IRAQ: EEUU bloqueado en la ONU, otra vez

Estados Unidos se topó con un callejón sin salida en su intento por legitimar en el Consejo de Seguridad de la ONU la invasión y ocupación de Iraq y el control de su petróleo.

Varios países miembros del Consejo, entre ellos Francia, Rusia — ambos con poder de veto— y Alemania, expresan reservas en torno del proyecto de resolución de ocho páginas presentado por Estados Unidos, pues le da al país norteamericano un poder que consideran excesivo sobre la nación ocupada.

”Tenemos muchas preguntas para las que esperamos respuesta. Iniciaremos las negociaciones una vez que obtengamos toda la información que buscamos”, dijo el embajador de Rusia en la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Sergey Lavrov.

Se prevé que las negociaciones comenzarán la semana próxima. El embajador de Estados Unidos en la ONU, John Negroponte, dijo que confía en que la resolución se aprobará el viernes 23 de este mes.

Pero el embajador alemán Gunter Pleuger advirtió que su país quiere saber cómo se está organizando la reconstrucción de Iraq. ”Queremos hacerlo de modo transparente para mantener la credibilidad”, sostuvo.
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El texto del proyecto estadounidense ”constituye un punto de partida” pero ”aún queda un largo camino por recorrer”, dijo el representante francés en la ONU Dominique de Villepin.

Por su parte, el embajador de Pakistán, Munir Akram, informó que los miembros del Consejo requirieron a Estados Unidos aclaraciones ”sobre una gran gama de asuntos”, incluido el futuro de Iraq, las facultades de la propuesta autoridad civil en ese país y el modo en que se administrará el petróleo.

Pero la cuestión más importante, sostuvo Akram, es cuál será el papel de la ONU en el país árabe.

Virtualmente todos los 191 países de la ONU, incluidos Estados Unidos y Gran Bretaña —que encabezaron la operación militar en el Golfo entre marzo y abril—, aseguraron desear que el foro mundial cumpla con un ”papel vital” en el Iraq de posguerra.

Pero esas expresiones de deseo son ”irrelevantes”, pues ningún país manifestó una definición acabada, sostuvo el portavoz de la ONU, Fred Eckhard.

Estados Unidos se ha negado a detallar cuál será el importante papel que considera asignar a la ONU en Iraq por la sencilla razón que no quiere que la organización tenga participación en ninguna de las tres tareas clave: la reconstrucción, el mantenimiento de la paz y la administración civil.

La actitud de Washington también provocó reacciones de ira en países acreedores de Iraq como Francia y Rusia. Con las propuestas estadounidenses, estos países no podrán recuperar con las ventas de petróleo los miles de millones de dólares que les debe Iraq, la mayoría por compras de armas.

El proyecto patrocinado por Estados Unidos, Gran Bretaña y España propone el levantamiento de las sanciones económicas que pesan hace 12 años sobre Iraq, y da a Washington la autoridad para gastar y manejar lo que ese país obtenga por ventas de petróleo, rubro hoy en manos de la ONU.

La propuesta Autoridad Interina Iraquí, que se compondrá en su mayoría por iraquíes hasta este año exiliados y que serán designados por Estados Unidos, sólo tendría un papel consultivo en el manejo del sector petrolero.

La revista estadounidense Time informó la semana pasada que el Iraq de posguerra será capaz de producir 12 millones de barriles de crudo por día, lo cual lo convertiría en el principal exportador mundial.

El costo promedio de producir un barril de petróleo en Iraq es de menos de un dólar, costo que sube a 10 dólares en Estados Unidos y a 2,5 en Arabia Saudita, calculó el director ejecutivo del Centro de Estudios Mundiales sobre Energía con sede en Londres, Fadhil Chalabi.

De acuerdo con la propuesta estadounidense, éste sería el fin del programa de Petróleo por Alimentos de la ONU, que alivió el embargo comercial al permitir a Iraq vender parte de su producción de crudo para comprar con lo obtenido productos de primera necesidad destinados a la población.

Así, terminaría la autoridad que tuvo la ONU desde 1996 para comprar, manejar y distribuir suministros humanitarios en Iraq, facultades que se transferirían a Estados Unidos.

La propuesta incluye la creación de un Fondo de Asistencia Iraquí, de carácter humanitario, presidido por una junta asesora integrada por representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la Secretaría General de la ONU.

La iniciativa estadounidense-británico-española requerirá para convertirse en resolución nueve votos por la afirmativa y ningún voto negativo entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Rusia).

Los países más escépticos —Francia y Rusia— aún no afirmaron en público si ejercerán su derecho al veto si el proyecto resulta avalado por la mayoría.

La ex secretaria (ministra) de Desarrollo Internacional británica Clare Short, quien renunció en protesta por el apoyo de Londres a la iniciativa, afirmó que Washington intenta torcer el brazo a los países miembros del Consejo.

Short pronosticó que la propuesta no será aprobada. ”Pero si lo es, no creará las mejores condiciones para la reconstrucción de Iraq”, agregó.

Por otra parte, la iniciativa ”no beneficiará al pueblo de Iraq, como lo requiere las Regulaciones de La Haya de 1907 y la Cuarta Convención de Ginebra de 1949”, dijo a IPS el profesor de Derecho Francis Boyle, de la Universidad de Illinois.

”Basta mirar algunos de los contratos que ya firmó Estados Unidos con empresas amigas del gobierno”, añadió. Y comparó la propuesta con la pretensión de Japón de que la Liga de las Naciones legitimara la invasión de China antes de la segunda guerra mundial.

Estados Unidos se opuso a legitimar a través de la institucionalidad internacional el fruto de una acción militar, pero ahora revierte su propia doctrina, afirmó Boyle.

Resoluciones anteriores del Consejo de Seguridad indicaban que las sanciones de la ONU contra Iraq sólo podrían ser levantadas cuando inspectores de desarme del foro mundial acreditaran la destrucción total de las armas de destrucción masiva del país.

Pero Estados Unidos, que se negó a que los inspectores de la ONU regresaran a Iraq, inició sus propios controles, hasta ahora infructuosos.

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