La multinacional de energía Enron hizo que Washington presionara a distintos países en desarrollo para obtener concesiones y resolver los problemas de inversión de la empresa, según documentos dados a conocer por el Departamento del Tesoro.
Enron, que quebró a fines de 2001 en medio de un escándalo financiero, exhortaba agresiva y regularmente a funcionarios del Tesoro, el Departamento de Estado (cancillería) y la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos a reunirse con representantes de gobiernos extranjeros y del Banco Mundial y resolver a favor de la firma las disputas con esos gobiernos.
La compañía estadounidense no pagó impuestos en los 15 años anteriores a su bancarrota pese a obtener ganancias anuales de miles de millones de dólares, y al quebrar tenía una deuda multimillonaria y numerosas acusaciones de fraude contable.
Los incidentes de presión a funcionarios de gobierno se relacionan con las actividades de las filiales de Enron en Argentina, India, Nigeria, República Dominicana y Turquía, según los documentos del Tesoro obtenidos por grupos de consumidores en virtud de la Ley de Libertad de Información.
Países como Argentina, India y Mozambique se habían quejado largamente de que Enron utilizaba a las embajadas de Estados Unidos o directamente a funcionarios de Washington para que les aplicaran presión si ciertas disputas no se resolvían a su entera satisfacción.
Los documentos publicados, aunque censurados, constituyen la primera prueba concreta de cómo la controvertida empresa logró superar a sus rivales en el uso de su influencia en Washington.
Lo que distingue a Enron es que siempre estuvo dispuesta a llevar las cosas un poco más allá que las demás empresas, comentó Tyson Slocum, director de investigaciones de Public Citizen, un grupo estadounidense de defensa del consumidor.
Enron, por sus dimensiones, tenía una enorme influencia política que le brindaba un acceso que otras compañías no siempre tenían. Simplemente llevó su influencia más allá que sus competidoras, dijo Slocum a IPS.
En India, por ejemplo, altos funcionarios de Washington presionaron a sus pares indios para que resolvieran una disputa sobre la central de energía de Dabhol a favor de Enron, según los documentos.
Funcionarios del Tesoro, del Departamento de Estado y aun del Consejo de Seguridad Nacional intervinieron para resolver los problemas relacionados con el proyecto de 3.000 millones de dólares a favor de la firma estadounidense.
India consideraba en primer lugar que el proyecto no era viable, y a demás que Enron pretendía cobrar tarifas al menos tres veces superiores que en el resto del país.
Pero en las negociaciones entre India y Enron, el objetivo era desviar la discusión de si el proyecto (de Dabhol) se ajustaba al contrato o no, reconoció Geetha Rao, de la oficina del Departamento del Tesoro para asuntos de India, en una carta a la que IPS tuvo acceso.
Otro documento sugería que el mensaje del entonces secretario del Tesoro Paul O'Neill en una visita a India debía ser que, sin una rápida resolución de la disputa de Enron, la relación financiera entre Estados Unidos e India saldría perjudicada.
Además, en 2001 la empresa hizo campaña para que Estados Unidos ejerciera su influencia en el Banco Mundial y persuadiera a la institución financiera, que sujeta sus créditos a condiciones de política económica, de intervenir en las políticas de Turquía para proteger las inversiones de Enron.
Un funcionario del Banco Mundial reveló a IPS el jueves que las tácticas de presión de la empresa no funcionaron y que la institución restringió de todos modos sus garantías para proyectos del sector energético.
De manera similar, en 2001 Enron procuró la ayuda de funcionarios que manejaban la política exterior de Estados Unidos hacia Argentina para que resolvieran un conflicto con ese país por una inversión de 500 millones de dólares de Asurix, la filial de servicios hídricos de Enron, reveló otro documento.
La empresa estadounidense se había quejado de que las autoridades argentinas no permitían que Asurix cobrara las altas tarifas previstas en el contrato por sus servicios. Finalmente, Argentina aceptó el proyecto.
Estos documentos explican cómo Enron utilizó su dinero y sus conexiones para distorsionar las políticas gubernamentales de modo de poder estafar libremente a los consumidores, señaló Slocum.
Activistas y grupos de vigilancia han criticado por mucho tiempo las conexiones entre las grandes empresas y los sucesivos gobiernos de Estados Unidos, en general establecidas a través de generosas contribuciones financieras a las campañas electorales.
Entre 1989 y 2002, Enron y sus empleados obsequiaron casi seis millones de dólares a candidatos federales y partidos políticos, afirmó el Centre for Responsive Politics, de Washington, que analiza documentos de las elecciones federales.
Tres cuartos de los candidatos pertenecían al Partido Republicano del presidente George W. Bush.
Enron fue un importante contribuyente de la campaña electoral de Bush y el vicepresidente Dick Cheney. Además, al menos 15 altos funcionarios de gobierno poseían acciones de la compañía en 2001.
Esta estrechez de relaciones entre el gobierno y ejecutivos de empresas deja a los consumidores en desventaja, en particular en países en desarrollo indefensos, señalaron activistas.
Este es el tipo de conducta empresarial que organizaciones como la nuestra intentan cambiar, dijo Nadia Martínez, del Instituto de Estudios Políticos, de Washington.