Por haberse opuesto a la guerra en Iraq, Francia ya sufre sanciones económicas, militares y diplomáticas de Estados Unidos, aseguraron portavoces del gobierno de Jacques Chirac.
Estados Unidos anunció que no participará en la exposición internacional Salón de la Aeronáutica que se realizará el mes próximo en París, y excluyó a Francia de una invitación a sus socios en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para realizar ejercicios militares conjuntos.
Francia tampoco fue invitada a las reuniones de expertos en el sudoccidental estado de California sobre una posible unión del programa satelital europeo Galileo con el Global Positioning System, el sistema de ubicación mundial que opera el Departamento de Defensa y que se emplea mucho para el control de vehículos.
Todo esto fue decidido por Washington en abril como parte de una campaña para castigar a París por su oposición a la invasión a Iraq, según portavoces oficiales franceses.
”Las represalias incluyen una campaña de desinformación, en la que portavoces anónimos de Washington dicen mentiras sobre Francia”, dijo una fuente gubernamental a IPS.
El embajador de Francia en Estados Unidos, Jean David Levitte, condenó esta campaña de desinformación en una carta dirigida a Bush. El diplomático criticó a varias publicaciones como los diarios The New York Times y The Washington Post y la revista Newsweek.
”Me gustaría llamar su atención sobre la inaceptable y preocupante naturaleza de esta campaña destinada a dañar la imagen de Francia y engañar al público”, escribió Levitte.
La supuesta campaña antifrancesa en los medios de comunicación estadounidenses incluyó la difusión de informes según los cuales París había concedido pasaportes diplomáticos a ex funcionarios del derrocado presidente iraquí Saddan Hussein y entregado insumos para armas químicas a Bagdad antes de la guerra.
Esa campaña, según los portavoces del gobierno francés, es apoyada por grandes empresas como la constructora de aviones Boeing y la petrolera Exxon, que quieren perjudicar a sus competidores franceses.
Exxon y Boeing acaban de ganar contratos en Qatar en los que también estaban interesados sus rivales europeos Total y Airbus. A su vez, las universidades estadounidenses de Princeton y Cornell se encargarán de edificar y organizar centros de estudios en Doha, en perjuicio de competidoras francesas.
Chirac intentó contrarrestar la creciente influencia de Estados Unidos en el Golfo con una reunión a comienzos de este mes con el emir de Qatar, jeque Hamad Bin Jalifa Al Thani.
La entrevista de Chirac con el monarca qatarí había sido precedida por el viaje de su secretario para Pequeñas y Medianas Empresas, Renaud Dutreil, quien llegó a Doha acompañado de representantes de las principales firmas francesas con presencia en Medio Oriente.
Los gobiernos del Golfo ”se solidarizan con la postura diplomática de Francia, pero se dan cuenta de que París no tiene fuerza”, dijo al diario parisino Le Monde el ex embajador de Francia en Qatar Claude de Kémoularia.
La preocupación de Francia aumentó luego de que el secretario de Estado (canciller) estadounidense Colin Powell no incluyera a París en una gira este mes que lo llevó a Alemania, Rusia y Medio Oriente.
La visita de Powell a Alemania molestó especialmente a Francia. Berlín, que también se había opuesto a la invasión, apoyó la semana pasada la propuesta de Washington de levantar las sanciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra Iraq.
Francia quiere suspender las sanciones y postergar su levantamiento definitivo hasta que los inspectores de armas de la ONU constaten el desarme pleno de Iraq.
Entrevistado por Le Monde, el canciller francés Dominique de Villepin calificó la propuesta estadounidense de ”irrespetuosa de las reglas internacionales”.
De Villepin también criticó ”la impunidad que quiere darle a sus fuerzas de ocupación en Iraq” y señaló que esta actitud de Washington fomenta el sentimiento antiestadounidense en el mundo. (
