SALUD-CHINA: Neumonía atípica expone abandono del campo

La epidemia de neumonía atípica puso en evidencia el atraso del sistema de salud rural en China y podría convertirse en el detonante de las tensiones sociales latentes en la población campesina del país más poblado del mundo.

El impresionante crecimiento económico nacional de los últimos años dejó atrás a cientos de millones de campesinos que no disponen siquiera de la atención preventiva básica que tenían en épocas anteriores del régimen comunista.

Así, el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS), también conocido como neumonía atípica o asiática, se convirtió en el dolor de cabeza de la nueva generación de gobernantes, que prometieron en marzo al asumir sus cargos dedicar su energía a ayudar a los pobres y marginados.

Los nuevos líderes no imaginaban que una epidemia pronto pondría en dificultades el cumplimiento de ese compromiso, al extenderse rápidamente por varias regiones de China desde la meridional provincia de Guangdong, donde se cree se originó la enfermedad.

China registra cerca de la mitad de todos los casos de SRAS reportados en todo el mundo.

Después que el gobierno dejó de ser el principal proveedor de servicios de salud a comienzos de los años 80, cuando las reformas de libre mercado se pusieron en marcha, los servicios más afectados fueron los de prevención, vigilancia de enfermedades y control médico.

En el ámbito rural, el colapso del sistema era un desastre a la espera de ocurrir, dado que los campesinos constituyen más de 70 por ciento de los 1.300 millones de habitantes del país, pero reciben apenas 20 por ciento de los fondos de salud pública.

Mientras, el SRAS amenaza con convertirse en una pandemia mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta el jueves se había registrado en 27 países un total de 3.389 casos, 165 de ellos fatales.

China reportó 1.457 casos, y Hong Kong, una Región Administrativa Especial china, 1.297. Pero el número de casos informado por Beijing aumentará sustancialmente, en respuesta a reiteradas críticas de la OMS a las autoridades chinas por ocultar información sobre la epidemia.

El gobierno chino aceptó modificar el método de definición de pacientes con síntomas de SRAS, informó este viernes James Maguire, miembro del equipo investigador de la OMS en China, a la agencia de noticias Reuters.

Fuera de Guangdong, Beijing y Shangai, el SRAS se extendió a las meridionales provincias de Guangxi y Hunan, a la occidental Sichuan y a la septentrional Shanxi.

Otras dos provincias alejadas del foco original, Mongolia Interior y Ningxia, también reportaron brotes esta semana.

El equipo de la OMS determinó la ”urgente necesidad de aumentar la vigilancia en el interior para prevenir nuevos brotes en áreas rurales”.

”El equipo observó que muchas de las provincias más pobres de China no disponen de recursos, instalaciones ni equipos adecuados para hacer frente a la epidemia de SRAS, y subrayó que la capacidad de Guangdong es excepcional en comparación con las otras provincias”, dice un informe del organismo internacional.

Los hospitales de Guangdong, una de las provincias costeras más ricas de China, se cuentan entre los más modernos del país, pero de todas formas están bajo una enorme presión debido a la epidemia.

Expertos de la OMS admitieron que poseen muy escasa información sobre el grado de preparación y la propagación de la epidemia en la mayor parte del territorio chino.

”No sabemos bien lo que ocurre fuera de Guangdong”, reconoció David Heymann, director del departamento de enfermedades transmisibles de la OMS.

Los expertos temen que, fuera del control del gobierno central, los hospitales de algunas regiones rechacen a pacientes con neumonía atípica que no puedan pagarse el tratamiento.

”Ningún hospital debe negar tratamiento a personas infectadas con SRAS”, tituló esta semana el diario Beijing Youth Daily en su portada.

En reflejo del temor por el manejo de la crisis por parte de las provincias pobres, el presidente Hu Jintao advirtió que la epidemia de SRAS, mal manejada, podría poner en peligro no sólo la estabilidad social sino el desarrollo económico nacional.

La reunión de emergencia del Comité Permanente del Politburó del gobernante Partido Comunista, el jueves, siguió a otras dos reuniones relacionadas con el SRAS, convocadas por el primer ministro Wen Jiabao.

De este modo, la neumonía atípica y su impacto sobre el futuro nacional se convirtieron en el más formidable desafío para los nuevos líderes, que asumieron sus cargos formalmente en marzo.

Los gobernantes tienen poderosas razones para preocuparse, dado el marcado contraste en el acceso a servicios de salud entre las áreas costeras y urbanas por un lado y el interior rural por otro.

Esta semana, Beijing destinó 18 hospitales más al tratamiento de enfermedades infecciosas, para que traten a pacientes de SRAS. La medida no tiene sentido si se tiene en cuenta que, según las estadísticas oficiales, sólo 37 personas han sido afectadas por la enfermedad en la capital, y cuatro de ellas murieron.

Sin embargo, la OMS estimó que hay al menos 200 casos en el área de Beijing.

Aunque las autoridades hayan subinformado los datos de la epidemia, la preparación de la capital para situaciones de emergencia refleja la creciente disparidad campo-ciudad en cuanto a la atención de la salud.

El colapso de las comunidades rurales de China a fines de los años 70 y principios de los 80 puso fin a la era de la salud preventiva y el tratamiento médico universal.

Bajo el antiguo sistema colectivo, 90 por ciento de la población rural disponía de servicios médicos gratuitos. Actualmente, en cambio, apenas 10 por ciento de los residentes rurales poseen seguro de salud, lo que deja a 700 millones de chinos sin cobertura alguna, a menos que la paguen de su propio bolsillo.

El gobierno central abandonó de hecho toda responsabilidad por la atención de la salud en las áreas rurales y la dejó en manos de las autoridades locales, pero muchas regiones pobres no pudieron financiar sus propios programas de salud pública.

Por lo tanto, las clínicas rurales cobran los medicamentos, los inyectables y otros servicios, porque los fondos que reciben de los gobiernos locales no les alcanzan.

El abandono de los servicios preventivos en favor de tratamientos curativos, más rentables, provocó un marcado aumento de las enfermedades infecciosas.

Sólo el tétanos neonatal mata a más de 200.000 niños chinos cada año, mientras la hepatitis, la tuberculosis y el sida se propagan rápidamente.

El SRAS se convirtió en la última amenaza a la salud de la abandonada población rural.

Y aunque el primer ministro Wen admitió que la situación es ”grave” y el movimiento de personas facilita la propagación de la enfermedad, el gobierno alienta a la población a viajar y gastar en la ”semana dorada” del Día de los Trabajadores, el 1 de mayo.

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