Cada vez menos personas en India están interesadas en aprender khattat, la caligrafía tradicional del urdu, el árabe y el parsi, ante el avance de los programas de computación que simplifican el trabajo para las editoriales.
Los artistas de la caligrafía ya no encuentran trabajo y se dedican a hacer tarjetas de bodas o, en ciertos casos, realizar togras, inscripciones de versos coránicos con caligrafía artística en paredes.
Publicar un libro con caligrafía tradicional manual cuesta 100 dólares, y hacerlo por computadora sólo 20. Nadie va a gastar dinero o tiempo para mantener la tradición, dijo el periodista Nafiz Ahmed, responsable del servicio en urdu de la agencia de noticias india UNI.
Ahmed recordó que la caligrafía urdu era objeto de orgullo para muchos indios hace apenas una generación.
Hermosas muestras de caligrafía urdu se aprecian en los mármoles del famoso mausoleo Taj Mahal, construido alrededor de 1630 en Agra, a las afueras de Nueva Delhi, por orden del emperador mongol Sha Yahan, en memoria de su esposa Muntaz Mahal.
También se pueden encontrar escritos urdu en otros grandes monumentos en India y Pakistán, donde el urdu es una de las lenguas oficiales.
Muchas inscripciones históricas, manuscritos, monumentos, joyas, armas y telas tienen una hermosa y compleja caligrafía tradicional.
El arte de la caligrafía nació en el periodo preislámico, donde cada reino tenía su propio estilo. Cuando la fe musulmana llegó a Asia meridional, en el siglo XII, permaneció como una forma artística alternativa a las imágenes, rechazadas por el Islam.
Abdul Huq Amanat Khan, el arquitecto del Taj Mahal, es recordado como uno de los más grandes artistas de caligrafía de todos los tiempos.
La caligrafía es como un vestido hermoso que puede cambiar por completo la personalidad, afirmó el profesor de caligrafía Waseem Ahmed, de la Academia Urdu de Nueva Delhi, quien, sin embargo, admitió que el khattat está muriendo.
Ante los programas de computación, de fácil acceso para la mayoría de las editoriales y a muy bajos costos, la mayoría de los expertos en caligrafía han perdido sus trabajos.
Antes, cualquiera podía aprender caligrafía y conseguir un trabajo en una editorial. Pero con los programas de computación, nadie puede pensar en hacer dinero de esa manera, afirmó Waseem Ahmed.
India ostenta una acendrada tradición en caligrafía árabe, persa y urdu. Hay al menos 30 estilos diferentes de caligrafía.
El urdu es hablado por 12 millones de personas en el septentrional estado de Uttar Pradesh, por 850.000 en el oriental de Bihar, por 570.000 en el occidental de Maharasthra y por 550.000 en el meridional Andhra Pradesh, según un censo de 2001.
Pero el arte de la caligrafía va muriendo porque cada vez menos gente se interesa en el urdu, muy asociado con el Islam en Asia meridional y con elementos del persa, el árabe y el sánscrito.
Sólo entre 300 y 400 libros en urdu se editan cada año en India. Los niños no quieren saber nada del urdu, mucho menos de la caligrafía. Se necesita mucha dedicación y paciencia para aprenderla. Escribir una página toma al menos tres horas, explicó Waseem Ahmed.
A la joven Saba Zaidi le costó mucho tiempo encontrar una escuela en la que pudiera aprender el arte. Antes de ingresar a la Academia Urdu, había intentado ser autodidacta, pero no lo logró.
Con los libros solo podía aprender las reglas de la caligrafía. Nunca entendí la estética. La caligrafía es un arte donde ni las reglas ni la estética pueden ser ignoradas, explicó.
Pocos aprenden caligrafía ahora, algunos para enseñarlas en las madrasas, o escuelas islámicas, o para sus propios intereses artísticos.
Según Aslam, sólo hay cuatro expertos en caligrafía urdu en Nueva Delhi y 15 en todo el país, de más de 1.000 millones de habitantes.
El gobierno indio creó el Consejo Nacional para la Promoción de la Lengua Urdu (NCPUL) para promover el arte de la caligrafía y evitar su desaparición.
El NCPUL abrió 125 centros de capacitación para la caligrafía urdu computarizada. Hasta ahora se han entregado 11.000 diplomas.
Los programas de promoción del urdu requieren una inversión de 1,2 millones de dólares anuales, según el NCPUL.
Waseem Ahmed dijo dudar de que estos centros enseñen la caligrafía con la disciplina de las características artísticas tradicionales. (