ESTADOS UNIDOS: Nuevo orden mundial sobre vieja filosofía

El ala más conservadora del gobierno de George W. Bush recoge el legado del filósofo alemán Leo Strauss, fallecido en Estados Unidos en 1973. Sin embargo, este experto en Platón y Aristóteles rara vez se dedicó a analizar el acontecer político contemporáneo.

Dirigentes del sector del gobierno denominado ”neoconservador”, que defienden una política diplomática y militar agresiva, se consideran seguidores de Strauss, informaron el 4 de este mes el diario The New York Times y el 5 la revista The New Yorker.

El periodista Seymour Hersh recordó en su artículo para The New Yorker que, según Strauss, ”las aisladas democracias liberales viven en constante peligro por los elementos hostiles del extranjero”.

Strauss, que nació en 1899 y llegó a Estados Unidos huyendo del holocausto nazi en 1938, creía ”que las obras de los antiguos filósofos contenían, deliberadamente, conceptos esotéricos sellados cuya verdad puede ser comprendida solo por unos pocos y que serían malinterpretados por las masas”, agregó Hersh.

El más prominente de los seguidores de Strauss en el gobierno es el subsecretario (viceministro) de Defensa, Paul Wolfowitz, apodado ”Wolfowitz de Arabia” dada su obsesión por derrocar al régimen de Saddam Hussein en Iraq como primer paso para la transformación de Medio Oriente.

Este funcionario también es considerado el principal diseñador de la estrategia de ”guerra preventiva” fijada por Estados Unidos luego de los atentados que dejaron 3.000 muertos el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, atribuidos por el gobierno a radicales islámicos.

También son straussianos el director de la revista The Weekly Standard, William Kristol, y Gary Schmitt, fundador y presidente del Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense (PNAC), grupo conservador entre cuyos miembros figuran el vicepresidente Dick Cheney y el secretario (ministro) de Defensa, Donald Rumsfeld.

Muchas recomendaciones del PNAC al presidente Bush, contenidas en cartas abiertas publicadas al comenzar el periodo de gobierno en enero de 2001, se convirtieron luego en políticas oficiales, implementadas al pie de la letra por Washington.

Los neoconservadores, afiliados al gobernante Partido Republicano, tienen su núcleo básico en dirigentes que se separaron del hoy opositor Partido Demócrata cuando en ese sector predominó el rechazo a la guerra de Vietnam.

”Strauss no era liberal ni demócrata. Según su punto de vista, los ciudadanos necesitan ser liderados, así como gobiernos fuertes para que les digan qué es bueno para ellos”, dijo la experta Shadia Drury, de la canadiense Universidad de Calgary.

”La República de Weimar en Alemania fue su modelo de democracia liberal, a la que rechazaba”, afirmó Drury, autora del libro ”Leo Strauss y la derecha estadounidense”, entrevistada por telefóno.

El régimen democrático inaugurado con la constitución liberal alemana aprobada en la ciudad de Weimar en 1919 fue, según Strauss, lo que condujo al holocausto nazi contra los judíos.

Al igual que Platón, Strauss enseñaba que dentro de las sociedades ”algunos están destinados a liderar y otros a ser conducidos”, explicó Drury.

Pero, al contrario del filósofo griego, el alemán consideraba que ”quienes deben gobiernar son los que se dan cuenta de que no hay moralidad y que hay sólo un derecho natural: el derecho del superior a dominar al inferior”, sostuvo la experta.

Para Platón, los líderes —a quienes denominaba ”reyes filósofos”— debían ser personas con altos principios morales que debían resistirse a las tentaciones del poder.

La ley moral también es indispensable desde la concepción straussiana, pero porque ”es necesaria para mantener el orden interno”. Esas leyes pueden ser propagadas a través de la religión.

Strauss tenía sobre la religión una opinión similar a la de Karl Marx, que la calificó de ”opio de los pueblos”: él la llamaba ”fraude santo”. Pero la religión es sólo para las masas. Sería absurdo que los gobernantes la necesitaran, pues saben que no hay nada real detrás de ella.

Para Strauss, ”la religión es el pegamento que une a las sociedades”, según Drury. Irving Kristol, padre de William Kristol y a quien se considera padrino de los neoconservadores, consideró que la separación entre Iglesia y Estado fue el peor error de los fundadores de Estados Unidos.

Desde una óptica neoconservadora, ”la sociedad secular es lo peor, pues conduce al individualismo, al liberalismo y al relativismo, que alientan el disenso y debilitan la capacidad de lidiar con amenazas externas” y la posibilidad de ”manipular” a las ”masas”, indicó Drury.

Las ideas del filósofo británico Thomas Hobbes (1588-1679) son una fuerte influencia en Strauss. Al igual que Hobbes, el filósofo germano-estadounidense creía que la agresividad natural del ser humano podría restringirse sólo mediante el poder estatal basado sobre el nacionalismo.

”Este gobierno podría establecerse sólo cuando las personas están unidas, y deberán unirse contra otras personas. Strauss creía que el orden político sólo podría ser estable si está unido por una amenaza externa”, según Drury.

La experta consideró en su libro que, si Strauss hubiera vivido para presenciar el colapso de la Unión Soviética en 1991, ”se habría preocupado profundamente, pues la caída de ese perverso imperio amenazaba la estabilidad interna de Estados Unidos”.

”Según Strauss, se debe luchar todo el tiempo. Es muy espartano. La paz lleva a la decadencia. Los straussianos creen en la guerra perpetua, no en la paz perpetua”, agregó.

Otros straussianos cercanos al gobierno de Bush son el ex presidente de los asesores políticos del Departamento (ministerio) de Defensa, Richard Perle, su colaborador Abram Shulsky, y el responsable de Inteligencia del Pentágono Stephen Cambone.

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