LIBROS-VENEZUELA: Regreso con gloria de la Feria

Escritores, libreros y editoriales de Argentina, Colombia, Cuba, España, México y del país anfitrión, Venezuela, dan brillo al regreso de la Feria Internacional del Libro, luego de tres años de ausencia por problemas locativos y desorganización.

Entre las figuras invitadas se cuentan los colombianos Carmen Barvo, Efraín Medina, Enrique Serrano, Guillermo González Uribe, Jorge Franco, Juan Diego Mejía y Mario Mendoza, el cubano David Mitrani, los españoles Antonio Jiménez Millán y Luisa Castro, y el mexicano Raúl Rojas Soriano.

Esta será la primera vez que la feria se celebre al aire libre, en una estructura desmontable construida especialmente para la ocasión.

Los organizadores han previsto que las charlas y conferencias se realicen en las salas del Museo de Bellas Artes, la Galería de Arte Nacional y el Museo de Ciencias, aledaños al parque Los Caobos de Caracas, en cuyos límites se ubican también el moderno teatro Teresa Carreño, una mezquita y una sinagoga.

El predio de la muestra que se inaugurará el 30 de este mes abarca 17 hectáreas, donde se depositarán unos 30.000 libros y se realizarán actos, como la entrega de ocho premios a las mejores ediciones, a la elaboración gráfica, al buen papel, la promoción de la lectura entre adultos, y a niños lectores y escritores.

La última Feria Internacional del Libro de Venezuela se celebró en diciembre de 2000 y hasta ahora no se había repetido por problemas organizativos y de sede.

Esta décima edición, cuya fecha de celebración también tuvo que ser postergada por dos semanas debido a problemas de organización, ha enfrentado sin embargo una fuerte polémica entre escritores venezolanos, que denunciaron la censura de algunos de ellos.

Escritores opuestos al gobierno de Hugo Chávez sostienen que el estatal Consejo Nacional de la Cultura (Conac), del cual depende la feria, vetó a algunos narradores y los clasificó por tendencia política.

La acusación fue negada por la directora del Centro Nacional del Libro, Lourdes Fierro, quien aseguró a IPS que la posición de ese ente ”es y ha sido siempre la del entendimiento, la pluralidad y la tolerancia”.

Pero los escritores señalaron, además, que la invitación hecha a algunos de los considerados como opositores pretende dar una barniz democrático a un evento que ha sido excluyente en la selección de los participantes.

Ana Teresa Torres, autora de ”Doña Inés contra el olvido”, ”El exilio del tiempo” y ”Los últimos espectadores del acorazado Potemkin”, entre otros, declaró públicamente su negativa a participar en encuentros organizados por el gobierno de Chávez.

”La cultura se presta muy bien para la mascarada. Se invita a un par de escritores o de artistas connotadamente opositores y la mesa democrática está servida, particularmente para los comensales extranjeros”, dijo Torres.

El escritor Israel Centeno, quien en el pasado organizó cinco ferias internacionales del libro, opinó que la feria pretende ocultar las carencias que se presentan en la promoción y la difusión de la lectura en Venezuela.

”No se puede hablar de feria internacional del libro cuando no se dispone de divisas para el sector, cuando no hay novedades en las librerías ni papel para imprimir”, dijo Centeno a IPS, en alusión al sistema de control de cambio que sólo contempla la entrega de dólares para textos escolares.

”Existe un doble discurso desde los entes estatales, porque si se quiere fomentar la lectura y la industria editorial no se puede torpedear al empresario que produce e importa libros”, agregó Centeno.

Pero desde las editoriales hay otra percepción y más bien se desea que la Feria Internacional del Libro de Venezuela adquiera el carácter permanente que ofrecen las que se celebran en otros países de América Latina.

”Las ferias, como evento dedicado al libro en sí, sirven para la promoción de la lectura, porque todavía hay mucha gente para la cual ésta no es parte de su cotidianidad”, comentó a IPS María Elena Rodríguez, representante de la editorial Planeta.

”Es más fácil ir a una feria que a una librería, porque allí se ofrecen descuentos y otros atractivos, como las conferencias o las firmas de libros por sus autores”, señaló.

Sin embargo, Rodríguez apuntó que la feria venezolana presenta como principal problema una suerte de carácter itinerante, pues nunca ha tenido sede propia, como la que tienen por ejemplo las de Bogotá o Guadalajara (México), ni tampoco se ha respetado una fecha fija en el año.

”Eso no da el sentido de estabilidad y consolidación que se necesita para que una feria sea exitosa”, destacó Rodríguez.

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