Los nuevos restaurantes de nasi kandar en Malasia, que ofrecen platos típicos con la celeridad de las cadenas internacionales de comida rápida, tienen cada vez más éxito y se convirtieron en verdaderos centros de integración étnica.
A estos restaurantes, que abundan en Kuala Lumpur y en la septentrional ciudad de Penang, concurren jóvenes y adultos malayos, indios y chinos para comer tallarines fritos y roti canai (panqueques) con salsa picante… y para ver fútbol europeo por televisión.
Estos centros, que preservan la cultura tradicional malasia pero con una nueva imagen, se convirtieron en lugares donde las barreras de edad, etnia y clase desaparecen. Son microcosmos de una genunia sociedad malasia multicultural, donde miembros de las distintas razas pueden hablar de política y bromear.
Sesenta por ciento de los 24 millones de habitantes de este país mayoritariamente musulmán pertenecen a la etnia malaya, 30 por ciento son de origen chino y 10 por ciento de origen indio.
Algunos de estos restaurantes, que llevan el nombre de una de las comidas malasias más populares —aunque originaria del sur de India—, funcionan las 24 horas todos los días, incluso en el mes sagrado musulmán de Ramadán.
El nasi kandar, arroz mezclado con salsa picante, fue siempre popular entre los distintos grupos étnicos. Fue introducido en el país por inmigrantes indios musulmanes a principios del siglo XX y se convirtió en el alimento principal de los trabajadores de la dársena de Penang.
Vendedores ambulantes ofrecían la comida llevándola en dos canastas (una con las salsas y otra con el nasi, es decir, el arroz) sostenidas con un gran palo que llevaban sobre sus hombros. La palabra kandar significa yugo en malayo.
Las salsas más comunes son las de pollo, pescado y carne vacuna. Pero para los más aventureros también hay sopas hechas con el estómago, la cola y la pata de la vaca. En el menú también hay platos misteriosos, como la llamada sopa torpedo.
Los principales platos son acompañados con repollo, fideos, salsas picantes y satay (carne asada).
Los propietarios de estos restaurantes lograron convertirlos en centros muy concurridos por la noche, ganándole clientes a las cadenas multinacionales.
Su creciente éxito reside en vender una comida típica que antes era sólo ofrecida en comercios callejeros informales. Los nuevos restaurantes brindan más higiene y presentan los platos de una manera más original, con un toque occidental.
La principal cadena del país, con 10 restaurantes en régimen de franquicia, es propiedad de la compañía privada Pelita Samudra Pertama.
Uno de los directores de la firma, K. K. Sihabutheen, es un arquitecto cuyo padre fue vendedor de nasi kandar en los años 40. Mi padre creó el primer restaurante de 24 horas en el norte de Malasia en 1972, dice con orgullo.
Pelita Samudra Pertana comenzó como un solo restaurante en la septentrional ciudad de Prai. Tres años después, tenía cinco sucursales.
Los restaurantes de nasi kandar en Penang parecen más limpios ahora que antes. Tienen un mejor ambiente, sostuvo el ingeniero Krishna Moorthy, que frecuenta estos centros de comida para tomar teh tarik (té espumoso).
Sihabutheen transformó a Pelita Samudra Pertana en una cadena de restaurantes con mesas y sillas modernas y luces multicolores.
El cambio de imagen no pasó inadvertido. Otras casas de nasi kandar en Penang también se transformaron.
Los comercios más viejos no sobrevivirán, a menos que se modernicen, sostuvo Khoo Salma Nasution, del Fondo para el Patrimonio de Penang.
Los nuevos restaurantes son especialmente atractivos para los jóvenes. Me gusta más comer allí. Es un buen lugar, dijo el adolescente Shazwan.
La cadena Pelita Samudra Pertana abrió, incluso, un restaurante en la sudoriental ciudad india de Chenai. En la primera semana de trabajo, tuvimos que pedir a muchos clientes que se retiraran porque no teníamos capacidad para responder a la demanda, señaló Sihabutheen.
El empresario recordó que, justamente, el nasi kandar llegó a Malasia desde Chenai. Ahora le estamos devolviendo el plato, comentó entre risas. (