La heroína de la lucha contra la segregación racial en Sudáfrica Winnie Madikizela-Mandela fue condenada a cinco años de prisión por fraude y robo, pero es improbable que esta sentencia reduzca su popularidad.
Ex esposa del ex presidente y premio Nobel de la Paz Nelson Mandela, Madikizela-Mandela, de 65 años, quedó libre bajo fianza mientras se procesa la apelación, y es posible que sólo pase ocho meses en la cárcel o que su pena se limite a realizar servicios comunitarios.
El propio fiscal Jan Ferreira tuvo palabras de elogio a la trayectoria de la dirigente. Deben considerarse las dificultades que sufrió y continúa sufriendo. Fue proscripta, torturada, y su esposo estuvo preso, dijo el magistrado, en referencia a Mandela, 27 años encarcelado.
Desafortunadamente, en algún punto algo se salió de su cauce. Ella comenzó a actuar como si estuviera por encima de la ley. No mostró respeto por las instituciones del Estado, incluido el parlamento, agregó Ferreira. La condena se refiere a 43 casos de fraude y 25 de robo.
Madikizela-Mandela insiste en que es inocente, pero anunció poco después de conocida la sentencia que, por prudencia, renunciará a su escaño parlamentario, a su cargo en el comité ejecutivo del gobernante Congreso Nacional Africano (CNA) y al liderazgo de la Liga Femenina del partido.
He fortalecido durante el juicio mi aprecio por el apoyo que continúo disfrutando de mis compatriotas. Su lealtad fue inquebrantable, sostuvo la dirigente.
La popularidad personal de Madikizela-Mandela, en especial entre las capas más pobres de la población, sobrevivió a su divorcio de Mandela en 1996, y a su condena por haber participado en el secuestro de un activista antiapartheid de 14 años en 1992.
El adolescente fue muerto por guardaespaldas de la dirigente — un grupo denominado Mandela Football Club—, pero la sanción contra Madikizela-Mandela se redujo, a la postre, a una multa. Uno de los custodias fue condenado por homicidio.
Además, Madikizela-Mandela tuvo reiterados conflictos dentro el Congreso Nacional Africano, organización que desde la clandestinidad logró en 1994 el fin del apartheid, régimen de segregación racial institucionalizada contra la mayoría negra de Sudáfrica.
La dirigente fue acusada de abuso de funciones en varias ocasiones, y fue cesada por esa razón del puesto de viceministra de Cultura y Artes en el primer gobierno post-apartheid.
Hace dos años, el presidente Thabo Mbeki la desairó en un acto del Congreso Nacional Africano, cuando se negó a saludarla delante de la multitud que colmaba un estadio deportivo y ante las cámaras de la televisión nacional.
Madikizela-Mandela fue hallada culpable este viernes de integrar un esquema para cometer fraude contra un banco y una compañía de seguros.
Su corredor de inversiones, Addy Moolman, entregó solicitudes de crédito de terceros con información falsa al Banco Saambou y a la firma inversora Imstud, según la sentencia.
Las cartas eran acompañadas por cartas escritas de puño y letra por Madikizela-Mandela en hojas con el membrete de la Liga Femenina del Congreso Nacional Africano, según las cuales los solicitantes trabajaban para la organización, un dato que, de hecho, era falso.
El dinero que Madikizela-Mandela recibió de este esquema sirvió para pagar el salario de un empleado.
Tanto la dirigente como Moolman fueron condenados, y ambos debieron apelar sus sentencias y presentar una fianza de unos 1.334 dólares para permanecer en libertad.
La vida de Madikizela-Mandela tuvo sus altibajos. Su fortaleza y su persistente militancia contra el apartheid llevaron a muchos a considerarla Madre de la Patria. La dirigente mantiene su popularidad, y nada sugiere que esta última condena penal cambie eso. (