Guatemala, cuna de la milenaria civilización maya, promueve oficialmente por primera vez que los indígenas tengan acceso a educación, justicia, atención sanitaria y otros servicios en su propio idioma.
La Ley de Idiomas Nacionales, que entró en vigencia esta semana, mantiene como lengua oficial del país el español, pero reconoce 23 idiomas autóctonos, la mayoría de los cuales se originaron hace más de 4.000 años.
De los 12 millones de guatemaltecos, 65 por ciento son descendientes de mayas.
Esta es una gran conquista, pues Guatemala es un país donde todavía hay mucha discriminación y racismo, dijo a IPS Domingo Sosa, presidente de la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala, en entrevista exclusiva.
Esa institución será la encargada de hacer cumplir la nueva ley, aprobada por el Congreso el 7 de mayo y que entró en vigencia el 26 del mismo mes.
Esa ley reconoce a 21 lenguas mayas, al idioma de los indígenas xinka y al de la etnia garífuna, formada por descendientes de aborígenes y de negros traídos como esclavos a la región.
Eso es un acto histórico de justicia, postergado desde que el conquistador español Pedro de Alvarado llegó en 1524 a suelo guatemalteco, afirmó Sosa.
Ya'ol utzil (Esto es lo que nos va a traer la paz), añadió con honda emoción en k'iche', la lengua maya más hablada en Guatemala.
La ley de 28 artículos estipula que todas las normas y disposiciones nacionales sean traducidas a los 23 idiomas reconocidos, que todas las instituciones públicas brinden servicios en los mismos, y que el Estado dedique recursos para rescatar las lenguas en peligro de extinción.
En el territorio guatemalteco los idiomas mayas, garífuna y xinka podrán utilizarse (…) sin restricciones en el ámbito público y privado, en actividades educativas, académicas, sociales, económicas, políticas y culturales, dice textualmente la norma en su artículo 8.
Las 21 lenguas mayas reconocidas son el k'iche', el q'eqchi', el mam, el kaqchikel, el poqoman, el ch'orti', el awacateko, el uspanteko, el mopan, el sipakapense, el sakapulteko, el achi, el akateko, el chuj, el itza', el ixil, el jalateko, el q'anjob'al, el tekiteko, el pogonchi y el tz'utijil.
El uso de esos idiomas no estaba prohibido, pero las instituciones públicas y privadas no ofrecían servicios en ellos.
En Guatemala, la palabra indio tiene una fuerte connotación de desprecio y es usada frecuentemente cuando se quiere ofender a alguien.
Esta ley dará autoestima al pueblo, tras muchos años en que las personas podían ser objeto de burlas y maltratos si usaban su propio idioma, o llegaban a avergonzarse de hacerlo, comentó Sosa.
Otro de los aspectos importantes es que permite cambiar nombres en español de personas y pueblos por otros en idiomas mayas, garífunas o xinkas.
Me embarga una gran emoción pues en este momento se están reconociendo los idiomas mayas, 479 años después de la invasión de los españoles, dijo a IPS el presidente de la no gubernamental Liga Maya, Daniel Matul.
Matul, cuya institución se dedica a conservar y difundir la cultura maya, sostuvo que los valores y la visión del mundo de esa civilización son muy importantes en la historia de la humanidad.
La cultura maya, admirada y estudiada durante siglos, se asentó principalmente en lo que hoy es Guatemala, Belice, el sur de México, Honduras y una pequeña parte de El Salvador.
Esta civilización desarrolló las 21 lenguas reconocidas en Guatemala y otras nueve que se hablan en México, con alfabetos que poseen de 27 a 32 caracteres. Todas provienen de un tronco lingüístico común llamado protomaya, que data de más de 4.000 años.
Los idiomas mayas están llenos de relaciones con el cosmos. Por ejemplo, en k'iche' un saludo tan simple como '¿Cómo estás?' se dice 'A utz a wach la', que significa '¿Cómo se encuentra su equilibrio cósmico, físico y espiritual?', destacó Matul.
Según algunos analistas, el titánico reto para el país será cambiar muchas prácticas sociales discriminatorias, y aprender a ser multilingüe y pluricultural.
La Academia de Lenguas Mayas, con 350 funcionarios y un presupuesto anual que ronda el millón de dólares, tendrá que capacitar a empleados públicos de todo el país, y necesitará más personal para realizar una enorme cantidad de traducciones.
Para ello se espera una fuerte inyección monetaria estatal, y también se prevén alianzas estratégicas con organizaciones no gubernamentales.
Muchos piensan que la ley es sólo un símbolo político de buena voluntad, que requeriría muchísimo dinero para ponerse realmente en práctica.
Es un reconocimiento a nuestros pueblos indígenas. Pero a decir verdad es inviable, no se va a poder aplicar, comentó a IPS la congresista Nineth Montenegro, diputada por de la opositora Alianza Nueva Nación.
Guatemala es un país pobre, en el cual la educación recibe apenas tres por ciento del presupuesto nacional, y le va a ser muy difícil educar, legislar y gobernar en varios idiomas, opinó.
Los recursos presupuestarios anuales para educación son unos 426 millones de dólares, según cifras oficiales.
Creemos que se necesitaría al menos triplicar el presupuesto de educación (para implementar la nueva norma), y eso va a ser muy difícil. Por eso la ley no se va a poder cumplir a cabalidad, pronosticó Montenegro.
Algunos críticos subrayan que lo ideal no es limitarse a reconocer los idiomas autóctonos, sino también oficializarlos, como se había previsto en los acuerdos firmados en 1996 para poner fin a los conflictos internos.
Esa objeción es planteada por la Misión de Verificación de Naciones Unidas en Guatemala (Minugua), que de todos ve en la nueva legislación un reconocimiento de la riqueza étnica y lingüística de ese país.
La Minugua insta a los pueblos indígenas a que hagan cumplir su derecho a expresarse en su idioma, y a la sociedad, en general, a que respete y participe de esta diversidad lingüística, expresó en un comunicado.
En el resto de América Latina existen otras iniciativas para rescatar, preservar y difundir idiomas autóctonos. En el noroeste de Argentina, por ejemplo, indígenas lanzaron una emisora de radio que transmite en español y en quechua, y se proponen instalar otras seis similares. (