El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, redujo su participación en la cumbre del Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo (G-8), que comenzará este domingo en la oriental ciudad francesa de Evian, para castigar a Francia por negarse a apoyar la invasión a Iraq.
El presidente estadounidense George W. Bush asistirá sólo a la mitad de las deliberaciones en la cumbre, este domingo y el lunes de mañana, y abandonará Evian antes de la clausura oficial, prevista para este martes.
La explicación oficial es que el mandatario debe estar presente en las negociaciones de paz en Medio Oriente que se desarrollarán en Sharm el-Sheikh, Egipto, y en Akaba, Jordania. Chirac aseguró en un comunicado ”comprender absolutamente” las razones presentadas por el gobierno estadounidense.
”Las excusas de Bush son buenas. ¿Quién se atrevería a reprocharle por hacer frente finalmente al conflicto en Medio Oriente, al cual ignoró por tanto tiempo?”, dijo el experto en asuntos diplomáticos del diario francés Liberation, Pascal Riche.
Bush está actuando como ”soldado ocupante” que hace lo que quiere en terreno extranjero, y ”se asegurará” en Evian ”de que todo transcurra según sus deseos”, agregó Riche.
”Cuando se trata de tomar decisiones, Bush se comporta más como un GI que como un G-8”, ironizó el experto. ”GI” es el código utilizado en Estados Unidos para aludir a un soldado de infantería.
Pero, entrevistado el jueves por la televisión francesa, Bush minimizó las diferencias. ”Puedo entender por qué algunos no estuvieron de acuerdo con nuestra política en Iraq, pero ahora es tiempo de mirar hacia adelante”, afirmó.
”No estoy enojado. Yo y el pueblo estadounidense estamos desilusionados” porque Francia no apoyó el plan de invasión a Iraq, agregó Bush. Pero cuando se le preguntó si perdonaría a París por esa actitud, contestó: ”Seguro.”
En la misma entrevista, el presidente estadounidense aplaudió las acciones francesas en la guerra contra el terrorismo, en especial en materia de inteligencia.
Chirac, en su carácter de anfitrión de la cumbre, invitó a jefes de gobierno de 12 países de Africa, Asia y América Latina, así como a directivos de instituciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE), el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Entre los gobernantes invitados figuran los de importantes economías del mundo en desarrollo, como los de Brasil, India, México y Malasia, así como los de Argelia, Egipto, Nigeria, Senegal y Sudáfrica, en representación de la Nueva Sociedad para el Desarrollo de Africa (NEPAD), programa de la Unión Africana que requiere de asistencia internacional.
Se trata de un gesto inusual. En general, a las cumbres del G-8 solo asisten los jefes de gobierno de los países del grupo (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia).
Las invitaciones formuladas por Chirac reflejan su política de alentar el multilateralismo, en oposición al unilateralismo de Estados Unidos.
Esa posición llevó al presidente francés, en su momento, a oponerse a la decisión de Bush y del primer ministro británico Tony Blair de invadir Iraq con el supuesto objetivo de obligar a ese país a desembarazarse de las armas de destrucción masiva que, según ellos, poseía.
Chirac había afirmado que mecanismos pacíficos, como una inspección de los arsenales iraquíes a cargo de la ONU, habrían bastado para desarmar a Iraq y para contener cualquier amenaza militar del régimen de Saddam Hussein.
El gobierno estadounidense enfrió las relaciones diplomáticas, militares y comerciales con Francia a través de diversos gestos.
Washington redujo su participación en la feria comercial aeronáutica del mes próximo en París, no invitó a Francia a las conversaciones sobre comunicaciones por satélite y bloqueó todas las iniciativas del gobierno de Chirac para ampliar la agenda de la cumbre de Evian.
Francia debió minimizar el Plan de Acción para la Salud que se disponía a presentar en Evian por presiones de Estados Unidos.
Sin embargo, París apoyó este mes en el Consejo de Seguridad de la ONU la propuesta estadounidense de levantar las sanciones internacionales contra Iraq, a pesar de que el canciller francés Dominique de Villepin había manifestado su rechazo a la iniciativa.
De Villepin advirtió que la propuesta estadounidense consagraba la impunidad de las fuerzas estadounidenses ocupantes en Iraq y permitía malos manejos en la explotación del petróleo de ese país.
El canciller francés argumentó también que los inspectores de desarme de la ONU debían certificar que Iraq no poseía armas de destrucción masiva antes de que el Consejo de Seguridad aprobara el fin de las sanciones. Al final, Francia apoyó la propuesta de Washington.
Pero Estados Unidos no responde a esos gestos, ni a los de Alemania, que también se opuso a los planes de invasión. Bush, por ejemplo, se negó a reunirse en privado con el canciller (jefe de gobierno) alemán Gerhard Schroeder.
Pero no podrá hacer lo mismo con Chirac en Evian: eso sería una afrenta diplomática sin precedentes. El presidente estadounidense asistirá a la conferencia en la que participarán sus pares africanos, asiáticos y latinoamericanos. Pero poco después se tomará un avión hacia Medio Oriente. (