido abusos físicos o sexuales por parte de sus parejas o de sus familiares.

Esa cifra es muy importante, opinó Roses.

Pero también la infancia es víctima de abusos, tanto físicos como sexuales. En los últimos tiempos ha crecido la violencia contra niños y ancianos, que antes no era aceptada por la cultura latinoamericana, lamentó.

Durante los debates de la Asamblea Mundial de la Salud, las delegaciones de Grecia y de Alemania resaltaron el problema causado en sus sociedades por el aumento de la violencia contra los ancianos.

Representantes de Gran Bretaña y de Ghana se mostraron preocupados por el efecto del consumo excesivo de alcohol en la violencia doméstica.

República Dominicana puso el acento en la violencia contra las mujeres y reclamó la inclusión de una perspectiva de género en el tema. Estados Unidos se preocupó más por el papel crítico que cabe a las familias y a los padres y madres en el tratamiento de la violencia con una perspectiva de largo plazo.

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