La utilidad de los 8.700 soldados de la misión de paz de la ONU en República Democrática de Congo (RDC) está en tela de juicio. Dos miembros del contingente fueron asesinados, mientras persisten los enfrentamientos étnicos.
Las hostilidades en la oriental localidad congoleña de Bunia entre los hema, criadores de ganado, y los lendu, la mayoría agricultores, llevó a un contingente de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) a desplegarse en el distrito de Ituri.
Los combates entre las tribus, que dejaron más de 200 civiles muertos el mes pasado, disminuyeron en los últimos días. Pero la situación se agravó tras el asesinato de dos observadores de la ONU, uno jordano y otro nigeriano, en la oriental localidad de Mongbwalo.
Sus cuerpos fueron hallados una semana después de su desaparición el día 13, en una fosa poco profunda 70 kilómetros al norte de Bunia, informó la ONU el lunes.
Al parecer fueron ejecutados, afirmó el portavoz del representante especial en la RDC del secretario general de la ONU, Hamadoun Toure.
El conflicto en Bunia continúa sin resolverse, lo que lleva a muchos a preguntarse por qué la ONU desplegó en esa localidad un contingente de 700 soldados de la misión internacional, la mayoría uruguayos, si por su mandato y por su magnitud no pueden impedir los combates.
El jefe del gobierno de Sudáfrica y presidente de turno de la Unión Africana, Thabo Mbeki, propuso ampliar las facultades de la misión de la ONU en RDC, denominada MONUC por sus siglas en inglés.
MONUC se desplegó en RDC en 1999 con el único mandato de supervisar el proceso de paz, hacer cumplir el cese del fuego, asegurar la desmovilización y el desarme de los combatientes y controlar la retirada de todas las tropas extranjeras.
El problema de Ituri existe fuera de ese marco, dijo el representante especial de la Secretaría General de la ONU en RDC, Namanga Ngongi, en Kinshasa la semana pasada.
Ngongi describió los combates en el distrito como guerra dentro de una guerra. Es verdad que no pudimos detener los combates en Bunia, pero no se puede negar que MONUC salvó la vida de casi 15.000 personas que necesitaban protección, agregó el funcionario.
Los hemas y los lendus han chocado durante centurias por el uso de la tierra y de otros recursos de la región. En los años 90, varios países vecinos —Angola, Namibia, Ruanda, Uganda y Zimbabwe— se involucraron en los combates y colaboraron con las milicias locales.
MONUC custodia el aeropuerto de Bunia para impedir que caiga en manos de combatientes y para mantener los vuelos humanitarios desde Kinshasa a Ituri, informó el jefe de operaciones de la misión, el general senegalés Moutanga Diallo.
Acusarnos de inmovilidad es decir que deberíamos participar en los combates. ¿Pero contra quién y a favor de quién? Estamos tratando de persuadir a los señores de la guerra de que no envíen a sus jóvenes a matarse unos a otros. Pero nadie ve este aspecto de nuestro trabajo y nadie informa al respecto, agregó Diallo.
A pesar de estas explicaciones, los congoleños, tanto los de RDC (la antigua Zaire) como de la vecina República de Congo, desconfían de MONUC. Si la misión no puede revisar su mandato, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, debería hacerlo, dijo el periodista Crispin Selemani.
Otro periodista de Kinshasa, Eddy Isango, sostuvo que el Consejo de Seguridad siempre trató a los congoleños con guante blanco.
Vimos problemas similares a fines de 1994 cuando hubo un flujo masivo de refugiados ruandeses en el este de RDC. La ONU andaba con mucha cautela. Al fin, debimos apelar a una solución local: enviar soldados de la DSP, división presidencial de (el ex dictador) Mobutu (Sese Seko), recordó Isango.
El secretario general del ex insurgente Movimiento de Liberación de Congo, Olivier Kamitatu, sostuvo que están en avanzado estado los planes de desplegar en Bunia un contingente contoleño junto con MONUC.
No deberíamos dejar la tarea de dar seguridad a Ituri exclusivamente a una fuerza internacional. El presidente Joseph Kabila debería reunir nuestras tropas y enviarlas a Bunia, dijo Kamitatu.
El dirigente también aplaudió la oferta francesa de tropas. Pero esa oferta causa preocupación en Ruanda, pues en 1994 soldados de esa nacionalidad no actuaron en ese país africano ante la masacre de hasta medio millón de civiles tutsis y hutus moderados.